El cruce de ataques entre Israel y los hutíes eleva la tensión en Oriente Medio
Las fuerzas hebreas han interceptado un misil tras el bombardeo de Tel Aviv y una ciudad yemení
La escalada en el enfrentamiento entre Israel y los hutíes en Yemen ha incrementado la tensión en Oriente Medio en las últimas horas. La insurgencia del mar Rojo ha lanzado un ataque con un avión no tripulado sobre Tel Aviv y el país hebreo ha respondido bombardeando la ciudad yemení de Hodeida en un gran ataque aéreo que dejó al menos tres fallecidos y 87 heridos y enormes daños en los depósitos de crudo de la costa.
Un día después, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han interceptado un misil lanzado por la insurgencia hutí contra el sur del país. El ataque israelí fue una represalia a otro efectuado por los hutíes el viernes, cuando un avión no tripulado de la insurgencia yemení consiguió esquivar todas las medidas de seguridad y acabó alcanzando Tel Aviv. La explosión dejó un fallecido y varios heridos.
Israel ha informado de que el ataque contra Eliat tuvo lugar esta madrugada, poco antes de las 6.45 horas de este domingo (las 5.45 horas en la España peninsular) en Eilat, la ciudad más meridional de Israel, donde han sonado las sirenas después de que las Fuerzas Armadas de Israel hayan activado alertas por disparos de cohetes y misiles. «Hace poco, los cazas de defensa aérea interceptaron con éxito con el sistema Arrow 3 un misil tierra-tierra que se dirigía hacia el territorio del país procedente de Yemen», ha anunciado el Ejército en su cuenta de la red social X.
Poco después, el portavoz de las fuerzas hutíes, Yahya Sarea, confirmó en una declaración pública «un ataque contra varios objetivos de Umm al Rashrash (Eliat)», así como otro no verificado contra el carguero Pumba en el mar Rojo. El misil de los hutíes «no atravesó» el espacio aéreo israelí ya que el sistema empleado por el Ejército está diseñado para derribar misiles balísticos a gran altitud, tal como apunta el diario Times of Israel.
Por su parte, Arabia Saudí ha rechazado este domingo que haya tenido algo que ver con el ataque efectuado el sábado por Israel contra la ciudad portuaria de Hodeida, en Yemen, contra los depósitos de crudo controlados por la insurgencia hutí y en represalia a un ataque de este grupo ocurrido el viernes contra Tel Aviv. Israelís y saudís son los principales aliados de Estados Unidos en la región. Arabia Saudí, que se encuentra geográficamente entre Israel y Yemen, ha liderado durante años una coalición internacional contra la insurgencia hutí durante la guerra de Yemen.
Los hutíes, que han recibido financiación y asistencia de Irán en el conflicto, consideran a Riad su enemigo declarado por haber sido el aliado internacional más destacado del Gobierno yemení que reconoce la comunidad internacional. Con esta declaración, Arabia Saudí intenta despejar los rumores de que los aviones israelíes habrían tenido que cruzar en algún momento su espacio aéreo para efectuar el bombardeo en Hodeida, que dejó tres muertos y decenas de heridos.
En respuesta, el portavoz del Ministerio de Defensa, el general Turki al Maliki, ha asegurado en un escueto comunicado publicado por la agencia oficial de noticias saudí, SPA, que «Arabia Saudí no tiene relación ni ha participado en el ataque contra Hodeida». Al Maliki asegura además que «el reino no permitirá que entidad alguna viole su espacio aéreo».
Israel recluta entre los ortodoxos
Asimismo, el Ejército de Israel ha comenzado este domingo a enviar las primeras órdenes de reclutamiento a los ultraortodoxos, en cumplimiento de una orden emitida por el Tribunal Supremo para incorporar a filas a un segmento hasta ahora prácticamente exento del combate. Antes de la orden del 25 de junio, cientos de haredíes protagonizaron semanalmente protestas en Israel contra lo que consideraban un ultraje del Ejército a pesar de que ya existe el batallón Netzah Yehuda (retirado de Cisjordania tras numerosas denuncias de violencia excesiva contra los palestinos). Parte de la población del país, por contra, exigía que los ultraortodoxos participaran de un proceso que deben atravesar los israelíes, independientemente de su condición.
Esta fricción se ha traducido en encontronazos en el seno del Gobierno israelí, en particular desde el sector más ultraconservador que exigía al primer ministro, Benjamin Netanyahu, y al ministro de Defensa, Yoav Gallant, que mantuvieran las exenciones en vigor. Ahora, un mes después del dictamen del Supremo, las Fuerzas de Defensa de Isrel han comenzado a enviar las primeras 1.000 órdenes de reclutamiento a los jóvenes de la comunidad haredí de entre 18 y 26 años, en la primera de tres oleadas de este tipo en un período de tres semanas.
No obstante, el acuerdo de reclutamiento sigue manteniendo importantes exenciones. Fuentes del Jerusalem Post dan por seguro que ninguno de los reclutados acabará en el frente y que los jóvenes ultraortodoxos estudiantes de los yeshivot del país, las escuelas donde examinan el libro sagrado de la Torá, probablemente quedarán fuera del proceso de reclutamiento en alguna de sus fases. Es por ello que el Ministerio de Defensa anticipa que será necesario enviar más de 24.000 convocatorias para cribar a los 3.000 haredíes que espera reclutar al término de todas las fases del procedimiento, de acuerdo con las fuentes del medio israelí. Defensa estima que hasta 6.000 haredíes podrían acabar entrando en el Ejército de ser necesario pero perciben ese máximo como un umbral prácticamente inalcanzable.