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Los millonarios que ceban las candidaturas de las elecciones americanas

«En EEUU los ricos no disimulan: son públicas las donaciones de Musk o Adelson a Trump, y de Soros o Gates a Harris»

Los millonarios que ceban las candidaturas de las elecciones americanas

Bill Gates. | Archivo

Se ve que cuando uno tiene mucho, pero mucho dinero, a reventar ya de dinero, el voto le empieza a ganar peso, se le pone robusto y hacendoso, incluso zascandil en algún caso. En las democracias liberales (absténganse bolivarianos), una vez metido en la urna, vale lo mismo que cualquier otro, incluso el mío. Pero, para qué nos vamos a engañar, hasta que llega ese momento de supremo erotismo político, hay un intenso flirteo que lo condiciona todo. Campaña electoral, lo llaman. 

En Estados Unidos no lo disimulan. La suya fue la primera democracia liberal. Cuando la montaron, a finales del siglo XVIII, era lo más moderno del planeta. Ya se les está quedando un poco antigua, aunque ahí siguen, algo que no pueden decir todos. La gran revolución que proponía era poner al frente del país a un señor al que podía votar todo el mundo… que cumpliera los requisitos impuestos en cada estado. En la mayoría solo podían hacerlo los hombres blancos con propiedades. La cosa se fue limando hasta que pudo votar cualquier persona, independientemente de su raza, sexo y capacidad económica. 

Pero ningún estadounidense se lleva a engaño: las campañas electorales cuestan mucho dinero. Y cualquiera puede darle lo que considere oportuno a “su” candidato. Aunque con matices (la distinción entre hard y soft money según se canalice de forma más o menos descarada, los comités PAC, etc.), desde la Federal Election Campaign Act de 1971 los candidatos tienen que hacer público los nombres de sus donantes. 

Por supuesto, ningún estadounidense se cree que las candidaturas solo manejan el dinero que pone en los papeles oficiales. Sin embargo, siempre resulta muy revelador la lista de millonarios a la que pueden acceder luces y taquígrafos. Son como los dream teams oficiales de la filantropía política, y dicen mucho de los partidos. 

El muy canónico (aunque evidentemente escorado hacia el bando demócrata) The New York Times ha publicado una simpática clasificación al respecto, con dos quintetos (acaba de empezar la NBA) la mar de competitivos.  

Trump, dicen, mantiene la cuadra de megadonantes que no logró auparlo a la Casa Blanca en 2020. El primero de sus benefactores ahora es Tim Mellon. En septiembre ya había puesto 125 millones de dólares para la campaña trumpiana. Calderilla: esa enciclopedia del millonario llamada Forbes lo sitúa al frente de una familia a la que calcula un patrimonio de 14.100 millones de dólares. Su fortuna se remonta al siglo XIX, cuando el bisabuelo Thomas fundó el banco Mellon; luego el abuelo Andrew se hizo secretario del Tesoro y la siguiente generación invirtió en petróleo. 

A Tim, claro, le tocó fundar una empresa informática, pero también se ocupa de mantener el legado, que incluye trenes, aviones y de todo. Vive en un rancho en Wyoming y casi no se le ve el pelo. Al parecer, el político que de verdad le cae bien es Robert F. Kennedy Jr, al que donó 25 millones de dólares en las carreras previas al Gran Prix presidencial. Los apellidos de enjundia le deben de dar más confianza. Pero a falta de pan… 

El otro gran apoyo financiero de la campaña de Trump le sonará más. Hasta demasiado. A Elon Musk no se le podía escapar la oportunidad de las elecciones para mostrarse (aún más) al mundo. Justo acaba de alcanzar un hito fundamental en otro de sus negociados, el de mandarnos a los humanos a tomar planetas: uno de los cohetes de su SpaceX consiguió volver a la base tras su lanzamiento. Hasta ahora las naves espaciales eran de usar y tirar, algo bastante poco rentable. 

Según el NYT, Musk ha invertido 180 millones de dólares en devolver a Trump a la Casa Blanca. Pero lo quiere con mejoras. Dicen, por ejemplo, que fue el que lo convenció para que fichara al muy prometedor JD Vance como candidato a vicepresidente. Al bueno de Elon le gustan las buenas historias, y Vance tiene una casi insuperable. También hay alguna cosilla de infraestructura, digamos: “La nueva promesa de campaña de Trump sobre vehículos eléctricos autónomos es buena para Musk”, decía hace poco Fortune.  

Completan el quinteto trumpiano Miriam Adelson, adinerada viuda de un megamultimillonario dueño de casinos en Las Vegas; Dick y Liz Uihlein, navieros de muchos posibles y alergia a los impuestos, y Linda McMahon,  una magnate de lucha libre profesional a la que Trump dio un cargo en algo equivalente a una secretaria de estado de pymes cuando fue presidente.  

En el bando demócrata, la muy progresista Kamala Harris también tiene amigos multimillonarios. El NYT comienza con un potente miembro de la aristocracia de Silicon Valley: Reid Hoffman, cofundador de LinkedIn. Por lo que sea, no le cae bien Musk, dueño y señor de otra red social. Dicen que, “además de ser uno de los principales donantes demócratas del país, Hoffman también ha surgido como un confidente para otros demócratas ricos en Silicon Valley que buscan hacer donaciones políticas”.

Pero el que todos estábamos esperando llega a continuación: George Soros. Ninguna sorpresa. Aunque la campaña actual añade un cotilleo sustancioso. Le está tomando el relevo en estos menesteres su primogénito Alex, cuya prometida es Huma Abedin, asesora durante muchos años de Hillary Clinton. Esto creo que lo he visto en algún episodio de Succession. ¡Oh, aquel amor imposible entre Shiv y Nate…! Tengo que ver menos la tele. Estoy tan solo.

El tercer pilar de la donación kamalista es otro clásico: Mike Bloomberg. Dicen en el NYT que “ha tenido una relación fría con el Biden”, y por eso “no se animaba a invertir mucho”. Pero, como “tiende a ser un donante muy tardío”, esperaban “un último esfuerzo”. Lo decían en septiembre. La última actualización la aporta Fortune: Mike acaba de soltar 19 millones de dólares. Pues tampoco… 

El quinteto demócrata del NYT lo completan Jeffrey Katzenberg, ex presidente de Walt Disney Studios, y Dustin Moskovitz, uno de los fundadores de Facebook. De este último dicen que anda muy alarmado por “por el giro a la derecha de algunos miembros de la comunidad tecnológica”. O sea, otro anti Musk. Aunque el bombazo de última hora en este sentido ha llegado desde otro clásico entre los clásicos: según The Wall Street Jornal, “Bill Gates ha donado secretamente [sic] 50 millones de dólares a Harris”. Bueno, secreto secreto…

Al parecer, Gates hizo la donación a Future Forward, una organización sin fines de lucro vinculada a Bloomberg. El viejo Mike… El WSJ cita a una fuente que dice que “se suponía que la donación permanecería privada”, y recuerda que “Gates no ha respaldado públicamente al vicepresidente”. Otra fuente asegura que “los hijos de Gates influyeron en su decisión de donar”. Mira, como el chaval de Soros. Estos niños…

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