EEUU culpa a una «falsa e incendiaria» Rusia de avivar las tensiones en Europa
En un mensaje en redes, el secretario de Estado ha exigido a Moscú que ayude a rebajar la tensión
El presidente Joe Biden durante su llamada con su homólogo ucraniano. | Leah Millis (Reuters)
El Departamento de Estado de Estados Unidos ha acusado a Rusia de reavivar las tensiones en Europa tras el conflicto en la frontera con Ucrania. Los representantes de la Casa Blanca consideran que la responsabilidad de la situación actual se debe al Kremlin y a su uso de una retórica «falsa e incendiaria» que, a su juicio, trata de cargar las responsabilidades sobre Washington.
«Contrariamente a las declaraciones del ministro de Defensa ruso (Serguéi Shoigú), Rusia y sus representantes son responsables de la escalada de tensiones, no Ucrania o Estados Unidos«, ha defendido en redes sociales el portavoz del Departamento, Ned Price. Del mismo modo, Price ha hecho un llamamiento para que el Gobierno ruso dirija sus esfuerzos hacia la reducción de las tensiones y la consecución de una «atmósfera positiva».
Rusia acusa a Estados Unidos de la situación
Las autoridades estadounidenses han respondido de este modo a las acusaciones vertidas este martes por el presidente ruso, Vladimir Putin, en las que responsabiliza al Gobierno de Estados Unidos del actual aumento de la tensión en Europa. «Lo que está sucediendo ahora, la tensión que se está desarrollando en Europa, es su culpa. A cada paso, Rusia se vio obligada a responder de alguna manera«, ha señalado el mandatario ruso en una reunión del Ministerio de Defensa.
De igual modo, Shoigú ha acusado a Washington de haber reforzado su presencia militar cerca de las fronteras rusas con un total de 8.000 efectivos en los países de Europa del Este.
El norte de Europa siente amenazada su calma
En un comunicado conjunto, los países nórdicos han alertado de la «preocupante» actividad rusa en la frontera con Ucrania. Así, han matizado que siguen de forma cercana los eventos que se dan en la zona.
Finlandia, Suecia, Noruega, Dinamarca e Islandia han manifestado que el aumento de las capacidades militares «pueden tener un efecto desestabilizador para la seguridad en la zona».
