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ANÁLISIS

Así va la carrera en EEUU: los medios dicen que gana Harris, pero ojo con los sondeos de parte

Los demócratas presentan una oferta electoral basada en identidad demográfica, más que ideológica

Así va la carrera en EEUU: los medios dicen que gana Harris, pero ojo con los sondeos de parte

Ilustración de de Alejandra Svriz.

Estados Unidos tiene ya candidatos para las elecciones presidenciales de noviembre. Las sorpresas se han acabado. Por lo menos hasta el 10 de septiembre, cuando tenga lugar el segundo debate de este irregular ciclo electoral. Y parece que Harris ya va ganando. La Convención Demócrata de la próxima semana es probable que mejore aún más la posición de Harris.

Kamala D. Harris y el gobernador de Minnesota, Timothy J. Walz, se enfrentan a Donald J. Trump y James D. Vance, senador de Ohio. Los demócratas presentan una oferta electoral basada en identidad demográfica, más que ideológica, para intentar motivar a la izquierda social, que detesta a Trump y a Vance, a pesar de preferir sus propuestas y el legado del expresidente.

Más identidad que ideología

La idea es reproducir el momento histórico de la candidatura de Obama en el año 2008 a través de Harris en 2024. Esta vez usando explícitamente la táctica electoral de Obama en 2012, populismo económico tradicional de izquierda, pero ahora ya envuelto en ambages de interseccionalidad identitaria. Parece estar funcionando. Incluso antes de empezar la Convención Demócrata de Chicago la próxima semana. Harris va por delante en las últimas encuestas nacionales y recorta distancias en los estados clave, sobre todo en el “muro azul demócrata” de Wisconsin, Michigan y Pennsylvania.

Riesgo de gestión

Por el lado republicano, la estrategia es menos clara y conlleva un más alto nivel de riesgo de ejecución. Trump va a intentar dañar la marca Harris como algo anacrónico, ya fracasado durante las eras de Obama y Biden, y responsable parcial de los errores de gestión de Biden, como vicepresidente, que según una amplia mayoría es considerada como un fracaso, sobre todo en lo económico. Vance se va a hacer cargo de las propuestas electorales, que requieren un nivel de detalle, sutileza de comunicación y capacidad intelectual superior a los ataques frontales y las descalificaciones personales.

La apuesta del equipo de campaña de Mar-a-Lago es, como lo ha sido hasta ahora, el realineamento ideológico, geográfico y demográfico del electorado americano, una tendencia clara y gradual desde 2010, que se acelera en 2016 y, hasta ahora, en 2024. El electorado de los últimos tiempos se puede segmentar simplemente en tres grupos de votantes: 30% de blancos con título universitario, 40% de blancos sin título universitario, y 30% de los no blancos (10% con título y 20% sin título).

Realineamientos y reposicionamientos

Desde la segunda elección de Obama, el electorado blanco con título se ha ido reposicionando hacia la izquierda más progresista en función de criterios sociológicos, culturales y económicos. Esto explica que hoy hay poca diferencia entre los votantes del senador radical de Vermont, Bernie Sanders, los votantes de Biden en 2020 y los potenciales votantes de Harris y Walz.

El movimiento progresista unifica a los votantes blancos con título y a los votantes no blancos, dejando al margen a una gran parte de los votantes blancos sin título, que suelen ser mucho más moderados en temas sociales, culturales y económicos. Trump ha sido capaz de conseguir en 2016, 2020 y, hasta ahora, en 2024, según las encuestas, suficiente apoyo adicional entre blancos sin titulo y no blancos moderados para transformar el partido republicano. De hecho, el lema de Trump en cuanto a propuestas es “sentido común”, en contraste con las hasta ahora inefectivas y fallidas propuestas del progresismo populista de las élites –Sanders, Warren, AOC, Biden, Harris y Walz.

Biden nunca pudo motivar las bases populistas del partido demócrata como lo hicieron Sanders, Obama, y, ahora ya, Harris. Harris y Walz son los candidatos más izquierdistas de la historia de los demócratas. Pero se están intentando posicionar como candidatos de afinidad identitaria, no ideológica. Esta es la clave de este ciclo electoral. El intento de reposicionar a Harris y Walz como moderados centristas representantes de un nueva realidad social y cultural capaz de ralentizar el realineamiento a favor de la moderación republicana que Trump y Vance intentan liderar. Muchos de los ideólogos de Obama se han incorporado al equipo electoral de Harris y defienden que bajo la amenaza de Trump, la afinidad identitaria es mucho más importante que la ideología tradicional.

Fracaso de respuesta rápida

Hasta ahora, la campaña de Trump no ha respondido de manera efectiva al relanzamiento de moderación de la candidatura de Harris. Confiar principalmente en los reajustes demográficos, ideológicos y geográficos en curso es una estrategia de alto riesgo para los republicanos.

La campaña de Harris necesita ofrecer propuestas sobre temas específicos. Confiar principalmente en el entusiasmo por la candidatura de Harris es una estrategia de alto riesgo para los demócratas. Es probable que el debate del 10 de septiembre (Trump ha propuesto dos debates adicionales) desempeñe un papel esencial en el comprimido ciclo electoral Trump vs. Harris.

No todas las encuestas son iguales

Las encuestas de los medios de comunicación muestran que la vicepresidenta Harris está mejorando en las muestras nacionales y en los estados indecisos. Las encuestas de profesionales no relacionados con los medios de comunicación siguen mostrando que el presidente Trump tiene una ventaja nominal en los muestreos nacionales y del Rust Belt (Michigan, Wisconsin, Pennsylvania) y una ventaja modesta en el Sun Belt (Nevada, Arizona, Georgia).

Esta divergencia genera una división entre la percepción de los medios de comunicación, que sostienen que ahora Harris tiene las elecciones ganadas, y los profesionales políticos, encuestadores y consultores, que sostienen que Trump todavía conserva la ventaja, aunque sea menor que antes de que Biden tirara la toalla.

El debate de septiembre puede ser la última oportunidad de Trump para poder asociar a Harris y Walz con sus posicionamientos de extrema izquierda. La Convención Demócrata de la próxima semana intentará consolidar todavía más el reposicionamiento óptico hacia la moderación.

En la trayectoria actual, las elecciones de 2024 se plantean como una contienda entre la renovada marca Harris y la dañada marca Trump. Si este planteamiento estratégico persiste, es probable que Harris y Walz ganen. Si las elecciones se replantean en otoño como una contienda de temas (inflación, asequibilidad, inmigración, delincuencia y política exterior), es probable que Trump y Vance ganen. Harris puede ganar incluso si los votantes prefieren a Trump en esos temas. La campaña de Harris cree que la afinidad identitaria es una fuerza más poderosa que los temas electorales concretos como la inflación o la inseguridad. Altos funcionarios de Obama reconocen que la estrategia es llevar a cabo una “campaña de interseccionalidad sin temas” y sin propuestas. Creen que esto viable e incluso necesario para poder a la democracia americana de la gran y grave, según ellos, amenaza que representan los votantes de Trump.

Falta de disciplina de mensaje

Los resultados erráticos y variables de las encuestas son típicos cuando la opinión pública ya no se encuentra dentro de un margen de equilibrio debido a shocks externos. La percepción favorable de Harris probablemente se mantendrá estable o mejorará incluso durante y después de la Convención Demócrata la próxima semana.

El presidente Trump solo puede mejorar en las encuestas, mediáticas y profesionales, si la campaña adopta una disciplina de mensaje más estratégica en los medios para poder alcanzar a su segmentación demográfica preferida, los moderados e independientes persuadibles no ideológicos. Es probable que la opinión pública y las encuestas regresen a un equilibrio estable antes de principios de septiembre, con clara ventaja para Harris, justo antes del crucial debate del 10 de septiembre, probablemente la última oportunidad para Trump.

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