Un carguero chino rompe cables submarinos en el Báltico, pero todo apunta a Rusia
Muchos analistas vislumbran avisos por parte de Moscú en un momento en que la tensión sube de tono
Por desgracia, hacen bueno el chiste. «Una vez es casualidad, y dos coincidencias, pero si ocurre tres veces es el KGB». El chascarrillo propio de espías y servicios secretos parece manifestarse con un extraño incidente, que no es el primero, y las sospechas apuntan a Moscú.
El carguero de bandera china «Yi Peng 3» cortó el pasado domingo a las ocho de la mañana en hora local el C-Lion-1, un cable submarino de 218 kilómetros que une a Finlandia con Lituania. Entra dentro de las posibles situaciones accidentales. Aunque es muy poco habitual, a veces ocurre con barcos pesqueros y las redes que arrastran.
Tras el incidente, las autoridades suecas iniciaron una investigación con la ayuda de la guardia costera y las fuerzas armadas, que consideran el evento como algo casi exótico por lo poco frecuente. Cuando echaron un vistazo a los buques que podrían ser responsables accidentales, se sospechó de la presencia de navíos rusos, pero apareció por primera vez el pesquero chino Yi Peng.
Las alarmas se dispararon cuando se supo que este mismo buque rompió otro cable submarino que une a Finlandia y Alemania en una conexión de 1.120 kilómetros de longitud a las dos de la madrugada del día siguiente. Esto adquiere un aspecto muy distinto, y pasa de parecer un accidente para convertirse en un acto deliberado y muy bien planificado.
Que dos cables de fibra óptica que discurren por debajo del mar Báltico fueran cortados en incidentes separados en menos de 24 horas ha disparado las sospechas hacia un sabotaje ruso. Varios mandatarios y responsables occidentales, incluido el ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, han insinuado —sin decirlo abiertamente— la participación rusa y han calificado los incidentes como posibles actos de guerra híbrida. «Nadie cree que estos cables se cortaran accidentalmente», añadió en declaraciones recogidas por medios alemanes.
Por su parte, los ministros de asuntos exteriores finlandés y alemán subrayaron que la seguridad europea se enfrenta a amenazas no solo por la guerra de Rusia en Ucrania, sino también por supuestas operaciones encubiertas. El problema es que estos no son más que dos accidentes aislados de una cadena de accidentes aislados, que muchos piensan forman parte de una estrategia.
Primera rotura de gasoducto
En octubre de 2023, el buque chino Newnew Polar Bear rompió el gasoducto Baltic Connector que une a Finlandia y Estonia. Tras una investigación de las autoridades finesas, se llegó a la conclusión de que el incidente ocurrió mientras navegaba arrastrando su ancla por el lecho marino. Es una práctica absurda en navegación normal, que hace pensar en una clara intencionalidad.
El mayor acto de sabotaje desde la invasión rusa de Ucrania tuvo lugar el 26 de septiembre de 2022 en el Báltico. Aquel día, estaciones de medición en Suecia y Dinamarca registraron fuertes explosiones submarinas, que ocurrieron en aguas internacionales, aunque dentro de las zonas económicas de estos dos países.
Dichas explosiones submarinas dejaron inoperativos los gasoductos Nord Stream 1 y Nord Stream 2 que llevaban gas ruso hacia Alemania con cuatro fugas principales. Se liberaron grandes cantidades de gas natural al mar con el consiguiente desastre ecológico, y se estableció una zona de exclusión de cinco millas náuticas alrededor de cada fuga.
Los sospechosos habituales
Aunque la fiscalía alemana sigue investigando el claro acto de sabotaje y existen varias teorías, y la más plausible apunta hacia Ucrania. Investigadores germanos encontraron evidencias que apunta a Kiev, y documentos filtrados sugieren que EE. UU. sabía de planes ucranianos para atacar los gasoductos tres meses antes, aunque guardaron silencio. Tras las pesquisas, se informa que un grupo de seis personas alquiló un yate en Alemania para llevar a cabo el ataque.
Esta cadena de incidentes se produce en un momento de máxima tensión con Rusia. Los ministros de Defensa de Suecia y Lituania se han mostrado «profundamente preocupados» por el corte del cable que conecta sus dos países, y que el protagonista de los dos últimos hechos sea un carguero chino, país que apoya a Rusia, enrarece aún más el panorama.
«Situaciones como esta deben sopesarse con el actual telón de fondo de la creciente amenaza que supone Rusia en nuestras cercanías», señalaron en un comunicado conjunto los ministros Pal Jonson y Laurynas Kasciunas. Ambos han solicitado sanciones económicas ante este acto de sabotaje ante un estado de «guerra híbrida de actores malintencionados».
Inconvenientes, más que problemas
Arelion, la empresa que opera la línea en Lituania espera que la reparación lleve un par de semanas. Alrededor de una quinta parte de la capacidad de Internet de Lituania se ha visto reducida, aunque se entiende que los consumidores no se han visto afectados.
Según los técnicos finlandeses, en su país tampoco han sufrido una merma notable en el servicio debido a que los paquetes de información de Internet buscan su destino por otras vías. A pesar de ello, se calcula que los cables serán reparados en un periodo de entre cinco y quince días.
Muchos analistas vislumbran avisos por parte de Moscú en un momento en que la tensión sube de tono. Parece una respuesta ante la cesión de misiles estadounidenses a Ucrania con posibilidad de atacar suelo ruso, una manera de expresar que pueden ocurrir más cosas antes de escalar un conflicto que pasa ya de los mil días de duración.