El exgobernador acusado de acoso sexual lidera los sondeos por la alcaldía de Nueva York
El regreso de Andrew Cuomo muestra cómo el pragmatismo político supera las acusaciones que lo obligaron a dimitir

Andrew Cuomo asiste al almuerzo de Local-3 IBEW, que anuncia su apoyo a su candidatura. | Lev Radin (Zuma Press)
En un sorprendente giro de guion en la política neoyorquina, Andrew Cuomo, exgobernador de Nueva York obligado a renunciar en 2021 por acusaciones de acoso sexual, lidera actualmente las encuestas para la alcaldía de la ciudad. Con un 41% de apoyo entre los votantes demócratas, según un sondeo reciente de Honan Strategy Group, Cuomo se posiciona muy por delante de sus rivales, incluido el actual alcalde Eric Adams, que apenas alcanza un 6% de respaldo.
La ventaja de Cuomo se debe, en parte, a su calculada estrategia de campaña, que ha limitado su exposición a los ataques de sus adversarios y ha permitido que su popularidad crezca de forma constante desde su entrada oficial en la contienda a principios de marzo. Paradójicamente, según el mismo sondeo, el 51% de las mujeres consultadas lo apoyan a pesar de las acusaciones de acoso sexual que forzaron su salida de la política hace menos de cuatro años.
Descontento con Adams
La vuelta de Cuomo al ruedo político se produce en un contexto de creciente descontento con la gestión de Eric Adams, cuya popularidad ha caído hasta un alarmante 16%. Adams, quien enfrenta múltiples problemas, incluyendo acusaciones de corrupción y un manejo ineficaz de la crisis migratoria y la inseguridad ciudadana, parece haber perdido el favor tanto de los neoyorquinos como de sus propios correligionarios.
Esta situación ha abierto una brecha que Cuomo ha sabido aprovechar con habilidad. Quienes lo apoyan resaltan su experiencia como gobernador, su conocimiento profundo del aparato estatal y su capacidad de liderazgo en momentos de crisis, como lo fue su gestión durante la pandemia del Covid-19. Para muchos neoyorquinos era el hombre al que todos miraban cada mañana en televisión, quien les mantenía informados cuando estaban encerrados en casa.
Doble vara de medir
Sin embargo, la candidatura de Cuomo no está exenta de controversia. La izquierda que clamaba por su destitución en 2021 ahora parece hacer la vista gorda ante las mismas acusaciones que antes condenaba con vehemencia. Este fenómeno refleja la doble vara de medir de ciertos sectores políticos, dispuestos a apoyar a alguien con antecedentes cuestionables si consideran que puede vencer a un rival común o imponer una agenda favorable a sus intereses.
El caso de Cuomo recuerda al de otros políticos que, pese a haber sido objeto de graves acusaciones, han logrado resucitar gracias al pragmatismo de sus votantes o a la falta de alternativas reales. Por ejemplo, en España, el exministro socialista y exnúmero dos del PSOE, José Luis Ábalos, se enfrenta a graves acusaciones por contratar servicios de prostitución con dinero público, un escándalo que ha sido ignorado por buena parte de la izquierda española que, sin embargo, se presenta como adalid de la moralidad pública cuando se habla de casos como el de Dani Alves.
Cuomo también cuenta con el respaldo de algunos sectores que ven en él un centrista capaz de atraer a votantes desencantados con la gestión de Adams. Según los expertos, la elección se centrará en tres mensajes principales: la limpieza de la ciudad, la delincuencia (en 2024 hubo casi un 20% más de violaciones) y la crisis migratoria. En estos temas, Cuomo se presenta como un gestor experimentado, dispuesto a enfrentarse tanto a Washington como a sus rivales internos en Nueva York.
Otro aspecto relevante a tener en cuenta es la importancia geopolítica de la alcaldía de Nueva York. La ciudad no solo es la urbe más grande de Estados Unidos, sino también un símbolo de poder económico y cultural. Su alcalde, especialmente alguien con el perfil de Cuomo, puede convertirse en un referente nacional e incluso en un líder para la oposición demócrata a nivel federal, donde la figura del presidente Donald Trump ha hecho languidecer durante meses al liderazgo demócrata que se ha quedado sin apenas referentes.
A pesar de las críticas que le llueven, Cuomo sigue adelante con su campaña, apoyándose en un discurso que mezcla autocrítica y promesas de cambio. «¿Cometí errores? Algunos, dolorosamente, definitivamente. Y creo que he aprendido de ellos, que soy una mejor persona por ello», afirmó esta semana en una comparecencia pública.
Un panorama electoral incierto
El panorama electoral, sin embargo, sigue abierto. Aunque Cuomo lidera con comodidad, el sistema de votación por orden de preferencia puede generar sorpresas de último minuto. Además, figuras como el activista inmigrante Zohran Mamdani, quien se ubica en un distante segundo lugar con un 18% de apoyo, intentan movilizar a la base progresista contra el exgobernador.
Quedan poco menos de tres meses para las primarias demócratas del 24 de junio y la pregunta principal es si Cuomo logrará sortear los obstáculos de su propio pasado y convencer a suficientes neoyorquinos de que merece una segunda oportunidad. De momento, sus rivales siguen buscando una estrategia que logre mermar su creciente popularidad.
El éxito de Cuomo también podría enviar un mensaje poderoso sobre la naturaleza de la política moderna: un entorno donde el pragmatismo y la memoria corta de los votantes pueden ser más decisivos que la coherencia ética o la consistencia ideológica.