La llegada de Trump es una amenaza creíble para la economía de Venezuela
El petróleo y las migraciones dominarán las relaciones entre EEUU y el gobierno de Maduro

Donald Trump y su secretario de Estado, Marco Rubio. | Reuters
Empresas petroleras trasnacionales, como Chevron, Repsol, ENI, Maurel and Prom y la china CNPC, responden por más de un tercio de la producción de petróleo total de Venezuela hoy. Esas operaciones estarán en vilo a la espera de lo que decida el gobierno de Donald Trump, que comienza este lunes a sacudir al mundo.
Chevron, una de las principales fuentes de divisas para el cuestionado Gobierno de Nicolás Maduro, podría verse obligada a reducir operaciones en Venezuela, si se cumplen las advertencias del secretario de Estado designado, Marco Rubio, lo que supondrá un frenazo para la economía venezolana, que en 2024 estaba balbuceando una leve recuperación.
Para el tercer gobierno de Maduro, esta podría ser un desafío real y más poderoso que las supuestas amenazas de una invasión extranjera con mercenarios que nadie ha visto, más allá del discurso oficial.
Chevron, junto con la italiana ENI, la española Repsol, la francesa Maurel and Prom, y la china CNPC responden hoy por más de un tercio de la producción petrolera total de Venezuela, según fuentes de la industria.
A duras penas Venezuela llegó a 856.000 barriles por día (bpd) en diciembre pasado, según fuentes secundarias recabadas por la OPEP en su informe mensual. Pese a tener «las reservas de petróleo más grandes del mundo» no ha logrado llegar al millón de barriles por día desde junio de 2019.
Los pocos aumentos logrados obedecen a operaciones de las firmas privadas socias de PDVSA, mientras la estatal atraviesa una crisis perpetua que ha llevado a juzgar por corrupción a cuatro de sus cinco últimos expresidentes. En 2024 la producción total aumentó 107.000 bpd respecto a diciembre de 2023, pero la tendencia ahora está amenazada por razones políticas y geopolíticas.
«El sector petrolero con pulmón propio, tecnología propia, capital propio creció 14 por ciento y superó largo ya un millón de barriles y sigue creciendo. Enero arrancó volando, volando», dijo Maduro el miércoles en su mensaje anual a la nación. Según expertos, es otra de sus hipérboles o desinformaciones bastante comunes.
A octubre, empresas estadounidenses (la más activa es la firma Valero) compraron en promedio 295.000 bpd de petróleo venezolano, un 40% más que en septiembre, ubicando a Venezuela como el tercer suplidor después de Canadá y México y por encima de Arabia Saudita (221.00 bpd), según datos del departamento de Energía de EEUU.
En exportaciones, el total de la producción en vilo por las sanciones es de alrededor de 300 mil bpd. «Eso es un 36% de toda la producción de petróleo de Venezuela», señala un economista al observar que la firma india Relliance tiene su propia licencia OFAC para comercializar el petróleo venezolano, aunque no lo produce.
«Si eliminan las licencias, el régimen de Maduro se pondría en una situación financiera sumamente difícil», advierte un economista que prefiere permanecer en el anonimato por temor a represalias.
Las sanciones son impuestas por el Departamento del Tesoro a través de su Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) en respuesta a las acusaciones de atentados contra la democracia y los derechos humanos, además de supuestos delitos de corrupción y narcotráfico por parte del régimen chavista.
Llamadas por la retórica chavista «medidas coercitivas unilaterales» aumentaron a 1.027 en este amanecer de enero, según el gobierno. En su mayoría son personales, a figuras militares y civiles de un régimen que se define como «popular, civil y militar».
Pero también alcanzan a los intereses de la República y a PDVSA. El país no puede recibir financiación internacional de organismos como el FMI y el Banco Mundial, mientras las grandes empresas privadas y grupos financieros se lo piensan siete veces antes de destinar grandes inversiones de capital a Venezuela, por el miedo a violar normas prudenciales que también aplican para Europa.
«Yo creo que tendremos un tiempo muy malo y restringido. Si Trump vuelve a las sanciones de 2019, los ingresos del régimen se verán afectados fuertemente, mucho más que la producción misma», advierte otro economista.
Antes de la flexibilización, PDVSA se veía obligada a vender su petróleo con enormes descuentos en oscuras transacciones en el mercado asiático. Pero desde hace casi tres años lo ha podido exportar sin problemas a EEUU, España e India, a precios de mercado. Esto mejoró mucho las arcas del gobierno y ayudó a reactivar la postrada economía, que según Maduro creció más de 9% en 2024, aunque economistas privados ubican esa tasa en torno al 4,0%.
Otro ladrillo en la pared
En los últimos tres años, cuando Maduro dio señales de que estaba dispuesto a permitir unas elecciones libres, competitivas y con oportunidades para todos los candidatos opositores, el gobierno del buenazo Joe Biden flexibilizó esas sanciones al sector de petróleo y gas. Así, otorgó las licencias de OFAC a socias de PDVSA para que volvieran a sacar crudo en Venezuela con el cual pagarse deudas viejas y de paso conseguirle dólares a Maduro para apuntalar el recalentado mercado cambiario y la resquebrajada economía.
Pero con la llegada de Trump y su bandada de halcones, todas las señales apuntan a que esas licencias serán revertidas, lo que impactará no solo Maduro, sino también a toda la economía venezolana, además de las empresas petroleras.
El designado secretario de Estado de Trump, Marco Rubio, advirtió en su audiencia de ratificación ante el Congreso que Estados Unidos debería revertir las otorgadas a Chevron.
Afirmó que Biden «se dejó engañar» por Maduro con su promesa de elecciones que resultaron ser «completamente falsas», mientras prometía recibir a migrantes ilegales deportados desde EEUU.
«Ahora tienen licencias generales que permiten que empresas como Chevron aporten miles de millones de dólares a las arcas del régimen, y este no ha cumplido ninguna de las promesas que hizo. Así que todo eso necesita ser reconsiderado», dijo Rubio.
Al día siguiente, la agencia Bloomberg reveló que Chevron pagó 300 millones en impuestos en Venezuela en su último ejercicio fiscal.
La congresista republicana María Elvira Salazar fue más allá y pidió directamente revertir esas licencias a Chevron, a la que acusó de tener las manos manchadas de sangre venezolana.
«Han puesto millones de dólares en los bolsillos de Maduro, beneficiándose del sufrimiento de María Corina Machado y de los venezolanos que buscan libertad. Son tan malvados como el régimen al que están apoyando», afirmó la representante en un mensaje público.
En noviembre pasado, la firma privada venezolana Ecoanalítica calculaba que sin licencias habrá en este 2025 una caída del 25% en la producción petrolera de Venezuela, hasta unos 750.000 bpd, pero si se mantienen el país superará el ansiado millón de bpd.
La firma estimaba que en 2024 el ingreso petrolero llegó a $14.800 millones, con un alza de 21% respecto a 2023 y se esperaba que con las licencias llegaría en 2025 a $17.200 millones, un alza de 16%.
Repsol y su negocio «ganar» con Maduro
A la Española Repsol le falta por cobrarle unos 800 millones en deudas viejas de Petróleos de Venezuela. Además, tiene ambiciosos planes con la estatal para explotar ricos campos de gas natural en sociedad con la italiana ENI en Cardón (occidente) y exportar Gas Natural Licuado a la sedienta Europa.
En el tercer trimestre de 2024, Repsol envió siete cargamentos de petróleo a su sistema de refino en España, sumando 6,5 millones de barriles en el trimestre (un promedio de 72.000 bpd), de acuerdo a sus informes de resultados del tercer trimestre. En el primer trimestre, habían sido dos millones de barriles, o 22.000 bpd.
A mediados de 2024 firmó con el gobierno de Maduro un acuerdo para incorporar dos nuevos campos, los gigantes Tomoporo y La Ceiba a sus operaciones en sociedad con PDVSA, para producir otros 20.000 bpd.
El consejero delegado de Repsol, Jon Imaz San Miguel dijo el año pasado en una conferencia con inversionistas que esos campos tiene 5.000 millones de barriles en reservas, y que su compañía estaba entrando en una nueva dinámica en Venezuela en una relación ganar ganar con el gobierno de Maduro.
Esos acuerdos le permiten recuperar sus antiguas deudas comerciales, incrementar la producción, que promediaba 65.000 barriles por día en el primer semestre, mejorar el perfil de suministro para sus refinerías, comenzar nuevas inversiones y elevar el pago de impuestos en Venezuela provenientes de estas operaciones. Su licencia OFAC es del 21 de mayo de 2024.
«Repsol sigue adoptando las medidas necesarias para continuar su actividad en Venezuela con pleno respeto a la normativa internacional de sanciones aplicable», afirma en su informe semestral de julio pasado, poco antes de las elecciones en las que Maduro fue proclamado ganador.
Al 30 de junio de 2024 la empresa tenía todavía una exposición patrimonial en el país por 467 millones de euros. Todos estos negocios ahora están en vilo, a la espera de lo que decida Trump.