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La hipocresía que rodea a Afganistán

Ahora que ya han pasado seis días de la caída de Kabul y la República Islámica de Afganistán, sustituida por la segunda edición del Emirato Islámico de Afganistán, debemos hacernos preguntas, muchas preguntas..

La hipocresía que rodea a Afganistán

Ahora que ya han pasado seis días de la caída de Kabul y la República Islámica de Afganistán, sustituida por la segunda edición del Emirato Islámico de Afganistán, debemos hacernos preguntas, muchas preguntas.

En primer lugar lo que caía de los aviones que salían de Kabul era la hegemonía estadounidense en el país que augura el fin de la «Guerra Global contra el Terrorismo» que se ha sufrido en todo el mundo desde 2001; sin embargo Estados Unidos debía irse de Afganistán porque la situación no progresaba.

La República Islámica de Afganistán fue siempre humo, era una élite urbana a la sombra de Estados Unidos que mordían sus generosas regalías y sus suculentas ayudas. 145.000 millones de dólares en veinte años que no han servido para nada. El gobierno afgano no reformó la educación, ni la sanidad, ni las infraestructuras, ni se dedicó a combatir a los talibanes en profundidad. Los gobiernos de Karzai y Ghani se dedicaron a gobernar ínsulas urbanas en las capitales de provincia ¿el resto? Emirato.

De hecho la desbandada de todos los líderes afganos deja de manifiesto que sentían que no estaban lo suficientemente legitimados. Todos los analistas (yo incluido) vaticinábamos un retorno al 1996 con un Emirato Islámico en los dos tercios norte y sur y una Alianza del Norte sosteniendo una independencia de facto y una guerra de posiciones contra las escaramuzas talibanes… pues no.

Dostum, el gran señor de la guerra uzbeko que colideraba la Alianza del Norte con el asesinado Ahmad Sha Masud desapareció para reaparecer horas más tarde en Taskent mientras el ejército afgano del norte huía en desbandada y Mazar i Shariff caía horas antes que Kabul.

De repente vimos la entrada incruenta de los talibanes en estas ciudades, la huida de miles de personas al aeropuerto con las terribles imágenes que hemos visto una y otra vez por las redes sociales pero, en paralelo, no había enfrentamientos contra los talibanes. La sociedad afgana en general ha aceptado su suerte.

Tal es así que estos nuevos talibanes permiten trabajar a la mujer (en Tolo TV una presentadora con hijab entrevistó a un portavoz talibán, impensable en el régimen talibán de 1996-2001), y Abdul Ghani Baradar aseguró la amnistía a los que combatieron o colaboraron con el anterior gobierno.

La situación no es tan caótica como parece porque junto a la desbandada occidental protagonizada principalmente por Estados Unidos y sus aliados (España incluida), Rusia y China se quedaban y seguían trabajando, los países de Asia Central negocian con los talibanes la situación fronteriza y tantean el terreno, Qatar, Arabia y Pakistán también están en Kabul.

En definitiva, hechos consumados y realpolitik. Sin embargo en Occidente (detesto la palabra y el concepto occidental pero para que se me entienda) no hemos aprendido la lección. La prensa y los periodistas y analistas para todo, que lo mismo te comentan la caída de Kabul como los quehaceres del hijo de la Pantoja, comentan las medidas del gobierno, sucesos y la salida de Messi del Barcelona ahora se dedican a la luz de las horribles imágenes de la desesperación de muchos afganos a vociferar.

Muchos de ellos tienen el centro de percepción totalmente desviado. Hablan de las mujeres afganas, el burka o que se les cortará los dedos si llevan las uñas pintadas o hablan de los gays afganos, aplican la visión de colectivos a una sociedad no responde ante esos estímulos ¿por qué?, para vender el producto que cosechan, toda oportunidad es siempre una buena oportunidad y sobre todo si está de moda, mejor.

Lo cierto es que en sus palabras pareciera que un Emirato Talibán fuera un infierno solo para la mujer o los gays, porque claro… talibán sigue la «masculinidad tóxica», pues bien, el Emirato Islámico de Afganistán es un infierno para mujeres, niñas (si te toca el Bacha Posh, vas mal), para niños y para hombres. ¿Sabían ustedes que los talibanes cortaban la nariz a los hombres que no se dejaran la barba hasta el pecho aproximadamente?

Cuando hablan del colectivo femenino, gay, etc. de Afganistán están obviando por completo la realidad de la situación y hacen gala de su profunda ignorancia debido a que, en realidad, lo que se verá trastocado en ese país es la sociedad en su conjunto. En Occidente: por la paz, la riqueza, la comodidad social y las oportunidades que tenemos podemos pararnos en repensar identidades inexistentes pero un afgano no tiene tiempo ni ganas de eso. El afgano (o para que se me entienda mejor: el afgane) cuando sale de su casa piensa si ese año la cosecha va a ir bien, si cuando salga en coche no le van a tirotear desde la cuneta un comando de talibanes, DAESH, Al Qaeda o vaya usted a saber qué, piensa en si ese día cuando esté en el mercado va a morir por una bomba…

Piensa en si su hijo será secuestrado o reclutado o su hija secuestrada y violada, sueña en una mejor educación pero sobre todo siempre está dispuesto a defender su terruño con el resto de su tribu frente a quién se atreva a poner un pie ahí sin invitación y eso va por todos, ya sean de otras tribus afganas, soviéticos, estadounidenses o chinos, les da igual.

Su identidad es esa: Islam, su tribu y sus costumbres. Sesenta años han intentado cambiar el país y nadie ha podido: ni el Sha de Afganistán con sus reformas modernizadoras, ni Mohamed Daud Khan con su nacionalismo republicado, ni tras la revolución de Saur con el socialismo de más pura cepa soviética, ni los estadounidenses con su postmodernismo Burguer King y Coca Cola.

Ya va siendo hora de entender que las guerras no son meros juegos militares, que una guerra implica vidas, dinero y subida de impuestos. Dinero e impuestos que desaparecen en manos de corruptos. A Karzi y Ghani se les debería detener y llevar ante un tribunal internacional por la malversación de los fondos públicos pagados por los bolsillos de los ciudadanos de los países que participaron en la guerra. Dinero que no ha servido para nada porque mientras el embajador de USA salía corriendo al aeropuerto los talibanes estaban ya en el palacio Presidencial y el Presidente en Dusambé (ahora está en los Emiratos Árabes Unidos).

Pero la guerra también cuesta vidas: en España por lo menos nos ha costado 100 militares españoles, dos policías y dos intérpretes nacionalizados. De los soldados 89 pertenecían a la ISAF y 11 a la misión Libertad Duradera y nos quedamos con 86 soldados españoles y un intérprete heridos de diversa consideración.

Lo peor de todo es que la hipocresía lacrimógena de los antes mencionados periodistas y contertulios para todo que se quejaban de que Estados Unidos dejaba tirados a los afganos y que se «debía hacer algo» con el típico tono compungido y de indignación son los mismos que se han tirado veinte años diciendo que teníamos que salir de Afganistán, que era una guerra ilegal, que se habían violado los derechos de los afganos, que la guerra era producto del imperialismo estadounidense para expoliar alguna riqueza que hubiera allí etc.

Esos mismos periodistas que el lunes dieciséis de agosto protestaban son los mismos que se pondrían a gritar Imperialismo, Imperialismo si los aviones occidentales dieran la vuelta rumbo a Kabul a derrocar de nuevo a los talibanes.

Sin embargo, y para ir acabando, realmente el imperialismo nace de ellos porque quieren ir en contra de los deseos del propio pueblo afgano ¿alguien cree que una guerra de veinte años se resuelve en pocos días, con una ofensiva relámpago, con el ejército cambiándose de bando o desertando, con los políticos huyendo y sin prácticamente resistencia, solo con un porcentaje pequeño, en comparación con el total de los afganos si estos no hubieran decidido colectivamente ese destino?

¿Aún no se ha enterado Occidente que nuestra posición histórica y nuestro desarrollo político-social no es el culmen de la historia universal sino un solo desarrollo histórico regional cuyo contexto se circunscribe a nuestra cultura Occidental (que es el Cristianismo desacralizado)?

¿Aún no nos hemos dado cuenta de que existen otros desarrollos históricos, sociales y políticos radicalmente distintos?, ¿Aún no nos hemos dado cuenta de que nuestra mirada de desprecio por encima del hombro hacia esos «atrasados» de los que tanto nos quejamos y queremos ayudar y «modernizar» a nuestra imagen y semejanza se traduce en un fuerte desprecio por su parte al considerar absolutamente degenerada y abominable nuestra civilización y cultura ateas?

¿Aún no nos hemos dado cuenta de que de la misma forma que nosotros no aceptaríamos un Emirato Islámico Talibán afgano en Europa ellos tampoco quieren una democracia institucional occidental ni en su forma más pura ni en la forma de ese engendro a medio camino entre Oriente y Occidente que es la «República Islámica» (de lo que hay mucho que hablar?.

¿No es mejor analizar la situación tomando como eje no nuestra percepción de las cosas (que va a estar absolutamente errada en otros contextos) y empezar a analizar la situación desde el punto de vista de aquellos que viven su cultura?. Porque al final para el afgano medio no ha sido una guerra solo contra soldados, ha sido una guerra por salvar su identidad frente a la injerencia de una cultura externa que quiere salvarlos del abismo, como ya lo intentaron los soviéticos… estos huyeron a través del puente de la amistad con la RSS de Uzbekistán y hoy los estadounidenses despegan desde Kabul mientras decenas de afganos caen al vacío mientras se agarran al fuselaje de sus aviones.

En definitiva, ¿podemos respetar, aunque nos duela, la decisión colectiva de los afganos y entender que tal vez lo mejor para ellos es este emirato que ha puesto fin a una guerra que ha durado desde el 27 de abril de 1978 hasta el 15 de agosto de 2021 (43 años, 3 meses y 18 días)?, ¿podemos respetar que las naciones deseen tirarse por el precipicio si ellos lo desean?. Después de todo otro emirato más en el mundo no cambiará nada, de hecho no es una forma de gobierno detestable ni horrible para Occidente ya que el año que viene celebramos un mundial de fútbol en uno y mucha gente, quizás varios de los que leen ahora mismo el artículo, ha estado de vacaciones en Dubai… un emirato de los Emiratos Árabes Unidos…

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