Reaparece María Corina, el chavismo se radicaliza y el futuro es un juego de suspenso
La pequeña multitud seguía el camión como en una procesión, mientras se dejaban sentir silbatos, bubuzelas y bocinas
María Corina Machado ha reaparecido este sábado en público en una avenida de Caracas para ratificar su insistencia en defender el triunfo del 28 de julio, en un acto a cielo abierto ante unas cinco mil personas que pareció darle un nuevo aire a opositores amenazados por la ola represiva desatada por el chavismo esta semana.
«Hoy el miedo está en otra parte, porque saben que hay un país decidido a avanzar. La nuestra es una lucha cívica y pacífica. Pero no es débil, no es dócil, no es sumisa», dijo Machado sobre la plataforma de un camión en el que recorrió la avenida Las Mercedes, del sureste de Caracas.
Estaba acompañada de varios dirigentes opositores que también –como ella- están bajo amenaza de cárcel de parte del propio Nicolás Maduro y de la más alta jerarquía chavista.
El régimen les señala a ellos y a sus seguidores detenidos supuestos delitos de «terrorismo, fascismo y traición a la patria».
El camión estaba protegido por varios anillos de seguridad, principalmente formados por grupos de hombres en motocicletas que la acompañaban en su recorrido.
La pequeña multitud seguía el camión como en una procesión, mientras se dejaba sentir el estruendo de silbatos, bubuzelas como las usadas en las tribunas de un partido de fútbol, y las bocinas de las motocicletas. Los seguidores coreaban frases contundentes, como «¡No tenemos miedo!» y de pronto se quedaban callados para escuchar sus palabras.
Vendedores ambulantes de bebidas, banderillas y chucherías ayudaban a darle ánimo a un acto que parecía impensable si se atiende al discurso de amenazas propalado por el chavismo en la propaganda oficial y a través de redes sociales.
«Hoy es un día muy importante, después de seis días de brutal represión, creyeron que nos iban a atemorizar, a callar, a paralizar. La presencia de cada uno de ustedes aquí representa lo mejor de cada venezolano. Esto demuestra al mundo la magnitud de la fuerza y lo que significa que vamos a llegar hasta el final», ha dicho Machado enarbolando el lema de su cruzada de largos meses.
«Nosotros no caemos en provocaciones. La violencia está allá porque es el único recurso que les queda. No respondemos cayendo en provocaciones, no agredimos», ha dicho.
Su candidato, Edmundo González, que según datos de las actas guardadas por la oposición sería el verdadero ganador de forma abrumadora, no apareció en el evento. Algunas fuentes de la organización han dicho que se trata de preservarlo físicamente, como «presidente electo».
Maduro ha dado en público órdenes de apresarlos ambos. Pero esta mañana no había el tradicional despliegue de policías y guardias nacionales (militares) que suelen ser desplegados con su equipos antimotines cada vez que hay una movilización como ésta.
«Después de seis días no entregaron ni una sola acta. El período de venció y no hay maniobra pseudo jurídica que pueda tapar la verdad», ha dicho Machado.
Se refiere a la iniciativa de Maduro, de recurrir al Tribunal Supremo de Justicia (otra instancia controlada por el chavismo) para que certifique su supuesto triunfo, ya anunciado y proclamado por el también chavista Consejo Nacional Electoral.
«La verdad está en nuestras actas, nuestros corazones y en cada palabra que a partir de este momento seguimos pronunciando en un grito de libertad del bravo pueblo de Venezuela», dijo Machado, quien hizo una aparición «cinematográfica», agitando una enorme bandera nacional en un día soleado.
«El 28 de julio se convirtió en la victoria de la ciudadanía organizada, valiente, generosa, de cada ciudadano que se día, a pesar de todos los obstáculos, amenazas, agresiones, salió a alzar su voz orgullo ejerciendo la soberanía popular a través del voto, sintiéndonos una sola nación que determina su destino», dijo una Machado de verbo encendido.
Desde el lado oscuro de la fuerza
La reaparición de María Corina Machado, en medio de las peores amenazas desde el chavismo pareció darle un giro a una zaga de suspenso en Venezuela.
Miedo generalizado, allanamientos de hogares, detenciones arbitrarias, masivas, y sin fórmula de juicio; silencio en medios de comunicación de señal abierta, bloqueo de portales críticos en Internet; posiciones irreductibles desde el poder, control policial y militar en las principales calles; al menos 17 asesinados en manifestaciones; aislamiento internacional y el régimen chavista atornillado en el poder como nunca antes: este es el mural que exhibe Venezuela tras una semana de las elecciones históricas del 28 de julio.
Ese evento electoral era vista por analistas políticos como una gran encrucijada de dos salidas: un camino tortuoso, complejo y lento hacia una transición negociada que condujera a redemocratizar el país; o una autopista pavimentada hacia un régimen aún más autoritario de extrema izquierda.
Los hechos y evidencias disponibles a estas horas; las declaraciones del presidente Nicolás Maduro y de otros principales representantes del régimen chavista –incluyendo la Fuerza Armada-; el cierre de vías de negociación y una permanente amenaza contra todo lo que se mueva en contra del chavismo, ratifican que Venezuela marcha a paso veloz por una deriva autoritaria cuyos paisajes ya son bien conocidos en otros países de América, África y Asia.
Más allá de la posibilidad de que los resultados de las elecciones sean verificados, y de que se pruebe o no que haya ganado Maduro, la realidad es que el chavismo se ha impuesto en el poder y ha dado un claro giro hacia la extrema izquierda, llevando a Venezuela al club de las autocracias cerradas, un podio que en América dominaban Cuba y Nicaragua, coinciden analistas.
Venezuela desde hace años es clasificada por centros de estudio de política comparada, como el V-Dem, de Suecia, como una “autocracia electoral”, un tipo de régimen que se permite elecciones con procesos, candidatos y hasta resultados bajo control. En esos estudios de perspectiva comparada, después viene la lista de las autocracias cerradas, donde están Irán, China y Rusia además de Cuba y Nicaragua.
“Sin lugar a dudas lo que ha pasado a partir del día domingo (28 de julio) va restándole puntos en ese índice a Venezuela…es un país que hoy tiende hacia su autocratización. Y si este conflicto no se resuelve con el reconocimiento de los resultados electorales, sin lugar a dudas el cierre autocrático va a ser mucho mayor en Venezuela. Eso lo tenemos que tener muy claro”, comentaba esta semana el politólogo Beigno Alarcón, del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno (CEPyG) de la Universidad Católica Andrés Bello.
Este centro es el más reconocido en su campo de estudio en Venezuela, y tiene apoyo de países de la Unión Europea.
Golpes a la puerta
“Se acabó la clemencia criminal. Serán acusados ante las autoridades competentes por los más altos delitos. Y no habrá beneficios para ninguno de ellos”, dijo el diputado y número dos del chavismo, Diosdado Cabello, en una sesión de la Asamblea Nacional sobre los opositores. “Vamos a joderlos”, recalcó.
Entre los detenidos en esta semana post electoral se cuentan dirigentes políticos del partido Vente Venezuela y de la Plataforma Unitaria, la coalición opositora que presentó la candidatura única de Edmundo González Urrutia para enfrentar a Maduro.
El chavismo califica a estos partidos y alianzas como “organizaciones terroristas”.
Pero también hay presos defensores de los derechos humanos, inclusive algunos de ellos capturados cuando trataban de asistir a víctimas de detenciones arbitrarias.
En la mañana de este sábado 3 de agosto estaba convocada la que podría ser la última gran concentración de opositores en torno a la figura de la dirigente María Corina Machado y de su candidato presidencial Edmundo González Urrutia, el diplomático retirado, de 74 años, escogido por consenso como última carta para las elecciones del 28 de julio.
Ambos son hoy señalados por el chavismo como “cabecillas” de lo que el régimen califica como un intento de golpe de Estado fascista por la vía electoral. El sábado en la mañana todavía no habían sido capturados.
Pero sí estaban tras las rejas al menos 835 opositores, según arrestos verificados e identificados por el Foro Penal, una ONG de Defensa de los Derechos Humanos. De ellos, 79 son adolescentes, menores de edad.
En un aparente esfuerzo por desmovilizar a la oposición y propagar el miedo, la Fiscalía chavista decía en las primeras horas que iban más de 1.000 detenidos en las protestas y Maduro anunciaba que atraparía a mil más para llevarlos a cárceles de máxima seguridad.
“La mayoría son desadaptados y ni siquiera ejercieron el derecho (a votar). ¿Cuál es la narrativa? Que están protestando por un supuesto fraude”, dijo el fiscal Tarek William Saab en una de sus declaraciones oficiales.
Afirmaba que más de 80 funcionarios de la policía y militares salieron heridos en las protestas y al menos uno murió.
En las primeras horas de las protestas desatadas el lunes en la madrugada tras el anuncio de Maduro como ganador y la posterior proclamación expresa en la mañana de ese día, se sucedieron las peores protestas contra Maduro desde 2017, en varias ciudades del país. En el acordonado centro de Caracas se desataron las más intensas en 20 años.
Muchos manifestantes también salieron a marchar de manera pacífica, incluyendo varios centenares que bajaron desde las barriadas pobres del este de Caracas, como Petare, para caminar en dirección al centro, donde está la sede del Consejo Nacional Electoral (CNE), el organismo oficial controlado por Maduro que se encarga de esos asuntos del sufragio.
La propaganda chavista dice que el de Venezuela es el sistema electoral más avanzado del mundo. Pero a casi una semana de las elecciones no se habían presentado las actas de los escrutinios, no hay una verificación de resultados, ni tampoco datos desagregados por estados o municipios de esta elección determinante en la historia de Venezuela y en el sistema político escogido por los venezolanos.
Y este es un punto crucial para resolver este conflicto. Hasta gobiernos aliados del chavismo, como el de Luis Inácio Lula da Silva en Brasil, o el Gustavo Petro, en Colombia, le recomiendan a Maduro que muestre las actas de estos escrutinios.
“Brasil evita las actitudes precipitadas en estos asuntos, porque muchas veces usted necesita realmente de tiempo. Pero no hay duda de que, como otros, estamos decepcionados con la demora del Consejo Nacional Electoral en publicar los datos”, dijo este viernes el ex canciller Celso Amorim, actual asesor especial de Lula para asuntos internacionales.
Algunos analistas creen que lo que espera Lula es un mero trámite para reconocer a Maduro como presidente electo.
“Por otro lado, los datos de la oposición no son oficiales y quien tiene que probar es el Consejo Nacional Electoral, no el Departamento de Estado”, de Estados Unidos, que hace poco reconoció a González como ganador de esos controversiales comicios, dijo Amorim a CNN Brasil.
Esta semana el gobierno de Biden le puso otra piedra más en el cuello a un posible entendimiento, cuando reconoció al opositor González Urrutia como presidente electo justamente sin que haya resultados oficiales certificados en físico por ninguna parte.
Pocos dudan de que el chavismo se radicalizará aún más tras ese paso de EEUU.
María Corina Machado dice disponer del 80% de las actas, la cuales están copiadas digitalmente y puestas en una página web fácil de consultar desde fuera de Venezuela. Dice que esta es “la prueba del fraude”, pues se trata de actas copias del material físico proporcionado por los testigos de la plataforma opositora y recaudados en las urnas de votación.
Sábado de pruebas finales
La oposición trata desesperadamente de mantener las movilizaciones en la calle pues se entiende que este es un mecanismo de presión, junto con el apoyo internacional, para mantener viva la llama de lo que fue visto hace semanas como una pacífica y democrática rebelión civil que se expresaría a través del voto.
Pero los opositores deben luchar contra fuerzas abismales: el poder represivo del gobierno y sus fuerzas militares y policiales, y el miedo.
“No te dejes engañar: primero recurren al miedo y luego a la desinformación. ¡Hoy nos vemos a las 10 am en las calles de todo el país! En paz, en familia y con nuestra bandera, ratifiquemos que el domingo #GanóVzla”, dicen los mensajes del comando de campaña de Edmundo González a través de redes sociales.
Esas plataformas han sido casi el único recurso usado por la oposición para movilizar una exitosa campaña electoral que rescató el interés por la política y sembró en millones la esperanza de un cambio por la vía electoral, pacifica, constitucional y democrática.
Todas las encuestas coinciden desde hace tiempo que el 80% de los venezolanos quieren un cambio político en el país.
Pero, consiente del poder de esas redes, y ante la dificultad para neutralizarlas, el chavismo las usa muy bien y a través de ella difunde mensajes de desinformación. Por ejemplo, propalaba que las protestas de este sábado habían sido cancelada por razones de seguridad, lo cual era falso.
El chavismo también promovía su propia marcha para este sábado de cierre de ciclo. Para “celebrar el triunfo” utilizaba todas sus plataformas comunicaciones y la capacidad de movilización de su aparato político, militar, policial y para policial para agitar a su gente en las calles y desalentar a los opositores.
También distribuye listas de supuestos sospechosos habituales, con nombres de personas que serían presas en las próximas horas. Eso incluye a políticos, activistas, periodistas. Todos bajo amenaza común.
Pero el aparato comunicacional chavista también difunde videos de policías y guardias atrapando a estudiantes indefensos, de actos vandálicos cometidos por sujetos no identificados y que pretende atribuirle al partido Vente Venezuela y a otras organizaciones que manifiestamente enarbolan la lucha electoral, pacífica y constitucional como posición ante el sistema chavista.
Desde la noche del domingo el chavismo sacó a la calle a su “colectivos”, las bandas armadas de hombres vestidos de civil que son la primera línea de ataque contra los opositores.
Según Monitor de Víctimas, una rigurosa red de información, de los 20 asesinados en el contexto de las manifestaciones, seis cayeron bajo las balas de los colectivos, tres fueron asesinados por la Guardia Nacional, dos por la Policía Nacional. En ocho casos no se habían determinado los victimarios.
Ya parece disiparse la disposición de la gente para salir a enfrentar las amenazas reales.
La manifestación opositora de este sábado, convocada en ciudades de todo el país, no ponía a prueba la capacidad de convocatoria de los líderes opositores, sino más bien la capacidad de resistencia del ciudadano común.
Las advertencias son muy directas: ya el viernes en la tarde Nicolás Maduro calificaba en una rueda de prensa para medios internacionales la manifestación como «una nueva emboscada en la movilización opositora, con granadas y otras armas”.
«He dado las órdenes precisas para que las fuerzas de inteligencia, contrainteligencia, seguridad y policía protejan a la Gran Caracas y las zonas que están bajo amenaza (…) ya estos delincuentes están siendo buscados», dijo Maduro cerrando la puerta a cualquier nueva protesta o negoción.
Parta desmoralizar a sus adversarios, también exhibía videos de detenidos en las manifestaciones, llevados a una cárcel “de máxima seguridad”, acusados por sus militares de “traición a la patria”. Los carceleros los muestran parados firmes, en fila. Y los obligaban a gritar “¡Chávez vive!” y a levantar el puño en alto.
Por esta semana, periodistas recopilaron casos de allanamientos a casas y edificios, captura de personas comunes hasta por lo que hablaban en WhatsApp, o por sus “estados” o fotos y mensajes difundidos en esta plataforma movilizadora.
“No basta con borrar los mensajes, sino más bien no los envíen, ni pongan en sus estados… Lamentablemente hay que evitar caer en peligro, así eso represente abstenerse de una opinión”, decía una persona común resumiendo un estado generalizado.
En alcabalas instaladas a la salida de las barriadas desde donde habían salido las marchas del lunes, policías y militares requisaban teléfonos de los viandantes, para revisarlos en busca de fotos, videos o mensajes de texto. Un solo dato “incriminatorio” puede acarrear acusaciones de terrorismo, traición a la patria y fascismo. Son los tres delitos, o supuestos delitos, más esgrimidos por estos días al momento de juzgar a opositores, notables o anónimos.
Maduro ordena sentenciar «a 20 años, 30 años» a los capturados.
La mañana de este sábado, antes de la hora de las concentraciones, Caracas amanecía tranquila, con algún tráfico de vehículos, muchas personas haciendo sus diligencias y compras normales. La prudencia y el miedo justificado parecían el epílogo de un día 28 de julio que todavía no ha terminado.