Pablo González espió a Navalni en una visita del opositor ruso a Barcelona
El español ha estado encarcelado en Polonia durante dos años acusado de espiar para Putin
El periodista espía Pablo González Yagüe y el político ruso Alekséi Navalni. | Montaje de The Objective
Pablo González Yagüe, periodista espía español que ha estado encarcelado por Polonia acusado de ejercer como espía para Rusia, realizó labores de vigilancia sobre Alekséi Navalni, político soviético, en España, concretamente en Barcelona. Tal y como cuenta EL MUNDO, Navalni había viajado a la Ciudad Condal para someterse a una operación quirúrgica en el ojo, tras resultar herido por un agresor un mes antes.
González llegó incluso a hacerse una fotografía con él, para publicarla meses después, bajo la narrativa de que Navalni no estaba en el punto de mira de Putin porque su gobierno le facilitaba rápidamente el pasaporte «para poder viajar cada dos por tres». El espía llegó a pronunciar «Navalni ni está muerto, ni incapacitado de momento», después de que el político ruso sufriera un nuevo intento de asesinato.
Polonia acusa a González Yagüe de ejercer como espía ruso durante casi una década. Según argumentan, han hallado en su poder informes que comprenden los años 2016 y 2021 en el que se relatan, por ejemplo, cómo a raíz de su estancia en Georgia, informó a la Inteligencia rusa de «la cuestión de los procesos de adhesión de los Estados postsoviéticos», así como de «las actitudes hacia la Federación de Rusia de los miembros de la OTAN y de los países que aspiran a adherirse a la Alianza».
Además, Polonia considera probado que envíos por su parte a Rusia de «información útil, incluso, sobre infraestructuras en clave de seguridad de Polonia». Por otra parte, se culpa al periodista espía español de «la publicación de textos desinformativos en Internet, en consonancia con la política oficial de información propagandística de la Federación Rusa».
Las autoridades polacas también le responsabilizan de la realización de reconocimientos operativos, reuniones y su permanente disposición a «cumplir órdenes» del servicio de Inteligencia ruso.
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