Alemania aplica controles en sus fronteras terrestres para contener la inmigración
La medida implica una ruptura de la libre circulación en el espacio Schengen, por lo que ha debido notificar a la Comisión
Alemania tiene desde este lunes controles en todas sus fronteras terrestres, en virtud de unas nuevas medidas con las que el Gobierno de Olaf Scholz busca reducir la llegada de inmigrantes y contener posibles riesgos vinculados al terrorismo yihadista, pero que han generado malestar entre los países vecinos.
El país ya disponía de controles en las fronteras con Polonia, República Checa, Suiza y Francia, pero desde este lunes se extienden también a Luxemburgo, Bélgica, Países Bajos y Dinamarca. Las medidas estarán en vigor en principio durante seis meses, pero pueden prolongarse –en el caso de Austria se impusieron en 2015–.
Implica una ruptura de la libre circulación en el espacio Schengen, por lo que Berlín ha debido notificar sus razones a la Comisión Europea. En teoría, sólo pueden aplicarse este tipo de medidas en caso de extrema necesidad y como último recurso, lo que no ha evitado que en los últimos años varios países hayan cerrado fronteras interiores.
A finales de agosto, el canciller Scholz ya avanzó que, si por él fuera, los controles estarían «el mayor tiempo posible», declaraciones pronunciadas eso sí antes de la extensión a todas las fronteras. Según Scholz, este tipo de medidas han demostrado ser «muy eficientes» –desde octubre de 2023, Alemania ha frenado la entrada de 30.000 migrantes–.
La ministra del Interior, Nancy Faeser, ha prometido que no habrá grandes complicaciones en el tráfico, un aspecto clave para viajeros y especialmente para los trabajadores transfronterizos. La Policía realizará inspecciones al azar, siguiendo el modelo ya implementado en las fronteras del este y el sur del país.
El refuerzo de la vigilancia deriva de la comisión de varios ataques con cuchillo y del repunte del debate político en torno a la necesidad de endurecer la política migratoria. Sin embargo, varios países vecinos han cargado contra Berlín y dirigentes como el húngaro Viktor Orbán han dicho que ahora Alemania está aplicando las políticas que él lleva años reclamando. Para el primer ministro polaco, Donald Tusk, se trata de «la suspensión ‘de facto’ del espacio Schengen».