Al Assad y su familia llegan a Moscú tras concederles Rusia asilo político
El Ejército ruso ha apoyado al régimen y mantiene dos bases militares en el país, que no han sido atacadas
El depuesto presidente sirio Bashar al Assad y su familia se encuentran en Moscú y han recibido asilo en Rusia, confirman fuentes del Kremlin a las agencias rusas Tass e Interfax. Las autoridades rusas han concedido al derrocado mandatario y a su familia el asilo político por motivos humanitarios, añaden estas fuentes.
El Gobierno ruso ha sido el primero en dar una confirmación oficial de que el líder alauita había abandonado Damasco horas antes de la toma de la capital por parte de los rebeldes. Varias informaciones apuntaban a que lo habría hecho en un vuelo que despegó del aeropuerto internacional de Damasco y del que se perdió la pista poco después, siendo una incógnita su destino.
Rusia ha sido junto a Irán uno de los grandes valedores del régimen del país de Oriente Próximo y le ha proporcionado apoyo militar durante la Guerra de Siria. En esta ocasión, su aviación ha bombardeado distintas ubicaciones, pero no ha podido frenar el rápido avance de la insurgencia liderada por el grupo yihadista HTS.
Además, Moscú cuenta con dos bases militares, una aérea y otra marítima, en el país. La agencia Tass también informa de que la situación en estos complejos es tranquila y que no se ha producido ningún intercambio de fuego a pesar de que ambos centros se encuentran en alerta máxima y los rebeldes han tomado poblaciones cercanas.
El fin de una era
Lo ocurrido esta madrugada representa el final de Bashar Hafez Al Assad y del legado de su padre, Hafez, un oficial de la fuerza aérea que ayudó a liderar la toma del gobierno por parte del Partido socialista Baaz en 1963 antes de asumir él mismo el poder mediante un golpe militar incruento en 1970. Su hijo asumió el poder en el año 2000 bajo promesas de un camino de reformas, liberalización económica y cierto aperturismo democrático que cayeron en saco roto al año de llegar al cargo, cuando empezó a sofocar todo amago de oposición política.
Cuando en 2005, los grupos de oposición se unieron para emitir una declaración en la que exigían elecciones parlamentarias libres, Al Assad respondió encarcelando a sus principales firmantes, marcando el patrón que seguiría durante el lustro siguiente hasta el estallido en 2011 de la Primavera Árabe en el país, el comienzo de la guerra civil siria.
Dos años después, Estados Unidos ya estaba acusando a Al Assad de la comisión de atrocidades al declararle responsable de un ataque químico con gas sarín que dejó 1.400 muertos cerca de Damasco. El Gobierno de Al Assad responsabilizó del ataque a extremistas islámicos, pero acabó aceptando un plan ruso-estadounidense para que observadores internacionales asuman el control de las armas químicas de Siria.
En 2015, la guerra se convirtió en un punto de inflexión con la incorporación definitiva de Rusia en una campaña militar con apoyo técnico de Irán que logró paralizar las operaciones rebeldes y yihadistas, confinados hasta hace solo doce días a menos de la mitad del país en medio de una relativa calma.