Muere el expresidente de Uruguay Pepe Mujica, famoso líder de la izquierda hispanoamericana
El líder del MPP sufría un cáncer de esófago y ha fallecido a los 89 años entre sus familiares

José 'Pepe' Mújica | Europa Press
El expresidente de Uruguay José ‘Pepe’ Mujica ha muerto este martes a los 89 años. El carismático líder de la izquierda, muy querido por los socialdemócratas y líderes populistas de todo el mundo, ha fallecido por su cáncer de esófago.
El exmandatario nació el 20 de mayo de 1935 y fue elegido presidente de Uruguay en 2009, desempeñando su mandato entre 2010 y 2015. A lo largo de su carrera política, también ocupó los cargos de diputado y senador, además de liderar el Movimiento de Participación Popular (MPP), la lista más votada en cada elección nacional desde 2004.
Mujica renunció al Senado y se retiró de la política en octubre de 2020, aunque continuó activo en el Frente Amplio, apoyando la campaña de Yamandú Orsi, candidato presidencial por dicha fuerza política para las elecciones de 2024, quien fue electo y asumió el cargo el 1 de marzo de 2025.
Se encontraba en fase terminal
Lucía Topolansky, exvicepresidenta, exsenadora y esposa de José Mujica, confirmó en declaraciones a la radio Sarandí que el político uruguayo se encontraba en fase terminal y recibe cuidados paliativos. Explicó que en esta etapa buscan mantenerlo sin dolor y que pueda descansar. “Está en la meseta, está a término”, señaló Topolansky, y añadió: “Esto tiene un final anunciado”.
El domingo pasado, Mujica no participó en las elecciones departamentales de su país por recomendación de su médica personal.
Antes de votar, el presidente uruguayo, Yamandú Orsi, declaró a los medios nacionales que Mujica “está complicado, se está cuidando”. Añadió: “Todos tenemos que apostar a que en todas las etapas de la vida la dignidad sea la clave. No hay que enloquecerlo, hay que dejarlo tranquilo”.
Reacciones de políticos españoles
Las reacciones de políticos no han tardado en llegar. Uno de los primeros en pronunciarse ha sido Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno, que siempre ha tenido palabras de admiración por el expresidente uruguayo, ha mostrado su cariño a los familiares del mismo. “Un mundo mejor. En eso creyó, militó y vivió Pepe Mujica. La política cobra sentido cuando se vive así, desde el corazón. Mi cariño más profundo para su familia y para Uruguay. Eterno, Mujica”, ha escrito el líder socialista en su cuenta de X.
Por su parte, el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo ha enviado el pésame a la familia del expresidente de Uruguay, José Mujica, de quien ha alabado su hospitalidad y cordialidad a pesar de la “discrepancia ideológica”.
Tras conocerse la noticia del fallecimiento este martes del político uruguayo, Feijóo ha escrito un mensaje sobre Mujica en la red social X. “Desde la discrepancia ideológica, siempre diré que fue una persona cordial y hospitalaria en Montevideo y fue acogido de igual forma en Galicia. Mi pésame a la familia y amigos de Pepe Mujica”, ha expresado.
El presidente de la Generalitat de Cataluña, Salvador Illa, ha afirmado que la muerte del expresidente de Uruguay Pepe Mujica es una gran pérdida para un mundo y un tiempo “necesitados de referentes morales, cívicos y políticos”.
“Su profundidad humana, su firme compromiso y su acción política serán siempre un ejemplo”, ha dicho en un mensaje de X recogido por Europa Press este martes. Ha destacado la necesidad de preservar su legado “lleno de sabiduría, de lucha contra las desigualdades y de férrea defensa de la justicia social”.
Un presidente peculiar
Mujica recogió el testigo presidencial en 2005 de manos de su compañero Tabaré Vázquez, pero rápidamente dejó claro que su estilo discursivo y político distaba mucho de ser el común. Se convirtió en un ‘rara avis’ dentro de una América Latina donde gran parte de la izquierda miraba como referente al venezolano Hugó Chávez y a su ‘revolución bolivariana’.
Su animadversión por los protocolos clásicos fue especialmente comentada y se hizo palpable en un día a día en el que intentaba rehuir de coches oficiales y defendía su vida en una pequeña ‘chacra’ (granja) cerca de Montevideo junto a su mujer, Lucía Topolansky, también una activa militante de la izquierda.
Por esta pequeña finca han llegado a desfilar líderes extranjeros y periodistas y desde este símbolo de austeridad defendió iniciativas como la de donar parte de su salario como presidente –al término del mandato, afirmó que había renunciado a más de medio millón de dólares–.
En el terreno político, promulgó la ley de despenalización del aborto vetada por su predecesor, impulsó la legalización del matrimonio igualitario y firmó una reforma pionera para autorizar la producción y la comercialización de la marihuana.
Sus críticos, en cambio, le reprocharon no haber aprovechado las ventajas de un país en crecimiento para consolidar mejoras de servicios básicos como la educación o la salud o para emprender una reforma de calado de un Estado que seguía marcado por la desigualdad.
Para la izquierda regional tampoco ha sido un símbolo político de consenso, como quedó de manifiesto cuando en la recta final de su mandato selló un polémico acuerdo con Estados Unidos para acoger a presos de Guantánamo. No ha escatimado críticas en estos últimos años contra la deriva de países como Venezuela y el gobierno “autoritario” de Nicolás Maduro.