El hombre que abofeteó a Macron estará en la cárcel al menos cuatro meses
Macron, que no ha modificado su agenda tras la agresión, ha llamado a «relativizar» sin «banalizar» lo ocurrido
Macron, que no ha modificado su agenda tras la agresión, ha llamado a «relativizar» sin «banalizar» lo ocurrido
El hombre detenido por abofetear al presidente de Francia, Emmanuel Macron, esta misma semana, ha sido condenado este jueves a 18 meses de cárcel, de los cuales pasará entre rejas al menos cuatro, a pesar de que el mandatario había decidido no presentar denuncia alguna por estos hechos.
Damien Tarel, de 28 años, fue detenido inmediatamente después de que agrediese a Macron ante las cámaras durante un acto electoral el martes en la provincia de Drome. Este jueves, ha respondido ante la Justicia por «violencia sin incapacidad sobre persona depositaria de la autoridad pública», según la Fiscalía.
El Ministerio Público pedía contra él una pena de año y seis meses de cárcel y así ha sido, si bien esta condena incluye matices, ya que la mayor parte podrá cumplirla en libertad, con ciertas condiciones que estarán en vigor durante dos años. No obstante, según BFMTV, Tarel entrará inmediatamente en prisión.
Asimismo, no podrá portar armas en el próximo lustro ni podrá ejercer su derecho al voto ni aspirar a cargo público durante un plazo de tres años, lo que supone admitir también en este aspecto parcialmente las peticiones del Ministerio Público. Para el fiscal, se trata de un acto «totalmente inadmisible» por parte del acusado.
Macron, que no ha modificado su agenda tras la agresión, ha llamado a «relativizar» sin «banalizar» lo ocurrido. En este sentido, ha tachado de «imbécil» y «violento» el acto en sí, pero en una entrevista televisada ha tratado de centrarse en otros aspectos de la vida política gala, por ejemplo en la progresiva vuelta a la normalidad tras la pandemia.
El mandatario no presentó denuncia contra su agresor, algo que este jueves ha justificado asegurando que la Justicia se hizo cargo del caso «de inmediato» y que era mejor que «siguiera su curso» y sin que interviniese él personalmente.