Meloni y Orbán se disputan el liderazgo de la derecha radical, divididos en sus lazos con Putin
Les une su euroescepticismo y nacionalismo pero tienen posiciones opuestas sobre la invasión de Ucrania
El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, y la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, se disputarán en la nueva legislatura que arranca en el Parlamento Europeo el liderazgo de la extrema derecha europea, y lo harán con sus respectivos partidos situados en la tercera y cuarta fuerza política en el Hemiciclo, con posiciones convergentes desde el euroescepticismo y el nacionalismo que les une pero con una división fundamental respecto a las relaciones con el régimen de Vladimir Putin.
El endurecimiento de la política migratoria y rechazo a las políticas de asilo, la retórica populista y nacionalista y posiciones euroescépticas y antifederalistas han sido tradicionalmente puntos de encuentro entre los partidos que tejen estas dos familias, lo que les ha llevado en el pasado a intentar crear un «supergrupo» que visualizara su peso en Europa.
Sin embargo, los conflictos por el liderazgo y diferencias históricas entre formaciones de un mismo país o vecinos ha frustrado todos los intentos hasta ahora, cuando Orbán intentó de nuevo llamar a una gran coalición de los movimientos ultras que no pudo sacar adelante por la brecha abierta entre quienes apoyan a Ucrania frente a la invasión rusa y quienes, como el líder húngaro, no tienen reparos en mostrar su entendimiento con el Kremlin.
Meloni, que ha buscado pactos con la derecha tradicional del Partido Popular Europeo (PPE, ganador de las elecciones con 188 escaños de los 720 en juego) para suavizar su imagen radical en Bruselas, ha visto en la cuestión rusa la oportunidad para marcar las diferencias con Orbán o Le Pen, a los que desde PPE, Socialistas y Demócratas (S&D) y liberales de Renovar Europa (RE) sitúan al otro lado de un cordón sanitario.
De hecho, en su campaña para la reelección, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que cuenta con una frágil mayoría con los votos de PPE, S&D y RE, se ha cuidado de no cerrar la puerta a Meloni al defender que colaborará en esta legislatura con quienes cumplan tres condiciones: «Ser pro Urania y anti Putin, ser pro Estado de derecho y ser proeuropeos».
La coalición trabajada por Orbán en las últimas semanas, Patriotas por Europa, logró el lunes consolidarse como tercera familia europea al sumar 84 escaños de doce nacionalidades distintas, incluidos los seis eurodiputados de Vox que abandonaron repentinamente el grupo de Meloni, Conservadores y Reformistas, días después de que se constituyera y reservara una vicepresidencia para la formación española.
Los eurodiputados de Vox, claves
Este movimiento fue clave en la suma de mayorías y generó malestar en Roma porque los seis eurodiputados de Vox marcan también la diferencia de escaños que separan a Patriotas por Europa de los Conservadores y Reformistas (ECR), que tiene sus raíces en el euroescepticismo británico de los ‘tories’ y que a los mandos de Meloni pasa de tercera a cuarta fuerza, con 78 representantes.
En todo caso, el primer ministro húngaro tuvo que convencer para que se unieran al proyecto a dos pesos clave en el grupo de ultraderecha Identidad y Democracia (ID) –que con este movimiento desaparece–, Agrupación Nacional de Marine Le Pen y la Liga Norte de Matteo Salvini. Aunque esta alianza no se hizo pública hasta que pasaron las elecciones en Francia que el partido de Le Pen aspiraba a ganar.
Así las cosas, el Hemiciclo acogerá a al menos dos grupos de la extrema derecha, a falta de conocer si algunos de los eurodiputados que quedan como No Inscritos, incluido el partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD) que fue expulsado de ID antes de las elecciones, logran tejer una tercera formación.