Netanyahu se lanza a la 'guerra total' con el apoyo de Trump pero genera dudas en Israel
El primer ministro israelí rompe la tregua con el Knesset dividido y las familias de los rehenes pidiendo contención

Donald Trump y Benjamin Netanyahu, en una reunión que mantuvieron en La Casa Blanca en 2017. | Reuters
Benjamin Netanyahu va a la guerra total con Hamás. Y no piensa perderla. El primer ministro de Israel, tras haber roto una tregua que se prolongaba ya por dos meses con un bombardeo que ha supuesto alrededor de 400 muertos y 500 heridos, ha asegurado que «esto solo es el principio», y que «nadie nos va a parar hasta conseguir nuestro objetivo», que es liberar Gaza de la ocupación terrorista. En este empeño, cuenta con el apoyo total de Donald Trump, pero con un país dividido que cada vez alberga más dudas sobre la conveniencia del conflicto.
THE OBJECTIVE, que se encuentra sobre el terreno en estos días convulsos, ha podido palpar la división tanto social como parlamentaria en torno a la última ofensiva israelí en Gaza. En el Knesset, tanto la izquierda como los liberales no aprueban la escalada bélica. Los primeros alegan razones humanitarias, aunque también admiten su afinidad con el mundo árabe. Los otros, arguyen que el último bombardeo, que se habría cobrado exactamente 404 vidas, va a complicar la liberación de los 59 rehenes que aún permanecen en manos de los yihadistas -no sabemos cuántos de ellos vivos-.
Esta misma postura es la que abunda entre las familias de los secuestrados, que consideran que el fin del alto al fuego pone en riesgo las vidas de sus seres queridos. Este martes Tel Aviv y Jerusalén han estado trufados de manifestaciones y protestas de diferentes organizaciones en apoyo del El Foro de Familias de Rehenes y Desaparecidos. Los familiares que apoyan el uso de la fuerza en Gaza son minoría.
Como ha expresado Yarden Bibas, que es uno de los recién liberados más mediáticos, «la presión militar pone en peligro a los rehenes, mientras que un acuerdo los trae de vuelta a casa». Su esposa y sus hijos fueron secuestrados vivos y brutalmente asesinados durante su cautiverio mientras se sucedían los bombardeos.

Sin embargo, el Gobierno israelí lo tiene claro. El representante del Likud Boaz Bismuth sostiene que «para que haya paz, hay que ganar esta guerra», y pone en duda la tesis de que un alto al fuego vaya a ayudar a los rehenes: «Alguien, conociendo a Hamás, ¿cree que los liberará? Para acabar la guerra, debemos hacer las cosas de otro modo». Sus palabras, sin ambages ni moralinas, pueden chocar a quienes estén acostumbrados a la política europea, pero en el Knesset se habla de otra manera.
Apoyo de Trump
Esta incorrección política caracteriza también a Donald Trump, que ha apoyado el fin de la tregua asegurando que «Hamás, los hutíes, Irán, y cualquiera que busque el terror, pagará el precio». Fuentes del Gobierno israelí presumen de que la alianza con la Casa Blanca es «muy fuerte y no depende de gobiernos y presidentes», sino que «está basada en valores compartidos, como la democracia, la libertad y los derechos humanos». «Trump quiere la estabilidad en Oriente y Medio, y Hamás e Irán la están desestabilizando», abundan estas mismas fuentes a este medio, que afirman que la guerra con Hamás «es una guerra religiosa, no una territorial como la de Ucrania».
Entre los expertos a los que ha podido escuchar estos días THE OBJECTIVE, gracias a la intermediación de la Europe Israel Press Association, está periodista israelí Khaled Abu Toameh, que admite ser partidario de que «o los palestinos se rebelan contra Hamás, que no lo harán, o se acaba con el grupo»: «La única alternativa a Hamás es Israel. Hay que reocupar Gaza. Los líderes palestinos han radicalizado tanto a los suyos que no hay una posibilidad de acuerdo. Sin embargo, cuando el control sea israelí, los palestinos de ahí nos apoyarán, como apoyaron a Hamás en 2007».
Críticas a Netanyahu
Entre los diputados que abominan del ataque está Mansour Abbas, que, en presencia de este medio, asegura que «la guerra solo aumentará el odio entre las partes y no resolverá nada». El izquierdista árabe, que se niega a calificar a Hamás como un grupo terrorista, propone «devolver a cada uno a su sitio y que otras fuerzas manejen Gaza». La vía egipcia. «La propuesta de Trump sólo acabará en más odio entre los bandos y dañará las relaciones con Egipto y Jordania», zanja Abbas.
La Unión Europea, que está en esas tesis, ha condenado este martes el bombardeo de Israel a Gaza, que ha supuesto «la muerte de civiles, incluidos niños». Además, el bloque europeo ha pedido a Benjamin Netanyahu que ponga «fin a sus operaciones militares» a través de la Alta Representante de la UE para Polínica Exterior, Kaja Kallas, la comisaria de Mediterráneo, Dubravka Suica, y la comisaria de Gestión de Crisis, Hadja Lahbib, en un rotundo comunicado conjunto.
Por si todo esto fuera poco, los empeños de Netanyahu por reformar la Justicia, previos al 7-0, le han conducido a una debilidad parlamentaria cada vez más difícil de manejar. El Likud no las tiene todas consigo para aprobar los presupuestos de 2025, y si nos los tiene antes de que finalice este mes de marzo habrá nuevas elecciones. Pero, créanme, esa es ahora mismo la última preocupación de los israelíes.