Arrancan en Irán las presidenciales anticipadas tras la siniestra muerte de Raisi en helicóptero
Solo contará con cuatro aspirantes validados por el Consejo de Guardianes, entre los que hay un único reformista
Los colegios electorales de Irán han abierto sus puertas este viernes por la mañana para unas elecciones anticipadas convocadas a raíz de la muerte en mayo del presidente del país, Ebrahim Raisi, en un accidente de helicóptero que sumió al país en un estado de interinidad y desemboca en una votación con cuatro aspirantes al cargo. Entre ellos, solo hay un único reformista entre el grupo validado por el Consejo de Guardianes.
La muerte de Raisi en un siniestro aéreo en la provincia de Azerbaiyán Oriental (noroeste), que se saldó además con la muerte de los otros siete ocupantes del aparato, entre ellos el ministro de Exteriores, Hosein Amirabdolahian, llevó a las autoridades a iniciar un proceso constitucional de 50 días para la convocatoria de comicios, finalmente fijados para el 28 de junio.
De esta forma, la votación será la segunda que se celebra de forma anticipada desde la instauración de la República Islámica tras el éxito de la revolución de 1979. Llegará, además, apenas unos meses después de unas legislativas que tuvieron una participación en mínimos históricos por el llamamiento al boicot por parte de sectores de la oposición y el malestar popular tras la represión de las protestas por la muerte bajo custodia de Mahsa Amini y la crisis económica.
La campaña electoral ha sido breve y ha estado marcada por cinco debates televisados entre los seis candidatos –si bien finalmente solo concurrirán cuatro, tras la retirada a última hora de las dos figuras ultraconservadoras– para presentar sus programas y convencer a la población para que vote por sus perfiles. Cabe decir que, tradicionalmente, los presidentes cuentan con un poder relativo en el país, dominado por el líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei.
La muerte de Raisi –el segundo presidente en morir en el cargo, tras Mohamad Alí Rajai, fallecido en un atentado en 1981–, quien se encontraba aún en su primer mandato tras su victoria en 2021, supuso además un varapalo para el estamento clerical, ya que figuraba como uno de los principales favoritos para sustituir en el futuro a Jamenei, de 85 años y líder supremo desde 1989.
De esta forma, se romperá el ciclo político que se ha mantenido desde 1989, cuando presidentes de corte conservador y moderado se han sucedido tras completar sus dos mandatos de cuatro años, tal y como pasó con Alí Akbar Hashemi Rafsanyani (1989-1997) –quien sucedió precisamente a Jamenei, presidente entre 1981 y 1989–, Mohamad Jatami (1997-2005), Mahmud Ahmadineyad (2005-2013), Hasán Rohani (2013-2021) y el propio Raisi.
Los candidatos en liza han llegado a la fase final del proceso tras superar el filtro del Consejo de Guardianes –integrado por clérigos y juristas y supervisado por Jamenei–, que eliminó a un total de 76 candidatos, entre ellos Ahmadineyad y el expresidente del Parlamento Alí Lariyani, quienes ya fueron apartados del proceso en 2021, sin más explicaciones.
Además de quién será el próximo presidente en un momento de gran tensión en la región por la ofensiva de Israel contra la Franja de Gaza tras los ataques perpetrados el 7 de octubre por Hamás y otras facciones palestinas y las disputas en torno al programa nuclear iraní, otro de los principales focos de atención estará en la participación, ya que las autoridades aspiran a unas altas cifras que muestren un respaldo al sistema.
Dominio de los conservadores
En esta ocasión, al igual que en las últimas presidenciales, los candidatos conservadores dominan en el espectro, con tres considerados como conservadores tradicionales y un reformista, que aspira a aglutinar el voto de personas descontentas con la situación política, económica y social de cara a forzar una segunda vuelta.
Las horas previas a la votación han estado marcadas por la decisión de los ultraconservadores Amir Hosein Qazizadé Hashemi y Alireza Zakani de retirar su candidatura, en un esfuerzo por aglutinar el voto conservador frente al único candidato reformista en liza, Masud Pezeshkian.
Hashemi ha afirmado que busca «preservar la unidad de las fuerzas de la revolución», mientras que Zakani ha pedido trabajar para la victoria del «frente revolucionario» y ha pedido a los dos principales candidatos conservadores, Mohamad Baqer Qalibaf y Said Jalili, que unan fuerzas, sin que ninguno de ellos haya decidido por ahora dar un paso a un lado.
Así, uno de los principales favoritos es Qalibaf, un excomandante de unidad de la Guardia Revolucionaria, antiguo alcalde de Teherán y actual presidente del Parlamento que ha figurado en el listado de candidatos en varias ocasiones, sin llegar nunca a ser considerado como uno de los principales aspirantes a la Presidencia.
Qalibaf, que se ha presentado ya a tres elecciones presidenciales, cuenta además con el apoyo de la Guardia Revolucionaria y es considerado como un conservador pragmático, lo que podría ponerle por encima del resto de candidatos en esta situación particular, si bien se ha visto sumido en varios escándalos de corrupción que han dañado su imagen.
El segundo de los candidatos conservadores es Jalili, quien fue negociador nuclear entre 2007 y 2013 y es representante de Jamenei ante el Consejo Supremo de Seguridad Nacional, por lo que cuenta con apoyos en el establishment, también por su papel como veterano de guerra en el conflicto con Irak (1980-1988), en el que formó parte de la fuerza de voluntarios Basij y perdió parte de una pierna.
Jalili, quien quedó en tercer lugar en 20213 y se retiró en 2021 en favor de la candidatura de Raisi, hará frente también a otra destacada figura entre los conservadores, Mostafá Purmohamadi, considerado un conservador pragmático y conocido, al igual que Raisi –quien fue apodado como ‘el carnicero de Teherán’–, por su papel en la ejecución de miles de presos políticos en 1988.
Asimismo, ha sido ministro de Justicia de Rohani y titular de la cartera del Interior con Ahmadineyad y ha estado al frente de algunas de las campañas de represión más recientes en el país. Además, cuenta con un perfil que podría convertirle en un aspirante a sustituir a Jamenei, un puesto al que ahora aspira el hijo del líder supremo, Mojtaba, después de que la muerte de Raisi le haya dejado como uno de los principales candidatos.
La esperanza reformista
Por último, Pezeshkian, un cirujano y exministro de Sanidad bajo la Presidencia de Jatami que se ha mostrado crítico con la represión de las protestas por la muerte de Amini en 2022, que se convirtieron en el principal desafío a las autoridades en las últimas décadas.
Pezeshkian, quien ha recibido en las últimas horas el apoyo de Rohani y ha sido foco de críticas por parte de Jamenei, es parte de la minoría azerí que habita principalmente en el noroeste del país, uno de los principales epicentros de las protestas antigubernamentales durante los últimos años.
Para que se declare un ganador en la primera vuelta, el vencedor debe lograr la mayoría absoluta de los votos. En caso contrario, se celebrará una segunda ronda tres semanas después entre los dos candidatos más votados, lo que abre la puerta a que Pezeshkian aglutine los votos de los reformistas y los aspirantes a un cambio en las políticas que le lleve a enfrentarse cara a cara a un candidato conservador.
Hasta la fecha, todas las elecciones –a excepción de las de 2005, en las que Rafsanyani y Ahmadineyad fueron a una segunda ronda en la que se impuso el último– se han saldado con una clara victoria en primera vuelta, en ocasiones en medio de denuncias sobre fraude y manipulación de los resultados, como ocurrió en 2009 durante el conocido como Movimiento Verde, que denunció el «robo» de la victoria del reformista Mir Hosein Musavi para dar un segundo mandato al citado Ahmadineyad.