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Internacional

¿El gobierno español va a ignorar el golpe en Venezuela?

Con Edmundo González o con Nicolás Maduro. Con el demócrata que ganó las elecciones o con el represor

¿El gobierno español va a ignorar el golpe en Venezuela?

El presidente de EEUU, Joe Biden, se reúne con el presidente electo de Venezuela, Edmundo González.

¿Este viernes habrá otro golpe de Estado en Venezuela o tomará posesión el vencedor de las elecciones del pasado 28 de julio? Si el derrotado autócrata Nicolás Maduro sigue en el poder, se habrá confirmado el golpe. Si el vencedor de las elecciones, Edmundo González Urrutia, toma posesión de su cargo, la democracia habrá vuelto a Venezuela.

¿Está el gobierno de Pedro Sánchez poniendo toda la carne en el asador para que se respeten los resultados de las elecciones? ¿Será tan contundente como el presidente Biden, que acaba de recibir a González Urrutia en el Despacho Oval de la Casa Blanca -con corbata, a diferencia de Sánchez en septiembre, cuando le dio un paseo por los jardines de La Moncloa- para reconocer la soberanía popular que representa el presidente electo venezolano?

Se admiten apuestas.

Probablemente la posición del Gobierno será de nuevo tibia: tan duro con los dictadores muertos en la cama hace cincuenta años y tan comprensivo con los que hoy destrozan la vida de los venezolanos. Probablemente ese gran embajador in pectore llamado Rodríguez Zapatero siga ocupándose de la cuestión, para desgracia de los demócratas de Venezuela y alivio de los chavistas incrustados en el poder. Probablemente haya en los próximos días todavía más comedia de gesto preocupado y verbo cursi pidiendo mesas de negociación para justificar el atrincheramiento de Maduro y consolidar la complicidad con él. Por lo pronto, el gran castigo del Gobierno al fraude electoral cometido por el régimen es no enviar a nadie a Caracas este viernes. Total, para qué.

No es tan complicado adoptar la posición correcta. No lo ha sido para el presidente chileno Gabriel Boric, al frente de un gobierno de izquierdas, que acaba de anunciar que la misión diplomática del país cierra en Caracas hasta que Venezuela recupere la democracia. No lo ha sido para Joe Biden recibir a González Urrutia como «el hombre cuya campaña inspiró a millones de personas» y desear «un traspaso pacífico de poderes al auténtico triunfador de las elecciones presidenciales». Está siendo natural para Argentina, Italia y otros países recibir y reconocer al ganador de las elecciones, al hombre que constitucionalmente debería tomar posesión este 10 de enero en la Asamblea Nacional de Caracas.

Sin duda aterrizar en Caracas será más complejo para los nueve expresidentes iberoamericanos que han anunciado su voluntad de asistir a la toma de posesión del presidente electo. Es fácil imaginar el recibimiento que tendrán por parte del régimen; el mismo despliegue represivo que prepara a González Urrutia y a todo el que se atreva a reclamar que se cumpla el resultado de las urnas del 28 de julio, la espectacular victoria de la oposición -demostrada con las actas de los colegios electorales- a pesar de competir en desigualdad de condiciones y sufriendo la represión oficial y paraoficial de Maduro.

El propio González Urrutia denunció el martes el secuestro de su yerno cuando fue interceptado por encapuchados mientras llevaba a sus hijos al colegio. Una descripción que conocen bien los que han sufrido los ataques y las agresiones de las fuerzas paramilitares manejadas por el régimen. A esto, y a las torturas, las vejaciones y la arbitrariedad llevan años enfrentándose los demócratas venezolanos. De esto, y de la miseria, han huido desde hace años ocho millones de personas.

Todo el aparato oficialista y los grupos especiales están ya listos para hostigar a los demócratas venezolanos; el régimen ha convocado a sus fieles a rodear el Palacio de Miraflores para tratar de defender la ilegitimidad manifiesta del presidente fraudulento Nicolás Maduro. Con él están las dictaduras y autocracias del mundo, Rusia y China a la cabeza y Cuba a la cola; con él los populismos iberoamericanos de viejo y nuevo cuño. Con González Urrutia están las democracias. Como la española: tanto el Congreso como el Senado ya le reconocieron como presidente electo de Venezuela. ¿Por qué el Gobierno no lo ha hecho? ¿Cree que eso ayuda a los venezolanos? ¿Cree que los venezolanos no se acordarán de este desprecio cuando se liberen de la pesadilla en la que viven?

Es muy poco probable que la fuerza de choque de las escuadras del régimen y la violencia institucional de Maduro dejen un resquicio a la democracia esta semana. Los chavistas tienen el respaldo que supone la complacencia o pasividad de algunos gobiernos y el apoyo de otros. Para desgracia de todos ellos, la democracia llegará a Venezuela. Como ha dicho en NTN24 el expresidente colombiano Andrés Pastrana, amenazado con ser detenido por el ministro del Interior por intentar llegar a Caracas este viernes, «si no nos dejan entrar nos vemos a la salida, que será muy pronto».

Mientras tanto, si quieren saber lo que pasó en ese país antes, durante y después de las elecciones del pasado 28 de julio, aquí tienen el documental Todos lo saben, producido por @lagranaldea. El testimonio de cómo millones de venezolanos se movilizaron pacíficamente para derrotar en las urnas al régimen de Maduro en medio de la represión y la censura, y cómo supieron conseguir y proteger las pruebas de la victoria.

Una lección de dignidad y lucha por la democracia que avergüenza a los expresidentes de Gobierno aficionados a las relaciones internacionales que se agarran a la equidistancia imposible: o se está con Edmundo González, el ganador de las elecciones de Venezuela, o se está con Nicolás Maduro, el represor de los venezolanos.

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