Los ayatolás piden ayuda a Alá
Las voces de la casa imperial Pahlavi y las protestas internas alimentan la posible vuelta a un régimen laico

Mural del ayatolá en Irán. | Europa Press
El Irán conocido como un moderado país islámico fue el concepto de Reza Shah el Grande (1878-1944). El último Sah, heredero en el trono de los Pahlavi, Mohammad Reza Pahlavi, fue derrocado por la ideología de los Hermanos Musulmanes, representada por el ayatolá Jomeini. Desde ese momento, Irán se convirtió en una teocracia férrea, cuyo objetivo político en la región era, y sigue siendo, acabar con Israel. Su esfuerzo se ha centrado en apoyar con recursos militares, financieros y logísticos a tres grupos enemigos de Sion: Hamás, Hezbolá y Hutis. Con la acción del 7 de octubre de 2023, Hamás traspasó una línea que los israelitas no van a perdonar.
Desde la dispersa oposición iraní al régimen de los ayatolás, el príncipe Reza Pahlevi, hijo del último Sah y heredero de la dinastía, hace un llamado a la unidad para rescatar a su país y reestablecer un Estado democrático, ofreciendo estabilidad en la región. Israel aplaudiría esa posibilidad, que no se presenta fácil ni inmediata. La legítima ambición de cambio se ha manifestado dentro de Irán a raíz de la muerte de Mahsa Amini en 2022. En medio de una situación de alta inflación, aquel hecho hizo levantar la voz a mujeres, minorías étnicas y parte de la juventud. Reclamaban falta de igualdad, derechos y justicia social. A esas protestas se unieron huelgas de obreros, estudiantes y profesores en 2024 y 2025. Todos esos movimientos han sido inconexos, sin organización, también obstaculizados por la censura de Internet y el aparato de inteligencia del Estado. La represión no se ha detenido.
El exilio disperso por Europa, EEUU y Canadá, principalmente, tiene una actividad más y mejor organizada. Uno de sus portavoces es Masih Alinejad, que difunde lo que sucede dentro de Irán. El grupo motor del príncipe Reza Pahlavi propone una monarquía constitucional parlamentaria. Otros grupos laicos, republicanos, insisten en una garantía democrática, lo cual incide en alejar una unidad clara. Desconfían de una vuelta monárquica, pues el periodo del derrocado Mohammad Reza Pahlavi no fue un régimen garantista, sino autoritario y represor. Aquel malestar social abrió las puertas a Jomeini, una dictadura todavía peor. Contra todas esas facciones pesa la acusación del régimen de los ayatolás de que son agentes de Occidente.
Reza Pahlavi, exiliado desde 1979, dice defender no tanto su derecho dinástico, sino convertirse en el líder de una transición hacia la democracia plena. Su discurso intenta entusiasmar y unir tanto a la diáspora como a la disidencia interna, que comienza a alzar la voz, para volver a reiniciar el país avanzado que desarrolló su padre, el último Sah, sin el aspecto dictatorial. Tiene a su favor el apoyo internacional, que ve con recelo las acciones de republicanos, socialistas y comunistas iraníes en el exilio.
Los iraníes bombardeados
En ese posible cambio de régimen, el pueblo iraní vive en una psicosis de guerra, que se instaló desde la que sostuvieron con el Irak de Sadam Huseín. El turno de bombardeos israelita y estadounidenses, acrecienta la sensación de vivir en un territorio objetivo de Occidente. Ese presente que viven no les augura ningún buen futuro. Sumando la dura y constante represión interior a la agresión exterior, los iraníes viven en su infierno particular.
Un portavoz del príncipe Reza Pahlavi declara: «Cada día, las sanciones internacionales, las tensiones geopolíticas y los conflictos regionales agravan el sufrimiento de un pueblo ya agotado por décadas de opresión. La República Islámica, al empantanarse en luchas que no sirven ni a Irán ni a sus ciudadanos, expone a nuestra nación a peligros que no ha elegido. No es nuestra guerra, y, sin embargo, somos nosotros quienes pagamos el precio». Destinar los ingresos petroleros al desarrollo armamentístico, especialmente al programa nuclear, y a sostener a los grupos insurgentes contra Israel, así como la cadena de sanciones internacionales, ha originado un descalabro de la economía interna haciendo aún más difícil la vida diaria a los iraníes.
¿Qué se propone la oposición?
Aprovechando la coyuntura de bajón económico de Irán y el enfrentamiento bélico, así como la aparente quiebra militar de su programa nuclear, la oposición exterior propugna la caída de la República Islámica. Para ello, proponen instalar un régimen provisional de transición. Con tres objetivos: establecer la estabilidad económica, restaurar la justicia social y restablecer las libertades primordiales. Y desde allí, afirman, comenzar un Estado democrático dando el poder al voto del pueblo iraní.
No parece una obra sencilla, ni un camino franco. Los opositores externos e internos, activados desde las últimas protestas locales y los percances de los ayatolás en el terreno económico y militar, se enfrentan a un régimen opresor con 45 años de experiencia. La República Islámica de Irán se parece a la situación de sus amigos de la República Bolivariana de Venezuela. Tras 25 años de haber sumergido a su pueblo en la calamidad de la pobreza extrema y haberse tenido que exiliar nueve millones de venezolanos, ambos regímenes no dan muestras de poder caer de manera inminente.
El Estado teocrático de Irán no da muestras de ceder en su programa de enriquecimiento de uranio. Tiene segura fuente de abastecimiento desde Venezuela. Han declarado romper con el Organismo Internacional de Energía Atómica. Sin ese control, para verificar que los ayatolás no usen el uranio para fines militares, la República Islámica queda libre de avanzar en la producción de misiles nucleares. Eso, a pesar de que Donald Trump asegure que su bombardeo de alta penetración haya acabado con tal posibilidad. El fundamentalismo islámico más radical sigue instalado en la región con sus armas enfiladas hacia Tel-Aviv.
Inteligencia EEUU: sí o no
Según CNN, el ataque a los centros de producción nuclear de Irán fueron mínimos. No lograron destruir seriamente las centrales y tan solo retrasaron pocos meses su programa. «La cadena citaba a fuentes anónimas de bajo nivel dentro de los servicios de inteligencia estadounidense», según la secretaria de prensa, Karoline Leavitt, quien se apresuró a desmentir a la CNN.
El portavoz del Pentágono, Sean Parnell, repitió a Reuters que «hemos degradado su programa entre uno y dos años», transmitiendo la información del último parte de inteligencia del departamento de Defensa. Sea cierta su versión o la difundida por CNN, solo se sabrá la verdadera si el régimen de los ayatolás reinicia su proyecto de lograr fabricar armamento nuclear. Por lo pronto, han roto relaciones con el citado Organismo Internacional de Energía Atómica, dependiente de la ONU. Aunque no parece que su voluntad de lograr la bomba nuclear se les haya borrado de la mente. Lo que parece cierto es que, desde los últimos ataques aéreos, Irán parece debilitado como promotor de los grupos que operan en Yemen, Líbano y Gaza. Ese ha sido también un objetivo colateral de Israel.