The Objective
Internacional

Así es la vida en el epicentro del terror del 7-O: «No habrá paz hasta que vuelvan los rehenes»

THE OBJECTIVE visita el ‘kibutz’ de Kfar Aza y el Festival Nova, en donde Hamás asesinó a un total de 428 personas

Así es la vida en el epicentro del terror del 7-O: «No habrá paz hasta que vuelvan los rehenes»

‘Kibutz’ de Kfar Aza. | TO

528 días después, el trauma sigue presente, y quizá nunca deje de estarlo. El 7 de octubre de 2023 milicianos liderados por Hamás lanzaron un brutal ataque terrorista contra Israel que comenzó en el kibutz de Kfar Aza, ubicado junto a la frontera de Gaza, y que continuó en el Festival Nova, donde 364 personas fueron asesinadas y otras 40 secuestradas. THE OBJECTIVE se desplaza hasta el epicentro del terror para ver cómo ha avanzado la situación desde el comienzo del conflicto.

Podría decirse que ahí el tiempo se detuvo ese día, y que no es precisamente vida de lo que ahí se disfruta. El asalto de Hamás cambió para siempre la región (y el mundo). Sus consecuencias aún no se han revelado ni comprendido por completo. Lo que sabemos es que el 7-O el grupo terrorista tomó 251 rehenes, de los cuales alrededor de 60 permanecen en Gaza, aunque sin la posibilidad de saber cuántos de ellos están ya muertos. Sus caras cubren prácticamente cada rincón de esta zona cero, acompañadas de un contundente mensaje: Bring them home now («Traedlos ya a casa»).

El ‘kibutz’ de Kfar Aza está cubierto con carteles que piden la vuelta de los rehenes.

Aunque la tregua entre Israel y Hamás dura ya más de dos meses, los lugareños siguen hablando de una «zona de guerra» en Kafr Aza, reducido a escombros, con muchos militares y apenas una treintena de habitantes. No hay niños. La mayoría de adosados están vacíos y cubiertos con las caras de quienes antes los habitaban. Las fuentes consultadas por este medio aseguran que 64 fueron asesinados, incluido un niño de 15 años, y 19 secuestrados. Antes del ataque del 7 de octubre de 2023, alrededor de 900 personas vivían en esta especie de comuna. Ahora, con suerte, superan los 30. «Pasarán generaciones hasta que la vida sea normal aquí», afirma Orit, una de las vecinas que antes se reincorporó al kibutz, junto con su amigo Shachar.

Este recuerda con nitidez cómo a las 6.30 de la mañana escuchó a los terroristas y se refugió junto a su mujer en su safe room. Se dio cuenta de que eran terroristas cuando los vio portar fusiles AK-47. «No trataron de entrar, pero no podíamos salir», recuerda. Trató de calmar a su esposa diciéndole que el Ejército pronto llegaría, pero no fue así. «El Gobierno no nos ayudó», relata con reproches a Benjamin Netanyahu.

Hogar de un ‘kibutz’ que pertenecía a Nitzan Libstein, asesinado por el grupo terrorirsta Hamás.

«El Gobierno no nos quiere aquí porque es más fácil reconstruir los kibutz sin nosotros», considera Shachar, que fue el primero en volver a Kfar Aza, en diciembre de 2023. Ya no reconoce su comunidad, en la que por primera vez viven más soldados que civiles. Una de las personas más veteranas, Chen, que lleva asentada ahí desde su nacimiento, recuerda que los ataques de Hamás han sido constantes desde 2008, y guarda en su chabola restos de proyectiles antiguos. Sin embargo, jamás olvidará el 7-O. Asegura que en la primera hora del ataque murieron 37 personas. Todavía sigue esperando recibir a sus amigos, muchos de los cuales ya estarán muertos.

«El 7 de octubre no es una historia lineal, que tenga inicio, desarrollo y desenlace. Hasta que vuelvan los rehenes, seguimos en el inicio», lamenta Orit.

-¿Qué es lo que le gustaría trasladar al mundo?

-Solo pido que se hable de ellos, de los rehenes, porque el día en que se deje de hablar de ellos la esperanza estará muerta.

Imagen de ‘kibutz’ destrozados tras el ataque de Hamás el 7-O.

Festival Nova

Tras el ataque al kibutz de Kafr Aza, los milicianos de Hamás se dirigieron al Festival Nova, donde causaron el terror absoluto, asesinando a 364 personas y secuestrando a otras 40. Las imágenes dieron la vuelta al mundo, pues al evento habían acudido personas de muy diversas nacionalidades. Hoy, el escenario se ha convertido en una suerte de memorial improvisado, en donde las familias de las víctimas han plantado árboles en recuerdo de sus seres queridos. También hay postes que rematan con fotos de los asesinados y secuestrados, junto con banderas israelíes.

Al pie de estos postes, artistas de todo el país han colocado esculturas de anémonas rojas, que simbolizan las flores que abundan en el cercano bosque de Reim, y que sirven como metáfora de las jóvenes vidas arrebatadas. Desde la masacre, miles de personas han visitado el lugar para depositar coronas. Alumnos, militares, delegaciones del extranjero y otros visitantes visitan regularmente el monumento.

Memorial en honor a las víctimas ubicado en el escenario del Festival Nova.

¿Y el futuro?

Tras el ataque terrorista del 7-O, alrededor de 40.000 personas habrían muerto en Gaza por las represalias de Israel. Aunque el fin de la guerra aún parece lejano, el 64% de los israelíes considera que el plan de Donald Trump es una posible solución, según expone Tamar Hermann. Esta politóloga asegura también en declaraciones a este y otros medios que la confianza en el Estado israelí ha caído del 39 al 32% de 2022 a 2024, en parte como consecuencia de su incapacidad para frenar el ataque.

Chen, una mujer que ha vuelto al ‘kibutz’ de Kfar Aza, en donde ha vivido toda su vida.

Lejos de la política y de la politología, Chen, desde el kibutz de Kafr Aza, lanza una modesta propuesta: «A mí me gustaría pensar que podemos volver a coexistir. No hace falta que seamos amigos, solo saber estar cerca. Pero lo primero es que vuelvan los rehenes. Hasta entonces, no habrá paz». Desde luego, no para las víctimas del 7-O.

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D