Cómo puede afectar la victoria de Donald Trump a la geopolítica internacional
El 47º presidente de EEUU promete no iniciar ninguna guerra: «Las voy a parar»
Donald Trump regresa a la Casa Blanca como el 47º presidente de Estados Unidos tras arrasar en las elecciones y derrotar a los demócratas de Kamala Harris. La vuelta de Trump promete cambiar la política exterior del país -empezando por su política anti inmigratoria- y podría afectar especialmente a escenarios internacionales como el de la guerra en Ucrania, el conflicto en Oriente Próximo (centrado en Israel, Palestina, Líbano y Siria) o las relaciones con Corea del Norte, entre otros.
«Yo no voy a iniciar ninguna guerra, las voy a parar», han sido sus palabras este miércoles desde Florida en un mitin en el que ha celebrado su victoria delante de sus seguidores.
La guerra en Ucrania
Desde que Rusia invadiera Ucrania en 2022, Estados Unidos ha sido uno de los principales aliados de Kiev, proporcionando miles de millones de dólares en material de militar. No obstante, esto podría cambiar con la llegada de Trump.
El republicano ya ha expresado en reiteradas ocasiones su intención de reducir la ayuda al Gobierno de Volodímir Zelenski argumentando que el mayor peso de la defensa de Ucrania debe recaer en Europa. El recién reelegido presidente de EEUU confía en firmemente en una política de America first (América primero), por lo que considera que la de Ucrania no es su guerra y EEUU no debe gastar el dinero de los contribuyentes en ello.
Trump no oculta su estrecha relación con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, pero ya remarcó en el pasado que si él hubiera sido presidente en EEUU en vez de Joe Biden, Rusia no habría invadido Ucrania.
El recién reelegido presidente de EEUU confía en firmemente en una política de America first (América primero), por lo que considera que la de Ucrania no es su guerra y EEUU no debe gastar el dinero de los contribuyentes en ello.
Así, ya aseguró en septiembre en una entrevista en el podcast de Lex Fridman que tiene «un plan muy exigente» para acabar con la guerra, pero no entró en detalles: «No puedo explicar estos planes porque si lo hago, no los podré utilizar. No tendrán éxito. Parte de eso es la sorpresa».
Quien sí explicó los planes fue su candidato a la vicepresidencia, JD Vance, que desveló que el primer paso sería iniciar negociaciones con el Kremlin, Ucrania y las partes interesadas para conseguir un «acuerdo pacífico». En este sentido, detalló que para ello Rusia conservaría las zonas ocupadas, con una zona desmilitarizada a su alrededor, mientras que Ucrania conservaría su soberanía a cambio de garantizar su neutralidad y no unirse a la OTAN.
El conflicto en Oriente Próximo: Israel, Palestina, Líbano, Siria…
Otro de los grandes conflictos que sacuden al mundo en la actualidad es de Israel y Palestina. Después de que la facción palestina Hamás lanzara el 7 de octubre de 2023 un asalto que dejó cerca de 1.200 muertos y unos 250 rehenes, el Gobierno de Israel respondió con duros ataques contra la organización y contra la población civil, bombardeando y ocupando la Franja de Gaza, que ya dejan más de 43.300 muertos.
Tras casi un año de guerra, y con prácticamente todo el territorio de Gaza arrasado y controlado por Israel, el Gobierno de Benjamin Netanyahu no dudó en ampliar su ofensiva a países vecinos como Líbano, y su lucha contra Hezbollah, así como en bombardear con más intensidad objetivos en Siria.
Israel es un socio histórico de Estados Unidos y, tanto los gobiernos republicanos como los demócratas, siempre han mantenido una estrecha relación con este país de Oriente Próximo, principalmente marcados por el lobby judío, que siempre ha tenido un papel importante en la administración norteamericana. Precisamente, Trump tiene un fuerte apoyo judío, que ha donado millones de dólares a su campaña.
Si Joe Biden había intentado al final de su mandato calmar un poco las tensiones y aumentar el diálogo, e incluso aumentar las críticas a Netanyahu, se prevé que Trump dé un cierto giro a esta política y aumente su apoyo a Israel. No obstante, no se espera que Estados Unidos se involucre directamente en una guerra en la región ni en un conflicto directo con Irán. Durante sus anteriores cuatro años de mandato, Trump no metió a EEUU en ninguna guerra y, según sus palabras en su primer discurso tras obtener la victoria actual, no pretende a iniciar ninguna guerra: «Las voy a parar».
Donde quizás sí se pueda ver un cambio es en la solución de la ONU de los dos estados, defendida por Kamala Harris. Según las previsiones, es probable que Trump apueste por una situación anterior al conflicto, a la de impulsar los acuerdos de Abraham para mejorar las relaciones bilaterales de Israel con los vecinos y aislar a Irán en la región. Además, donde también quizás haya un cambio es en la perspectiva de las víctimas civiles en Palestina y su enfoque, que seguramente difiera del que Kamala Harris tiene.
En el caso de Siria, donde Estados Unidos ocupa algunos territorios desde hace varios años en campos petrolíferos y gasísticos, no se espera grandes cambios.
La OTAN y el gasto en Defensa
El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, ya ha felicitado a Trump por su victoria y ha asegurado estar «deseando volver a trabajar con él». Así, Rutte ha señalado en un comunicado a Rusia y China como las principales amenazas a la seguridad euroatlántica, además del «creciente alineamiento» de China, Rusia, Corea del Norte e Irán.
El secretario general de la OTAN ha prometido a Trump que se va a encontrar una Alianza Atlántica «más fuerte» y más comprometida con el gasto en Defensa, asegurando que dos tercios de los aliados ya destinan al menos el 2% del PIB a la inversión militar.
Precisamente, durante su anterior mandato, entre 2016 y 2020, Trump metió presión a sus aliados para que aumentar su desembolso en Defensa dentro de la organización, ya que la contribución económica de los socios, si se compara con la de EEUU, es bastante desigual.
Trump incluso ha llegado en el pasado en amenazar con sacar a Estados Unidos de la OTAN si los socios no aumentan su desembolso económico. Es más, cabe ver si decide no defender a aquellos miembros que no cumplan con el objetivo de gastar al menos el 2% de su PIB en Defensa. -España solo destina un 1,28% y no espera alcanzar la meta del 2% hasta 2029-.
Estados Unidos, el aliado que más dinero gasta en defensa en términos absolutos, invertirá en las fuerzas armadas 754.684 millones de dólares este año. En total, la Alianza calcula que la inversión militar en 2024 será de 1,184 billones de dólares en toda la OTAN, de los que los aliados europeos y Canadá aportarán 430.112 millones.
Corea del Norte y las conversaciones nucleares
Durante su anterior mandato, Trump cambió radicalmente su política hacia Corea del Norte, un país considerado hasta día de hoy como enemigo por parte de Estados Unidos. A finales de junio de 2019 Trump y el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un se reunieron en la Zona Desmilitarizada (DMZ), la franja fronteriza entre las dos Coreas, y desde la línea de demarcación cruzaron juntos a suelo norcoreano. Trump se convirtió así en el primer presidente estadounidense que pisa suelo norcoreano.
Desde entonces, con la administración Biden, las relaciones se paralizaron y Corea del Norte ha ido intensificando sus lanzamientos de misiles balísticos hacia el mar de Japón y su política contra Corea del Sur, con el lanzamiento de drones con basura y cortando todas las conexiones con su vecino.
Con la nueva llegada de Trump a la Casa Blanca, queda por ver si ambos mandatarios reiniciarán las conversaciones nucleares.
también ha planteado interrogantes sobre si defendería a Taiwán en el caso de que fuera invadido por China.
¿Guerra comercial con China?
Durante su primer mandato, Trump mantuvo una estrategia de confrontación comercial con China y, con su regreso, está por ver si incrementa esta guerra económica con el gigante asiático, aplica políticas más proteccionistas y aumenta los aranceles a los productos chinos e impone restricciones a los bienes procedentes del país asiático.
Por otro lado, el nuevo 47º presidente de EEUU ya ha planteado interrogantes en el pasado sobre si defendería a Taiwán en el caso de que fuera invadido por China. Durante su campaña, ha acusado a la isla de «robar» la industria de semiconductores de EEUU y ha sostenido que Taiwán debería compensar a Washington por el apoyo militar brindado a la isla. El suministro de armamento a Taiwán ha continuado durante el Ejecutivo de Biden, algo que ha sido criticado por Beijing, que considera a Taiwán una provincia rebelde.
No obstante, hace apenas unos días, Trump dejó claro que si China decid invadir Taiwán, la respuesta de EEUU será imponer aranceles de hasta el 2oo% a China.