Francia autoriza la entrada de un barco humanitario y arremete duramente contra Italia
El ministro de Interior francés ha criticado el comportamiento «incomprensible» y contrario al «derecho internacional» de Italia, dirigida por el gobierno de Meloni
El barco humanitario ‘Ocean Vikin’, con 230 inmigrantes a bordo, atracará el viernes en la ciudad francesa de Toulon, a «título excepcional», según han informado este jueves las autoridades galas, tras un pulso diplomático con Italia, que se negaba a abrir sus puertos.
«Es a título excepcional que acogemos este barco, teniendo en cuenta los quince días de espera en el mar que las autoridades italianas han hecho sufrir a los pasajeros», ha declarado el ministro del Interior, Gérald Darmanin, indicando el puerto militar de Toulon, en el sur, como lugar del desembarco.
El ministro ha criticado el comportamiento «incomprensible» y contrario al «derecho internacional» de Italia, dirigida por el gobierno de Giorgia Meloni que rechazó la entrada del barco a sus puertos.
«Un tercio» de los inmigrantes serán «reubicados» en Francia y otro tercio en Alemania, ha precisado Darmanin. Los que no cumplan los criterios del derecho al asilo «serán devueltos directamente», ha añadido, sin dar más precisiones.
Francia e Italia están enfrentadas por la negativa de Roma de permitir el desembarco de barcos de organizaciones humanitarias que rescatan a migrantes en el mar.
«Consecuencias» para Italia
Las autoridades italianas afirman que otros países de la Unión Europea (UE) deben asumir más la carga de acoger a los miles de inmigrantes que intentan llegar a Europa desde el norte de África.
El ministro Darmanin indicó que «las cosas se tendrán que organizar de otra forma, para que Italia no pueda aprovecharse de la solidaridad europea y ser egoísta cuando los refugiados, especialmente niños, llegan» a sus puertos. Además, ha advertido que habrá «consecuencias» para las relaciones bilaterales con Italia.
En un gesto de protesta, Francia decidió suspender de «forma inmediata» la acogida en su territorio de 3.500 refugiados que están en Italia.
«La reacción de Francia a la solicitud de recibir a los 234 migrantes del ‘Ocean Viking’ es totalmente incomprensible, sobre todo porque Italia recibió este año a 90.000», ha afirmado en un comunicado el ministro italiano del Interior, Matteo Piantedosi.
Este jueves, cuatro de los 234 migrantes a bordo del ‘Ocean Viking’, fueron evacuados hacia la isla francesa de Córcega. Tres de ellos por razones médicas y un cuarto, como acompañante.
El anuncio de las autoridades francesas para aceptar el barco se produjo después de que la oenegé SOS Méditerranée, que opera el barco, solicitara las evacuaciones debido a la negativa de Italia a ofrecer acceso al puerto.
«Alivio teñido de amargura»
Poder atracar en Toulon es un «alivio teñido de amargura», ha señalado a la AFP la directora de la oenegé, Sophie Beau. Esta larga espera en el mar «muestra que es urgente que los Estados europeos pongan en marcha un mecanismo de repartición permanente» para los migrantes rescatados en el Mediterráneo, tras haber huido, en muchos casos, de Libia, en embarcaciones precarias.
En Francia, el anuncio de la autorización fue acogido de forma dispar. Para la extrema derecha, es una «señal de laxismo». «Con esta decisión, (el presidente francés, Emmanuel Macron) no puede hacer creer a nadie que quiere poner fin a la inmigración masiva y anárquica», ha indicado la ultraderechista Marine Le Pen.
También el partido conservador LR criticó la medida, una muestra de «falsa generosidad». En cambio, la diputada Danièle Obono, de la izquierda radical, aplaudió la decisión, un «deber humanitario».
Desde junio, un sistema de reubicación –que ya fue utilizado en 2019– prevé que una docena de miembros de la UE, entre ellos Francia y Alemania, acojan de manera voluntaria a 8.000 inmigrantes llegados a países como Italia, cercanos a las costas libias.
No obstante, en lo que va de año, sólo 164 fueron trasladados desde Italia hacia otros países (de ellos, 117 conforme al mecanismo adoptado en junio). Para las autoridades italianas, se trata de un número insuficiente, teniendo en cuenta que llegaron a sus costas unas 88.100 personas desde el 1 de enero.