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Enfoque global

La ofensiva ucraniana de Kursk: un ejemplo de la guerra del siglo XXI

La mayor incursión transfronteriza de Ucrania en lo que va de guerra ofrece lecciones sobre la tecnificación del campo de batalla

La ofensiva ucraniana de Kursk: un ejemplo de la guerra del siglo XXI

Miembros de la 118ª brigada mecanizada del ejército de Ucrania prestando servicio cerca de la línea del frente. | Andriy Andriyenko (Zuma Press)

La guerra entre Rusia y Ucrania es, en muchos sentidos, un laboratorio abierto de futuro, que ofrece información sobre cómo serán tanto el conflicto armado como las operaciones del combate multidominio a gran escala durante las próximas décadas. Aliados y adversarios estudian el conflicto muy de cerca, observando cómo se militarizan y emplean las nuevas tecnologías para obtener ventajas militares y políticas. Se seguirán escribiendo innumerables artículos, estudios y documentos a medida que el conflicto entre Rusia y Ucrania siga en su apogeo. Valga un somero análisis de lo que se está desarrollando en la comarca rusa de Kursk para entrar en la saga de innumerables artículos. La decisión de Ucrania de enviar una parte importante de sus escasos recursos militares a territorio ruso puede ser resultado de un momento de desesperación —o de inspiración— para Ucrania. 

Región de Kursk, Rusia

La sorpresiva incursión del ejército ucraniano en Rusia el 6 de agosto fue una maniobra inesperada que tomó por sorpresa a las fuerzas del Kremlin. El objetivo estratégico de la mayor incursión transfronteriza de Ucrania en casi 900 días de guerra sigue sin estar claro, pero pretende contrarrestar el esfuerzo incansable de Rusia en los últimos meses para perforar las defensas ucranianas en puntos seleccionados a lo largo de la línea del frente en el este de Ucrania. El lento impulso de la ofensiva rusa ha logrado sólo modestos avances y ha ocasionado grandes pérdidas de tropas y blindados, pero poco a poco los avances se van consolidando.

La línea del frente, de aproximadamente 1.000 kilómetros, permanece prácticamente estancada. Pero en algunos puntos del este, especialmente en la región de Donetsk , Rusia está realizando una ofensiva concertada. Sus fuerzas están aprovechando la tierra firme para mover sus blindados, las espesas líneas de árboles para cubrir a la infantería y los cielos despejados para lanzar poderosas bombas planeadoras que arrasan las defensas ucranianas.

El avance ruso es lento pero incesante. La táctica característica de Rusia es utilizar su artillería, misiles y bombas para reducir a ruinas pueblos y aldeas, negando a los ucranianos cobertura defensiva y obligándolos a retroceder. Las fuerzas de Moscú buscan explotar las debilidades de las líneas ucranianas, introduciendo una cuña en secciones donde los niveles de tropas son menores o donde los soldados están siendo rotados, dicen los analistas.

Los rusos ahora amenazan algunos bastiones clave de Ucrania, cuya caída pondría en riesgo al resto de la región de Donetsk: Pokrovsk, Toretsk y Chasiv Yar. Las fuerzas rusas se encuentran ahora a 16 kilómetros de Pokrovsk, un importante centro logístico que apoya a las fuerzas ucranianas en la región, según informó el viernes el Ministerio de Defensa del Reino Unido. Rusia también sigue consolidando sus avances en Nueva York y avanza hacia Toretsk, indicó el ministerio.

Según informaciones disponibles, la región rusa de Kursk está bajo la responsabilidad del Grupo Operativo «Sever» del ejército de Moscú que, desde mayo de 2024, ha estado empeñado en duros combates al norte de la región de Járkov, en Ucrania. Hubo indicios de que se estaba ultimando la creación de una Fuerza de Reserva en la zona, pero parece que el personal disponible para constituir las brigadas y divisiones destinadas a formar su columna vertebral probablemente fue enviado a la región de Járkov como reemplazo de pérdidas del Grupo «Sever», que ha sufrido gran desgaste. 

Las Fuerzas Armadas de Ucrania (AFU) habían intentado expulsar a las tropas del «Sever» de las zonas de Járkov y Vovchansk y hacerlas retroceder al otro lado de la frontera, con el objetivo de liberar un total de ocho a diez brigadas que el mando ucraniano había desplegado allí en mayo como refuerzo, pero esa opción no tuvo éxito. Sin embargo, parece que la inteligencia ucraniana había identificado vulnerabilidades a lo largo de la frontera con Rusia en otras zonas. Esto abrió la oportunidad para una operación que, es muy probable que tenga como objetivo forzar al «Sever» a aliviar su presión en las inmediaciones de Járkov, lo que podría permitir a las AFU realizar una ofensiva y hacer retroceder al Grupo hacia territorio ruso.

La sorpresa

El 6 de agosto, varias unidades ucranianas, apoyadas por sistemas de defensa aérea y una unidad de operadores de drones, cruzaron la frontera rusa hacia la región de Kursk en puntos tanto al oeste como al este del cruce fronterizo de Sudzha. Capturaron el cruce mismo al día siguiente, y decenas de guardias fronterizos se rindieron. Las tropas ucranianas encontraron solo una débil resistencia por parte de unidades de frontera rusas, infantería ligera, formadas el año pasado para protegerse de las incursiones de las fuerzas especiales ucranianas. Estas unidades, compuestas en gran parte por reclutas, no estaban equipados para enfrentarse a tropas de combate. Como resultado, las AFU pudieron avanzar 10 kilómetros, o más, el primer día de la «incursión» en dos direcciones al oeste de la ciudad de Sudzha.

En los primeros días de la incursión, se puso en evidencia que Rusia no tenía desplegadas tropas de reserva —concebidas para repeler un ataque de ese tipo— en la región de Kursk, circunstancia que la inteligencia ucraniana probablemente conocía. Sin embargo, las motivaciones detrás de esta operación son un tanto confusas y, debido a la naturaleza de la misma, conlleva riesgos significativos. Las brigadas ucranianas empeñadas fueron retiradas de las líneas del frente durante la primavera y el verano para ser reorganizadas con personal y equipo. Mientras tanto, en las líneas del frente, especialmente en el centro y sur del Dombás, las AFU soportan una grave escasez de tropas, lo que las obliga a replegarse lentamente.

Las fuerzas rusas en el Dombás se han acercado a centros logísticos que son cruciales para la operatividad del ejército ucraniano. Si las AFU logran asegurar la región de Kursk mediante una victoria, aprovechando la supuesta «crisis» en el Grupo «Sever», podrán liberarse unidades para reforzar el Dombás, pero es una acción muy arriesgada.

Después de abrirse paso al oeste de Sudzha y ocupar la aldea de Sverdlikovo, las AFU se dividieron en dos elementos. Uno avanzó hacia el noroeste, probablemente con la intención de asegurar el nuevo punto de apoyo establecido desde el lado de Korenevo, donde las fuerzas rusas podrían reunirse para un contraataque. El primer día de la incursión, las AFU capturaron varias aldeas al oeste de Sverdlikovo. En este caso se detuvieron, bien porque no preveían seguir la ofensiva, bien porque fueron detenidos por ataques aéreos rusos de apoyo a la actuación de unidades de reservas. Está constatado que las AFU tuvieron pérdidas de personal y equipo. 

Al final del tercer día, a juzgar por todos los vídeos de código abierto disponibles, las AFU habían conseguido el control de las afueras occidentales de Sudzha, pero no del centro de la ciudad. La carretera a Kursk no estaba bloqueada físicamente, pero estaba controlada por el fuego y vigilada por drones kamikaze.

El grupo «occidental» de las AFU mantuvo sus posiciones a lo largo de la línea Lyubimovka-Novoivanovka, mientras que el grupo «norteño» operó al norte de Malaya Loknya. La pausa en la ofensiva parece deberse no tanto a una mayor resistencia de las reservas rusas, sino a que el avance ucraniano se estaba separando de sus líneas de retaguardia, situadas en territorio ucraniano. La artillería y los drones utilizados por las fuerzas ucranianas tienen un alcance efectivo de unos 10 a 15 kilómetros, que coincide con lo que han avanzado desde la frontera hacia el noroeste y el norte.

El 9 de agosto comenzó el posicionamiento de la artillería hacia la región de Kursk, acción en la que varias de sus unidades fueron alcanzadas por ataques aéreos rusos y drones kamikaze de largo alcance Lancet, lo que constituiría la evidencia de que las AFU aún no habían alcanzado las posiciones descritas en su Plan de Operaciones. 

Lo que ocurra a continuación dependerá de las reservas que ambos contendientes puedan activar para la operación. Las AFU necesitarán unidades adicionales, tanto para seguir la ofensiva como para asegurar sus posiciones alcanzadas. Por su parte, el ejército ruso tendrá que constituir una fuerza para liberar la región de Kursk. Estas operaciones podrían ser simultáneas con la ofensiva en el Dombás. Quizás preparándose para una represalia, las autoridades ucranianas dijeron el viernes que estaban evacuando a 20.000 personas de la región de Sumy, que se encuentra al otro lado de la frontera con Kursk.

La oleada de movimientos puso en evidencia hasta qué punto el ataque de Ucrania había introducido un elemento nuevo e impredecible en una guerra que ha estado avanzando a cámara lenta en otras partes del frente de batalla. El éxito de Ucrania hasta ahora podría proporcionar un impulso muy necesario a un país cuyas fuerzas han estado perdiendo terreno de manera constante durante muchos meses, al tiempo que lleva la guerra a casa, a los civiles rusos, de una manera más seria.

Pero los analistas militares han puesto en duda que la operación merezca el riesgo, dado que las fuerzas ucranianas ya están al límite de sus posibilidades. Tampoco está claro si la misión ayudará a Ucrania a mejorar su posición en el resto del campo de batalla al obligar a Rusia a desviar tropas de otros lugares para reforzar la región fronteriza. El ejército ucraniano ha aplicado una política de silencio sobre la operación, y no ha reconocido públicamente el lanzamiento de un ataque transfronterizo. No obstante, el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, confirmó que el ejército ucraniano lanzó una ofensiva en suelo ruso. En un discurso difundido el sábado, 11 de agosto, por la noche, Zelensky afirmó que las fuerzas ucranianas están llevando la guerra al «territorio del agresor». 

Los aliados de Kiev en el pasado se han mostrado cautelosos ante las incursiones ucranianas en Rusia, por temor a que pudieran intensificar la guerra, pero no ha habido indicios públicos de capitales occidentales de que se opongan al ataque. Estados Unidos ha dicho que la incursión ucraniana no viola las directrices estadounidenses. Sin embargo, altos funcionarios norteamericanos comentan en privado que no recibieron ninguna información previa sobre la operación, y que todavía estaban buscando claridad sobre su lógica y fundamento.

El ‘blitzkrieg’ electrónico

Puede asegurarse que el rápido avance ucraniano, que comenzó el 6 de agosto, consiguió la sorpresa tanto de las fuerzas rusas como de los analistas occidentales, adentrándose en territorio enemigo y amenazando la ciudad de Kursk. Aunque hay muchos factores en juego, parece que el éxito se logró por la aplicación de nuevas tecnologías que conforman un nuevo estilo de guerra.

Según diversas informaciones, los ucranianos utilizaron tácticas previamente ensayadas en Járkov para obtener la superioridad táctica. La secuencia comenzó por la inutilización de las pantallas de aviones no tripulados de reconocimiento de Rusia, lo que hizo que los mandos del frente no pudieran ver lo que estaba sucediendo. A continuación, al amparo del apagón temporal de observación, se trasladaron a la línea del frente inhibidores de corto alcance, programados con datos obtenidos previamente mediante reconocimiento de guerra electrónica.

Esto fue posible, al menos en parte, porque la zona se consideraba de baja prioridad y los rusos no la dotaron de equipamiento más moderno. En Ucrania, la guerra entre drones y bloqueadores ha sido una carrera tecnológica, ya que cada movimiento para evadir las frecuencias bloqueadas se ve contrarrestado por nuevos bloqueadores. Parece que los drones rusos en este sector no estaban funcionando según los estándares más modernos.

El resultado fue que los drones rusos, necesarios para identificar objetivos y guiar la artillería, así como los FPV (First Person View, «vista en primera persona», por la curiosa manera en que son pilotados gracias a unas gafas de realidad virtual), no pudieron funcionar. Los drones son un recurso fundamental para detener los ataques de carros de combate. Informes recientes sugieren que son los responsables de dos tercios o más de los carros destruidos en la guerra. Hay videos que muestran asaltos en lo que los carros son destruidos por drones, uno tras otro, mucho antes que alcanzasen las posiciones enemigas. Al concentrar suficientes recursos de interferencia en el sector Kursk, Ucrania neutralizó los drones rusos, permitiendo que sus blindados cruzaran territorio abierto sin ser destruidos.

Pero, ¿de qué forma hicieron frente los ucranianos a las tropas rusas que se atrincheraron profundamente en las líneas defensivas construidas a lo largo de dos años? Ucrania llenó los cielos con sus propios drones, «un bombardeo incesante de FPV de alta precisión, que van en enjambres». En las últimas semanas, Ucrania ha empleado potentes bombas lanzadas desde drones para hacer estallar las aberturas en las cubiertas superiores de las trincheras y refugios rusos. Los pilotos expertos en FPV pueden volar a través de estas aberturas y despejar la trinchera que se encuentra debajo.

Puede resultar significativo que algunos vídeos de la acción muestren nuevos aviones no tripulados ucranianos que realizan bombardeos en picado. Si bien ya se han visto antes bombardeos en picado con cuadricópteros , estos parecen aviones no tripulados de tipo aeronáutico, con mayor alcance y mayor carga útil. Es un eco claro del concepto original de Blitzkrieg de bombarderos en picado en apoyo directo a las tropas terrestres. Una vez que se despejaron las trincheras, unidades ucranianas se movilizaron rápidamente para ocupar y asegurar las posiciones vacías, siguiendo de cerca a los drones. Luego se volvieron a desplegaron los bloqueadores de radio y se repitió todo el proceso para la siguiente etapa del avance.

Los militares rusos pidieron a sus fuerzas que «cubrieran el cielo» con drones VT-40 FPV y acabaran con la incursión en Kursk. Los VT-40 son fabricados por el grupo de voluntarios Sudoplatov. Una de las críticas a los fabricantes ha sido la lentitud del cambio de frecuencia, ya que tras un tiempo los equipos se bloquean. Eso parece haber sido exactamente lo que ha sucedido. Los rusos son muy conscientes de esta vulnerabilidad a la guerra electrónica, y están introduciendo nuevos drones FPV semiautónomos con guía óptica, que permiten al operador fijar el objetivo a distancia y continuar hacia él, independientemente de las interferencias. Pero aún no están disponibles en grandes cantidades. Esto abre una ventana en el tiempo donde un bombardeo de interferencias puede tener éxito y dar dominio total a los drones durante el tiempo suficiente para lograr un avance.

Parece que la lentitud del frente tiene sus causas, pero puede haber otro enfoque. Parece que la guerra móvil todavía es posible cuando se logra el dominio de los cielos por parte de los drones. Y aunque la interferencia puede no funcionar, los enfoques más cinéticos, los ataques de drones contra drones son cada vez más factibles.

A los 81 años de la batalla de Kursk, de la misma manera que el Blitzkrieg necesitaba el control de los cielos para que no se detuviera ante un ataque aéreo enemigo, el poder aéreo de las flotas de aviones de combate no tripulados para derribar naves de reconocimiento y ataque enemigas podría convertirse en un componente vital de la versión moderna. Su éxito a la hora de suprimir los drones enemigos puede determinar si un asalto tiene éxito o si fracasa.

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