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Italia impone el uso de mascarillas en la calle y cierra las discotecas para controlar los contagios por ómicron

El país dirá adiós a las celebraciones de Año Nuevo, porque queda prohibida hasta el 31 de enero toda fiesta que pueda degenerar en aglomeraciones en las calles y plazas del país

Italia impone el uso de mascarillas en la calle y cierra las discotecas para controlar los contagios por ómicron

El país dirá adiós a las celebraciones de Año Nuevo, porque queda prohibida hasta el 31 de enero toda fiesta que pueda degenerar en aglomeraciones en las calles y plazas del país

El Gobierno italiano decidió este jueves recuperar el uso obligatorio de la mascarilla en espacios abiertos y cerrar las discotecas para tratar de contener la nueva oleada de la pandemia, insuflada por la cepa ómicron, que amenaza con desbordar la Navidad.

El primer ministro, Mario Draghi, esperó hasta el último momento para tomar una decisión pero, finalmente, este jueves convocó a sus asesores científicos para pensar medidas contra la pandemia y luego al Consejo de Ministros para aprobarlas.

El resultado fue el bautizado como «Decreto Festividad», una ristra de restricciones y disposiciones para cortar la circulación del virus en situaciones de ocio o asueto, conscientes de que la Navidad, sus reuniones y comilonas, no ayudarán en esta batalla.

«Nos encontramos ante una variante que dobla el número de sujetos infectados y con una contagiosidad marcadamente superior a lo que habíamos aprendido», avisó en rueda de prensa el científico Franco Locatelli, junto al ministro de Sanidad, Roberto Speranza.

Italia se pone la mascarilla de nuevo

En primer lugar se decidió imponer la mascarilla al aire libre en todo el país independientemente de la categoría de riesgo de cada región y además se reforzará en cines, teatros, eventos deportivos y en los medios de transporte, donde habrá que usar la FFP2.

Asimismo, Italia dirá adiós a las grandes celebraciones de Año Nuevo, porque queda prohibida hasta el 31 de enero toda fiesta que pueda degenerar en aglomeraciones en las calles y plazas del país, y se cerrarán las discotecas, salas de bailes y locales del estilo.

A partir del 1 de febrero de 2022, el certificado sanitario que demuestra la vacunación tendrá una validez más breve, de seis meses y no de nueve como hasta ahora.

Y la dosis de refuerzo llegará antes, pues el Ministerio de Sanidad, una vez obtenga el beneplácito de sus técnicos, seguramente mañana, obligará a que su inyección sea cuatro meses después de que se haya completado la pauta y no cinco como en la actualidad.

El decreto del Gobierno prolonga asimismo hasta el 31 de enero la obligación de presentar la versión «reforzada» del certificado sanitario, es decir, solo otorgado a vacunados o curados, para entrar a bares y restaurantes y para consumir en la barra.

Este tipo de pase será un requisito para entrar también en museos, parques temáticos, centros recreativos, salas de juego o bingos.

Y además se prohíbe comer o beber en espacios cerrados del ocio como los cines, teatros o eventos deportivos, una medida dirigida evidentemente a evitar un nuevo cierre de estos lugares, de los que más han sufrido a lo largo de la emergencia sanitaria.

Lo que finalmente no se consensuó, aunque se barajó, fue la vacuna obligatoria a todo el personal de la Administración Pública, como ya ocurre en otras categorías como los médicos, los profesores, el personal administrativo de escuelas o policías y militares.

Un récord de contagios

Las nuevas medidas del Gobierno llegan el mismo día en el que se registró el mayor número de contagios desde que se desatara la crisis en febrero de 2020: 44.595 nuevas infecciones en las últimas veinticuatro horas, según datos del Ministerio de Sanidad.

Se trata de un récord que no se vislumbraba desde los 40.902 contagios del 13 de noviembre de 2020. Aunque a decir verdad algo ha cambiado desde entonces, pues el número de muertos es tres veces inferior: hoy 168, mientras que aquel día ascendieron a 550.

No obstante, a la hora de hacer comparaciones temporales, es preciso subrayar que hace un año se hacían muchas menos pruebas que en la actualidad (254.000 frente a las más de 901.000 de hoy), y ya se sabe que cuanto más se busca al virus, más se le encuentra.

El ministro Speranza declaró que se trata de una estrategia de «prudencia» para tratar de contener esta situación, aunque Italia tenga por el momento menos contagios que otros países de su entorno, como Francia, España o Reino Unido.

En cualquier caso en esta tendencia presumiblemente algo tiene que ver la variante ómicron, que en Italia ya representa el 28% de los casos secuenciados, según datos del Instituto Superior de Sanidad.

«Aunque los datos son preliminares, esta estimación confirma la gran velocidad de difusión de la cepa, que parece que genera focos muy extendidos en poco tiempo y pronto será la mayoritaria como en el resto de Europa», sostuvo su presidente, Silvio Brusaferro.

Especial atención merece la región de Lombardía (norte), la más rica e industrializada y primer foco de Occidente hace dos años. Este jueves registró 12.913 contagios, su récord absoluto, y de estos un 40 % eran causados por la ómicron. 

Fuente: EFE

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