Los talibanes consideran a China su principal aliado a nivel internacional
«Está lista para invertir en nuestro país y reconstruirlo», declaró el portavoz talibán Zabihullah Mujahid
«Está lista para invertir en nuestro país y reconstruirlo», declaró el portavoz talibán Zabihullah Mujahid
Los talibanes ya tienen claras cuáles serán sus prioridades diplomáticas en los primeros pasos de su nuevo Gobierno: China va a convertirse en su «principal aliado» en la comunidad internacional, tal y como han asegurado los insurgentes durante los últimos días.
Según declaró el portavoz talibán Zabihullah Mujahid, Pekín «está preparada para invertir en y reconstruir» Afganistán. Lo cual supondría un billete de acceso a los mercados globales para el grupo islamista, que necesita resolver los serios problemas económicos que afronta su país de forma urgente.
Los gestos de consideración hacia China ya se han puesto de manifiesto, por ejemplo, a la hora de bendecir su programa de préstamos a otros países para invertir en infraestructuras, One Belt One Road. Una iniciativa que, a pesar de la negación al respecto de las autoridades chinas, siempre ha sido vista como una forma de mantener atados en corto (nunca mejor dicho, ya que ‘belt’ es ‘cinturón’ en inglés) a los distintos países beneficiarios de la misma.
También hay que recordar que una delegación de los talibanes visitó China en julio, con reunión incluida con su ministro de Exteriores. Además, los chinos ni siquiera han llevado a cabo una evacuación del personal de su embajada en Kabul, siendo uno de los pocos países que ha mantenido su presencia institucional en la capital de Afganistán.
Para ser aún más rotundos sobre lo que esperan los talibanes de China, tan sólo hay que leer estas declaraciones de Zabihullah Mujahid en el periódico italiano La Repubblica esta misma semana: «China es nuestro principal socio y para nosotros representa una oportunidad extraordinaria y fundamental, porque está preparada para invertir en nuestro país y reconstruirlo».
Mujahid también aseguró en esa entrevista que las valiosas minas de cobre presentes en Afganistán «se pueden volver a poner en producción y modernizar» gracias a los chinos, «nuestro pasaporte hacia los mercados de todo el mundo».
Esa buena sintonía contrasta con la frialdad imperante hasta la fecha en lo que respecta a los talibanes por parte de otras naciones de enjundia, como Reino Unido. Su titular de Exteriores, Dominic Raab, ya ha dejado claro que los británicos no reconocerán a los talibanes de ninguna manera en el futuro más inmediato.
Esa es la postura imperante en la comunidad internacional a menos que se permita salir del país a los afganos en riesgo, se respeten los derechos humanos, las niñas puedan ir al colegio y se impida que Afganistán se abrace al terrorismo islámico.