Israel-Irán: ¿cerca del final de la partida?
La reciente escalada bélica en Oriente Medio puede precipitar la resolución de este longevo conflicto

Una bandera israelí ondea entre los escombros que han dejado los recientes ataques de Irán. | Abir Sultan (EFE)
De nuevo en nuestro tablero de ajedrez, Israel realizó un movimiento preparado y meditado. Lo había planeado con tiempo. Y lanzó un espectacular ataque contra Irán, contra el Rey y la Reina negra. Busca terminar la partida o quizás que su enemigo se retire, sin ganas de volver a poner el tablero en la mesa. Fue un ataque buscando y ciertamente, logrando la sorpresa en su adversario.
En la madrugada, exactamente a las tres del 13 de junio de 2025, Israel lanzó un ataque preventivo total para eliminar la creciente amenaza existencial que representaban para la supervivencia del Estado de Israel y sus ciudadanos, el programa nuclear y el programa de misiles balísticos de Irán. Varias oleadas de ataques aéreos israelíes se sucedieron en todo Irán durante varias horas, con más de doscientos aviones de la Fuerza Aérea israelí atacando más de un centenar de objetivos.
La operación estaba y está dirigida contra el programa nuclear de Irán, ante la incertidumbre o certeza de que Irán posee ya suficiente uranio enriquecido para construir unas quince bombas nucleares, así como contra sus fábricas de misiles balísticos y sus capacidades militares. En palabras del primer ministro Benjamín Netanyahu: «Nuestro objetivo es eliminar la doble amenaza de Irán para destruir el Estado de Israel, tanto nuclear como balístico».
Esta operación, cuidadosamente planificada, no tiene precedentes en la historia militar moderna, ya que combina asesinatos selectivos de altos funcionarios y científicos, que participaban activamente en el avance del proyecto nuclear, incluyendo a los altos mandos de las fuerzas armadas iraníes y el CGRI (Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica); ataques directos contra las principales instalaciones nucleares; y ataques contra los sistemas de defensa aérea y los sistemas de alerta de radar de Irán. Con seguridad, el planeamiento y ejecución de esta operación, que puede haber iniciado una guerra, será estudiado en los centros militares, como un plan sofisticado y perfectamente coordinado.
Esto ocurrió mientras la República Islámica y EEUU dudaban sobre la celebración de la sexta ronda de conversaciones el domingo 15 de junio, antes las declaraciones de Jamenei y otros lideres iraníes sobre la no aceptación de detener el enriquecimiento de uranio. Quizás esto y algunas acciones de decepción llevadas a cabo por Israel, distrajeron la atención de Irán, aumentando el efecto sorpresa.
Esta operación estratégica, operacional y táctica de gran envergadura, denominada «Im KeLavi» o «Rising Lion», tendrá gran relevancia histórica, regional e internacional. Aún está en desarrollo y se esperan más novedades en las próximas horas, días o semanas.
Podemos hablar de diversas fases:
- Prefase (inicio y duración indeterminado, pero muy larga y exhaustiva): recopilación de información de inteligencia significativa, vigilancia de personalidades de alto rango del sistema de defensa y el programa nuclear de Irán y recopilación de información de destinada a degradar la infraestructura de misiles estratégicos de Irán y su programa nuclear.
- Preparación de la operación: operaciones en profundidad en terreno iraní de fuerzas especiales y Mossad, para la eliminación de elementos de defensa aérea. Además, difusión de diversas noticias falsas sobre la cúpula política de Israel, que no presuponían ninguna acción militar y llevaron a un cierto engaño o «tranquilidad» a Irán, relajando su atención y sus medidas de defensa. El elemento sorpresa ha sido clave para el éxito, con el objetivo de permitir ataques contundentes y precisos, contra varios objetivos críticos.
- Fase 1: eliminación del liderazgo militar, rompiendo la cadena de mando y eliminando a figuras operativas clave, ataques contra cuarteles generales y sistemas de mando y control del Ejército iraní y la Guardia Revolucionaria y ataques contra figuras clave del programa nuclear iraní. Todo ello para lograr la neutralización de personalidades en su cúpula de poder militar, político y científico y la degradación y/o destrucción de los sistemas de defensa aérea, para garantizar con ello la libertad de acción de la Fuerza Aérea Israelí en las fases posteriores.
- Fase 2: ataque estratégico a gran escala, centrándose en causar daños directos y significativos a la infraestructura militar y nuclear. Se han destruido arsenales de misiles balísticos de largo alcance, se han atacado diversas instalaciones nucleares, incluida su infraestructura subterránea así como infraestructura logística.
- Fase 3: continuación de la destrucción y degradación del programa nuclear, bases militares de misiles, instalaciones de interés económico, eliminación de diversos líderes, etc. Esta fase podría concluir en cuestión de días o semanas, dependiendo de su intensidad y de la consecución de objetivos. Se estima que Irán puede contar aún con unos 2500 misiles balísticos, con los que puede realizar sus ataques en represalia a las acciones israelíes.
El objetivo de la primera fase del ataque inicial de Israel era destruir la máxima jerarquía militar de la República Islámica, y en gran medida se ha logrado ese objetivo. Fueron eliminados en cuestión de minutos, mostrando la amplia penetración de la inteligencia israelí en las estructuras de Irán y demostrando claramente que el Mossad tiene acceso a información altamente sensible y de alto nivel.
Al mismo tiempo, se eliminó a importantes científicos nucleares, los «cerebros» detrás del programa nuclear del régimen. El «know-how» ha sido gravemente dañado, aunque quizás sea pronto para delimitar la pérdida de talento o conocimientos del programa nuclear.
La Fuerza Aérea israelí ha atacado instalaciones nucleares y de enriquecimiento, incluida la instalación de enriquecimiento de Natanz y otras, infligiendo graves daños a su infraestructura de producción y desarrollo. En los momentos iniciales del ataque, Irán trató de ocultar la magnitud de los daños, pero la destrucción y degradación de las capacidades ha sido muy importante.
Esta operación llevada a cabo por fuerzas aéreas y terrestres, incluidas las fuerzas especiales israelíes y el Mossad, ha mostrado una gran capacidad a gran distancia. Habría que destacar que Israel lleva años, o más bien décadas preparándose para una operación de este tipo. Pocas cosas se han dejado a la improvisación.
La coordinación y planificación ha sido exhaustiva y el éxito dependía de un estrecho y eficaz planeamiento conjunto de las FDI con el Mossad. Al parecer, se estableció una zona protegida de aviones no tripulados en suelo iraní cerca de Teherán, desde dónde se atacaron baterías de misiles tierra-tierra dirigidos a Israel. Además, se introdujeron de contrabando en Irán vehículos que transportaban sistemas de armas, que lograron la supremacía aérea y libertad de acción a la fuerza aérea israelí sobre Irán.
¿Cuáles son los antecedentes a esta operación ? Durante décadas ha habido advertencias israelíes contra el programa nuclear de Irán con fines «no civiles». Se habían intentado todas las vías diplomáticas posibles para detenerlo, pero el régimen se había negado, a pesar del acuerdo del 2015 logrado entre Irán, Alemania y los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia) para limitar el programa nuclear iraní, a cambio de aliviar las sanciones internacionales.
En su dia, la primera administración Trump se retiró del acuerdo. Puso fin a la participación de Estados Unidos en el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA, por sus siglas en inglés) negociado por el presidente Obama. Además, se criticó abiertamente las cláusulas de extinción del acuerdo, el alivio de las sanciones y el hecho de no abordar el programa de misiles balísticos de Irán.
Y desde abril de este año y con su vuelta a la Casa Blanca, se volvieron a iniciar negociaciones bilaterales para intentar encontrar una solución diplomática pacífica al programa nuclear iraní. Se habían celebrado hasta el momento varias conversaciones en Omán y Roma, en las que EEUU confirmó haber presentado varias propuestas para un acuerdo. Altos funcionarios iraníes rechazaron rotundamente cualquier restricción al enriquecimiento de uranio, mientras que el presidente Trump dejó claro que no aceptaría que Irán obtuviese armas nucleares.
Ante el «enrocamiento» del régimen iraní, las declaraciones de altas personalidades y la no concreción en la celebración de la sexta ronda de conversaciones, todo parecía alinearse para que sucediera un acontecimiento ciertamente explosivo. Irán insistió en que nunca renunciaría al enriquecimiento nuclear, que es el camino hacia una bomba nuclear. Afirmó además, que comenzaría a trabajar en un sitio secreto de enriquecimiento nuclear, que nunca había revelado a los inspectores de las Naciones Unidas, probablemente en las montañas cerca de la misma instalación de Natanz, y que modernizaría sus centrifugadoras en las instalaciones de Fordow. Otra flagrante violación del Tratado de no Proliferación nuclear.
En medio de las conversaciones para un posible acuerdo sobre el programa nuclear de Irán, Rafael Grossi, jefe del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) había advertido que Irán «no estaba lejos» de una bomba nuclear. Un punto fundamental de fricción era y es la negativa declarada de Irán a discutir el desmantelamiento de sus instalaciones de enriquecimiento de uranio. «El derecho de Irán a enriquecer uranio no es negociable», había dicho Araghchi, Ministro de Asuntos exteriores de Irán, desde el minuto uno.
En este contexto, Israel ya tenía preparado un ataque aéreo contra instalaciones nucleares iraníes, que pensaba «poner encima de la mesa» a Trump en mayo o abril, pero el presidente estadounidense Donald Trump frustró la operación en la visita de Netanyahu a la Casa Blanca a principios de abril, donde «sorprendió» con el inicio de negociaciones directas con Irán. Priorizó así el diálogo diplomático, cuando lo que veía Israel eran los esfuerzos de Irán por ganar tiempo. Israel necesitaba apoyo logístico y defensivo estadounidense para ejecutar el ataque y contener una represalia iraní. Trump, fiel a su promesa electoral de evitar nuevas guerras, optó por reanudar el diálogo con Irán.
La decisión de Trump se produjo después de discusiones sobre si brindar apoyo al Estado judío o seguir un curso diplomático, con algunos miembros de su gabinete en Washington a favor de un enfoque más agresivo. En contraste, otros dudaban de que un ataque pudiera destruir las capacidades nucleares de Irán. Finalmente se optó por no emprender una acción militar, ya que Irán consintió en continuar las conversaciones.
Trump comunicó a Israel su decisión a principios de abril, lo que provocó la visita del primer ministro a Washington. En esa visita, en privado y en público, se confirmó la decisión de Trump. Israel había hecho planes para atacar los sitios nucleares iraníes en mayo o a lo sumo en abril, con las FDI preparadas para llevarlos a cabo con el respaldo de Estados Unidos.
Y el objetivo de las conversaciones era y no sabemos si continuará siendo, el alcanzar un acuerdo «justo, duradero y vinculante» que garantice una Irán libre de armas nucleares, pero que le permita mantener su capacidad de desarrollar energía nuclear con fines pacíficos. Pero Irán mantuvo algunas líneas rojas; entre ellas su rechazo a cualquier acuerdo que implicase el desmantelamiento de centrifugadoras, la detención del enriquecimiento de uranio y la reducción del stock de material enriquecido.
Esto reforzaba no sólo la evaluación de que Irán quería preservar capacidades humanas y técnicas clave para una futura carrera armamentista, sino que la normalizaba bajo nuevas condiciones. Israel era, de este modo, testigo ausente o lo más parecido a un «convidado de piedra» en algo que le afectaba muchísimo, como son las negociaciones entre EEUU e Irán. Estaba preocupado por el hecho de que un «mal acuerdo» con Irán se pusiera en la mesa y que no cumpliera con las condiciones esenciales de garantizar, que el régimen no pueda obtener armas nucleares.
Occidente e Israel no pueden permitirse otro acuerdo desfavorable, y ciertamente no uno al que el régimen iraní ni siquiera se adhiera. En este contexto, quizás Estados Unidos necesita una política de compromiso multilateral, para presentar una nueva visión de un Oriente Medio libre de la influencia dañina de Irán. Pero no estoy seguro de que lo esté haciendo con la política exterior zigzagueante y confusa de la Administración Trump. Su enfoque unilateral y reactivo es caótico, pues su prepotencia y su creencia en la infalibilidad de sus decisiones, les hace cometer errores de bulto.
Y por eso, el objetivo de este ataque preventivo israelí ha sido maximizar el daño al programa nuclear y balístico, preparando las condiciones para «otra realidad en Oriente Medio». Se puede «a posteriori» revivir la diplomacia nuclear, disuadir o interrumpir los intentos de reconstrucción y crear acuerdos regionales para contener a un Irán disminuido. Pero, es casi seguro que Irán tratará de reconstituir el programa utilizando cualquier material fisible, centrifugadoras y personal que sobreviva al ataque.
Recapitulando:
- La fase inicial de la operación «Rising Lion» ha sido quirúrgica, focalizada y dirigida contra infraestructuras críticas del programa nuclear, científicos y centros de desarrollo nucleares y figuras clave en la cadena de decisión, basándose en el principio de defensa preventiva, todo sustentado en un esfuerzo de inteligencia extraordinario.
- El objetivo estratégico político- militar es claro: forzar a Irán a aceptar condiciones más restrictivas, sin necesidad de intervención directa de Estados Unidos en la operación, degradando su programa nuclear y de misiles.
- La operación continuará «durante los días o semanas que sean necesarios» para eliminar la amenaza a la supervivencia, soberanía y derecho a vivir en paz de Israel, pues no se va a permitir jamás la aniquilación y destrucción de Israel.
- Una vez empezado el ataque y a fin de evitar escaladas posteriores, se sucedieron las declaraciones. Entre ellas, la del Embajador de Israel ante las Naciones Unidas afirmando que Israel tenía contactos estrechos con Estados Unidos, pero que su determinación de atacar a Irán fue una decisión israelí independiente.
- A dia de hoy, Israel está atacando objetivos militares, tanto a lideres como a bases de misiles balísticos y sistemas de defensa antiaérea e instalaciones del programa nuclear, mientras Irán está atacando indiscriminadamente objetivos militares y a la población civil en Israel.
Como conclusiones:
- La IAEA habían revelado recientemente, que Irán estaba construyendo y desarrollando instalaciones nucleares subterráneas secretas diseñadas para resistir ataques aéreos y ocultar actividades avanzadas de enriquecimiento. Imágenes de satélite y evaluaciones de inteligencia apuntaban a excavaciones profundas cerca de Natanz y Fordow, lo que generó serias preocupaciones sobre la producción no revelada de centrifugadoras y el enriquecimiento de uranio, que va mucho más allá de las necesidades civiles.
- Estas instalaciones nucleares, en su mayoría ocultos a la supervisión internacional, habrían sugerido claramente esfuerzos deliberados de Irán para mantener un programa nuclear paralelo y no declarado, en violación de sus compromisos.
- Además, dicho organismo había emitido un informe en el que acusaba a Teherán de almacenar uranio altamente enriquecido a niveles peligrosamente cercanos a la fabricación de armas. Según el informe, Irán habría acumulado alrededor de 400 kilogramos de uranio enriquecido al 60 % de pureza. Si este uranio se enriquece aún más hasta alcanzar una pureza del 90%, sería suficiente para construir un número importante de bombas.
- Ante esa situación y otros informes de inteligencia, en la madrugada, exactamente a las 03.00 del 13 de junio de 2025, Israel lanzó un ataque preventivo total para eliminar la creciente amenaza existencial que representaban para la supervivencia del Estado de Israel y sus ciudadanos, el programa nuclear y el programa de misiles balísticos de Irán.
- La operación se ha basado en un pensamiento innovador, una planificación audaz, de mucho tiempo y muy detallada. Ha sido una operación quirúrgica con tecnologías avanzadas, fuerzas especiales y agentes de Inteligencia, que han operado en el corazón de Irán.
- Estamos ante una operación que, probablemente será, si nadie lo remedia, la primera etapa de una campaña prolongada, para evitar que Irán reconstruya sus capacidades militares y nucleares.
- Para tener éxito esta operación preventiva tendría que crearse un entorno propicio para los ataques y la campaña posterior. Para permitir una campaña prolongada, la arquitectura de inteligencia se mantendrá sin duda, en funcionamiento.
- Se debería evitar la escalada. Aunque la capacidad de Irán para causar perturbaciones geopolíticas no debe ser despreciada, se ha visto muy reducida por la degradación de Hezbolá y de otros proxis.
- Se han atacado instalaciones nucleares importantes (Natanz, Isfahan, etc.),que son principalmente subterráneas. Y en algunas de ellas con gran precisión, para evitar desastres humanitarios contra algún reactor nuclear en funcionamiento.
- Israel ha instado a Estados Unidos en los últimos dos días a unirse a su campaña militar recientemente lanzada contra Irán, pero Estados Unidos actualmente no está considerando tal medida. Israel busca la ayuda estadounidense principalmente para destruir la instalación subterránea de enriquecimiento de uranio de Fordow, lo que puede estar más allá de las capacidades militares de Israel para hacerlo solo. De momento, el secretario de Estado Marco Rubio ha dicho que Estados Unidos no está involucrado. Irán puede tomar esto al pie de la letra, pero también podría optar por no creer esa afirmación de los EEUU.
- Estamos ante una campaña de importancia decisiva, con el potencial de configurar la región durante décadas. El éxito de Israel dependerá de alcanzar una alta precisión operacional, mantener el «tempo» de las acciones de combate, gestionar de forma inteligente todas las repercusiones políticas y militares y preservar la iniciativa y la ventaja sostenida en el tiempo.
- El ministro de Asuntos Exteriores de Irán afirmó, que los ataques eran «equivalentes a una declaración de guerra» en una carta dirigida a Naciones Unidas. La respuesta de Irán hasta el momento ha sido el lanzamiento indiscriminado de misiles balísticos y UAV (vehículos aéreos no tripulados) explosivos a ciudades y objetivos militares israelíes, provocando la muerte de civiles y un número creciente de heridos. Lo lógico es que active a sus aliados regionales: Hezbolá en el Líbano, milicias chiitas en Irak y los rebeldes hutíes en Yemen (Estrecho de Ormuz). Otra cosa diferente será su efectividad.
- Las milicias iraquíes tienen acceso a aviones no tripulados de largo alcance. También han recibido misiles balísticos de Irán en los últimos siete años. Esto significa que pueden llevar a cabo ataques contra Israel, como lo han hecho en el pasado. Los hutíes también tienen misiles balísticos y drones. Podrían atacar no sólo a Israel, sino a las fuerzas estadounidenses en la zona. Y no hay que descartar otro tipo de acciones «fuera de zona»: Hezbolá, por ejemplo, tiene redes que se extienden a Iberoamérica y África.
- Irán podría decidir usar su Armada para atacar barcos en el Golfo Pérsico o el Golfo de Omán. El hecho de que una gran cantidad de la navegación mundial pase cerca de esa zona y que el comercio de petróleo y energía se encuentre cerca de Irán, le da muchos objetivos fáciles de oportunidad. Podría apuntar a los barcos que estén vinculados a Israel, o crear una crisis de transporte marítimo para tratar que los países presionen al Estado judío.
- El alcance de la coordinación entre Israel y Estados Unidos no está definitivamente claro, aunque con seguridad Israel informó a la administración Trump con anticipación. En el momento de escribir este artículo, no parece que Estados Unidos esté desempeñando ningún papel directo en el ataque y su apoyo logístico y operacional no está siendo tan grande en calidad y cantidad, como lo fue en el primer ataque masivo de Irán hace meses. No obstante, en Israel aún se tiene la confianza que Estados Unidos estará a su lado, cuando sea necesario.
- La participación de Estados Unidos permitiría un ataque considerablemente más devastador y definitivo. También es posible que Estados Unidos finalmente intervenga más directamente, tanto para defender a Israel, como para proteger a las fuerzas estadounidenses en Oriente Medio. Además, Irán podría en cualquier momento atacar a los aliados de Estados Unidos, especialmente a los Estados del Golfo.
- La mayor incógnita sobre la campaña aérea y de operaciones especiales es qué parte del programa nuclear iraní podrá destruir Israel. Estados Unidos cuenta con los bombarderos necesarios para transportar bombas de penetración profunda que los aviones israelíes no pueden. Puede ser una oportunidad perdida, si parte de la capacidad de enriquecimiento de uranio de Irán sobrevive, cuando la participación estadounidense podría haber marcado la diferencia
- En este contexto, habrá que ver si una presión excesiva a Irán y el «enrocamiento» y «bunkerización» del régimen de los ayatolás, podría correr el riesgo de empujarlo hacia una postura más extrema. Entre otras cosas, por qué la rendición podría significar el fin del régimen iraní.
Para finalizar, y analizando los hechos, estamos ante un ataque muy fuerte a la Reina Negra (el programa nuclear y de misiles balísticos de Irán) y a la vez cada vez más cerca de lograr el jaque mate al Rey negro. Veremos si será definitivo. Y todo esto, gracias al empeño y la lucha por su supervivencia de las piezas blancas, de Israel. Los ataques del pasado viernes por la mañana fueron solo la primera fase de una campaña a largo plazo.
Con seguridad, Israel continuará realizando más ataques contra instalaciones nucleares clave y personalidades militares importantes para continuar frenando, destruyendo o degradando el avance del programa nuclear, incluso si carece de la capacidad técnica para destruirlo por completo.
Por su parte Irán, atrapado entre la creciente presión y las amenazas existenciales, se encuentra con pocas opciones viables aparte de proyectar su fuerza indiscriminada. Ya ha comenzado a aplicar esta estrategia, lanzando en represalia, ataques con misiles contra ciudades israelíes.
Aunque Irán aún posee uranio suficiente para producir más de una decena de bombas nucleares, su capacidad industrial de fabricación de ojivas ha sido gravemente dañada y la eliminación física de su liderazgo militar y científico constituye un golpe estratégico de largo plazo. Además, hay que tener en cuenta también que Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Jordania condenaron oficialmente el ataque de Israel contra Irán, pero hay razones para creer que, en privado, estos países lo aprueban.
Cuando termino de escribir esta líneas, el portavoz militar de las FDI emite mensajes en farsi, advirtiendo a la población iraní a evacuar áreas industriales y nucleares. Todo ello buscando erosionar el control del régimen y tratando de impulsar una rebelión interna.
Si los ataques iranies continúan sobre la población civil israelí, quizás la necesaria desescalada desaparezca e Israel busque nuevos objetivos en la red energética iraní, que depende en un 90% del gas natural, con ataques continuos a refinerías, plantas eléctricas y depósitos de petróleo.
Esta campaña, esta tremenda y terrible partida de ajedrez continúa y va a continuar por un cierto tiempo. Es muy pronto para prever escenarios posibles y sólo los que están sobre el terreno tiene la visión y los conocimientos suficientes. Sólo una ideas: quizás podría haber un debilitamiento del régimen iraní, llegando a su «cuasi» derrota, o quizás EEUU podría intervenir más duramente, si Irán ataca bases norteamericanas. Es decir, se produciría la escalada del conflicto entre Israel e Irán hasta convertirse en una guerra regional. Dios no lo quiera, pero en lugar de desescalar, se podría producir una extensión del conflicto. O al contrario, EEUU podría obligar a Israel a parar. Y como ultimo escenario, un conflicto larvado y continuado, de bajo perfil pero con ataques por ambos lados. Quizás lo peor de lo peor.
Estaremos atentos a su desarrollo, deseando fervientemente que el fin del conflicto y la tan ansiada paz, llegue definitivamente a Oriente Medio. Y esta partida de ajedrez termine de una vez por todas.
Carlos de Antonio Alcázar es analista del Centro de Seguridad Internacional de la Universidad Francisco de Vitoria