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El golpe más espectacular del Mossad envía un mensaje: podemos llegar a donde queramos

Ha sido la operación militar contra Hezbollah más contundente desde que ambas partes están en conflicto

El golpe más espectacular del Mossad envía un mensaje: podemos llegar a donde queramos

Uno de los 'buscas' de un miembro de Hizbulá que ha explosionado este martes.

El SVR ruso, heredero del KGB, es temido por todos. La CIA es la que más medios e influencia tiene. Los más avanzados tecnológicamente son los franceses… pero el mejor de todos, el más admirado y capaz del más difícil todavía, es el Mossad, El Instituto, y nunca dejan de sorprender.

El estado de Israel vive en un estado de guerra permanente. Está o ha estado enfrentado a todos los países que lo rodean, vive en el epicentro de una de las zonas más calientes del planeta, y se defiende, en ocasiones atacando. A veces los cogen desprevenidos, como en el ataque del 7 de octubre del pasado año, y en ocasiones, ejecutan acciones impensables ni en películas de acción como la de las explosiones de los receptores de mensajes escritos, conocidos como pagers, ‘buscas’ en español.

De un tiempo a esta parte, los activos de vale situados en el Líbano, al norte de Israel, recibieron orden de desechar el uso de teléfonos móviles a sabiendas de que los sistemas de barridos electrónicos hebreos pueden escucharles. Esa es la razón por la que fueron entregados ‘buscas’ hace unos cinco meses a los miembros más señalados como medio de contacto. Carecen de las capacidades de los teléfonos conectados a la red, pero visto lo visto, el Mossad ha sido capaz de llegar a ellos.

El martes 18, alrededor de las 15.30 horas, miles de ‘buscas’ empezaron a emitir un pitido inhabitual, se sobrecalentaban, y acababan estallando pasados unos segundos. Sus usuarios los cogían antes de la deflagración, y se cree que los programaron bajo esas pautas técnicas, para causar un daño mayor. La cascada de explosiones duró casi una hora, y afectó a miles de cargos, instituciones, y hasta al propio embajador iraní en la zona.

Pasada la medianoche del martes al miércoles, aún llegaban ambulancias a los hospitales, los servicios médicos estaban desbordados, y el recuento de afectados de forma directa se elevaba a unos cuatro mil. De ellos, al menos once han muerto —entre ellos una niña—, cerca de quinientos tenían heridas graves, cientos de ellos han perdido la vista, y la cantidad de amputados de miembros superiores resulta apabullante.

Los ‘buscas’ son dispositivos algo más pequeños que un paquete de tabaco, y se suelen llevar colgado del cinturón; es por eso que muchas de las heridas infligidas a las víctimas, si no son en las manos y cara, son en el vientre o en los costados. No pueden estallar per se, o no al menos con una potencia capaz de hacer daño. La mayoría funcionan a pilas, o tienen una batería muy pequeña, que si se recalentara y estallase, provocaría apenas unas leves quemaduras.

El misterio de cómo lo hicieron reside en algo propio de una película tipo Misión imposible: el Mossad interceptó el pedido de Hizbulá y los modificó antes de que llegasen a sus destinatarios. A diferencia de los teléfonos móviles, no se pueden asaltar desde fuera, apenas mandarles señales erróneas… a menos que se manipulen físicamente. Esto es lo que se cree que hicieron con miles de ‘buscas’ del modelo Gold Apollo Rugged Pager AR924, fabricado en Taiwán.

Algunos de los tipos de ‘buscas’ utilizados por Hizbulá.

Hackear un busca es muy complicado debido a su simplicidad. No se conectan a Internet, ni a Wifi o Bluetooth. Funcionan, en esencia, como un receptor de radio, y de hecho las señales que reciben se asemejan bastante a las de FM. Los dispositivos no tienen más función que la de recibir mensajes escritos y mostrarlos en una pequeña pantalla monocromática. No emiten señales, y son aparatos bastante sencillos.

En algún momento de su cadena de distribución se les introdujo dentro de sus mecanismos una pequeña cantidad de un explosivo —entre 10 y 20 gramos— conocido como PENT. Se trata de tetranitrato de pentaeritritol, uno de los componentes del Semtex checo, y uno de los explosivos plásticos de uso militar más potentes, muy similar a la nitroglicerina.

Imposibles de hackear

Hacerlos estallar mandándoles órdenes desde fuera se antoja complicado. Lo que sí que es posible es remitirle una señal ajena al propio aparato y para cuya recepción haya sido modificado. Esa señal es la que puede haber disparado una espoleta de algún tipo, o un temporizador, y con ello alcanzar la explosión.

No es la primera vez que el Mossad acude a la manipulación de un dispositivo en manos de uno de sus objetivos de alto valor. En 1996 activaron la llamada «Operación Ingeniero» para acabar con la vida del hombre que confeccionaba los chalecos bomba que entraban en Israel y causaban enormes daños en la población civil.

Le localizaron y siguieron durante un año, hasta que a través de una persona cercana le hicieron llegar un teléfono móvil manipulado; la introdujeron una pequeña carga de explosivo plástico en su interior. Este aparato, un Motorola, lo usaba una vez al mes para hablar con su padre, así que esperaron pacientemente para activarlo. Cuando lo hizo, identificaron el número y una voz le preguntó que si era él. Se identificó, y le hicieron estallar la carga explosiva que iba alojada dentro del paquete de la batería. Murió al instante.

Víctimas reconocidas por Hizbulá.

Sillas de ruedas gemelas

Otro caso parecido fue la del jeque Ahmed Yasín, conocido por ser el fundador de Hamas. Tras varios intentos fallidos de acabar con su vida, compraron una silla de ruedas idéntica a la que usaba el anciano, que tenía una salud muy deteriorada y problemas de movilidad. En los tubos metálicos de la silla clónica lograron introducir un emisor de señales GPS y en algún momento le dieron el cambiazo. Días más tarde, un helicóptero Apache lanzó un misil Hellfire, que se limitó a hacer lo que mejor sabe: localizar puntos GPS y hacerlo saltar por los aires. Así acabó el padre de Hamás.

El Mossad es bien conocido por sus espectaculares e inesperadas misiones y esta, la de los ‘buscas’, puede ser considerada una de las más llamativas. En palabras del analista político sirio Fitzal Al-Qassem, «Lo que le ocurrió hoy a Hizbulá puede clasificarse como el ataque preventivo más fantástico de la historia moderna. Puede compararse con el de Israel contra la Fuerza Aérea egipcia antes de la Guerra de los Seis Días».

Fuerte descalabro

Hizbulá tiene hoy miles de combatientes discapacitados, sus fuerzas en Líbano mermadas, y una parte importante del sistema de mando y control militar fuera de servicio. Si entran en la guerra ahora mismo, sus heridos no encontrarían ni una cama libre en los hospitales, porque todos están ya abarrotados.

Ha sido, de largo, la operación militar contra el grupo armado más contundente desde que ambas partes están en conflicto. Por esa razón es lógico que clamen venganza, juren que tomarán represalias, y afirman que responderán en una medida similar. Es el ojo por ojo que se estila en la zona, y que nunca trae nada bueno.

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