Airbus y Air France, absueltos de homicidio involuntario por la tragedia del vuelo París-Río
El juez enumeró varios actos de negligencia por parte de ambas compañías, pero afirmó que «no llegaban a la certeza necesaria para establecer una responsabilidad firme»
El Tribunal de París ha absuelto este lunes a Airbus y Air France de homicidio involuntario por el siniestro del vuelo París-Río de Janeiro de 2009, en el que murieron 228 personas tras precipitarse el avión en el océano Atlántico, según informan medios locales como Le Figaro o Le Monde, recogidos por Europa Press.
El juez enumeró varios actos de negligencia por parte de ambas compañías, pero afirmó que «no llegaban a la certeza necesaria para establecer una responsabilidad firme» por el siniestro de Francia.
Durante el juicio, que se celebró del 10 de octubre al 8 de diciembre, la fiscalía pidió la absolución, al considerar que la culpabilidad de las empresas era «imposible de probar».
El veredicto se produjo tras el primer juicio celebrado en Francia por homicidio involuntario de una empresa, para el que la multa máxima es de 225.000 euros.
Para el tribunal, Airbus cometió cuatro imprudencias o negligencias, en particular, no haber sustituido el modelo de las sondas Pitot denominadas «AA», que parecían congelarse más a menudo, en la flota A330-A340, y el hecho de haber demostrado «ocultación de información» a las compañías.
Por su parte, el juez señaló que Air France cometió dos «imprudencias culposas», relacionadas con la forma en que se envió a sus pilotos una nota informativa sobre el fallo de las sondas.
La peor tragedia aérea en Francia
Las 228 personas, 216 pasajeros y 12 tripulantes, que iban a bordo murieron después de que el avión fuera sacudido por una tormenta y cayera al océano Atlántico en las primeras horas del 1 de junio de 2009.
A bordo del A330 registrado como F-GZCP viajaban personas de 33 nacionalidades, incluidas 72 francesas y 58 brasileñas. Se necesitaron dos años para recuperar los cuerpos y las cajas negras de la cabina, ubicados a una profundidad de unos 4.000 metros.
Los investigadores determinaron que la tripulación se vio sobrepasada después de que los tubos de control de velocidad Pitot del Airbus A330 se congelaran y ya no proporcionaran lecturas claras. El accidente fue el más mortífero en la historia de Air France.