Guayana y el petróleo, pesadilla moderna del chavismo
En tan solo cinco años, Guyana ya es uno de los principales productores de petróleo de América del Sur

Nicolás Maduro. - Archivo | Europa Press
En dos semanas Guyana irá a elecciones presidenciales y ni Venezuela ni el Esequibo han estado en el centro de la campaña electoral. Mientras, en este lado de la frontera, el chavismo sube la apuesta sobre la demanda territorial histórica y se pone en curso de colisión con las políticas de EEUU en el Caribe.
La frase se ha vuelto recurrente desde hace algunos años. Aparece escrita en vistosos murales, en calles y escuelas, en los vehículos de las fuerzas policiales y militares, en discursos políticos y proclamas de los cuarteles: «El sol de Venezuela nace en el Esequibo». En esas ocho palabras está encerrada un litigio territorial de 180 años; el esfuerzo del chavismo por galvanizar al país en torno a su liderazgo nacionalista, y un conflicto geopolítico regional que hoy se extiende a los negocios del petróleo, a las grandes corporaciones y a los intereses del impredecible gobierno de Donald Trump.
La controversia limítrofe entre Venezuela y Guyana está hoy en manos de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) y esta semana el chavismo ratificó que no acepta esa competencia ni acatará ningún fallo que emane de ese organismo de la ONU. El gobierno exige, en cambio, que Guyana se siente a negociar directamente con Venezuela, como sentenció un referendo en diciembre de 2023, cuando Maduro pidió a los venezolanos que lo acompañen en el renacer de esta justa demanda.
Pero esa negociación parece fuera del radar de los guyaneses, cuya estrategia incluye ignorar la demanda venezolana hasta el punto que ni el gobierno de Mohamed Irfaan Alí, ni sus opositores, le han dedicado mayor tiempo «al caso fronterizo» en esta recta final de la campaña rumbo a la elección del 1 de septiembre.
Irfaan es favorito a la reelección gracias al impulso de una bonanza petrolera que ha convertido a Guyana en el país de más rápido crecimiento en el mundo, según datos del FMI, y pronto en el de mayor ingreso petrolero global per cápita. El gobierno de Trump reitera su apoyo incondicional a Guyana frente a Venezuela, mientras mantiene la confrontación con Maduro en otros territorios escabrosos.
«El régimen de Maduro no es un gobierno legítimo. Nunca los reconocimos como tales. Son una organización criminal que básicamente ha tomado el control de un territorio nacional, de un país, y que, por cierto, también amenaza a las compañías petroleras estadounidenses que operan legalmente en Guyana», declaró esta semana el secretario de Estado, Marco Rubio.
Una cicatriz histórica en Venezuela
El Esequibo es un territorio de 159.500 kilómetros cuadrados, equivalente a casi un tercio del área de toda España, que le fue arrebatado a Venezuela por Gran Bretaña en 1899, con un Laudo Arbitral firmado en París entre las potencias de la época. Venezuela nunca reconoció ese fallo y en 1966, poco antes de la independencia de Guyana, logró resucitar su demanda de que el Laudo es írrito. Gracias al Acuerdo de Ginebra, firmado con Gran Bretaña, el caso terminó en la ONU. Pero allí languideció durante 50 años sin que pasara nada ni la diplomacia de la era democrática bipartidista moviera un dedo para impulsar una solución.
Por esos avatares de la historia, el militar Hugo Chávez, el hombre que transformó a su antojo a Venezuela y le cambió desde el nombre hasta la forma de caminar, expresó que no se opondría a que Guyana desarrollara el Esequibo y dejó en segundo plano la demanda territorial y la delimitación de aguas en el Atlántico entre los dos países.
La cordialidad era de tal grado que durante el gobierno de Chávez Venezuela se convirtió en el principal comprador mundial del arroz exportado por Guyana y cultivado mayormente en el Esequibo, según prueban documentos de la época que recogían un vibrante intercambio comercial entre los dos países, como recoge el experto en esta controversia Ricardo Salvador de Toma.
Chávez también se aseguró en la OEA el apoyo de varios pequeños países insulares amigos de Guyana. Así pudo desafiar y hasta vetar las políticas de Washington en esta organización hoy denostada por los herederos del comandante.
De Toma observa que EEUU aparentemente Trump va a dejar de tener tres grandes preocupaciones (Irán, Ucrania y Gaza) y va a concentrarse mucho más en el ámbito de lo que llama su patio trasero, la América Latina. «Creo que el próximo paso será Maduro y toda esta gente. ¿Cuánto tiempo? No lo sé, quizá un semestre, quizá un par de años, pero creo que el próximo objetivo serán hechos», afirma.
El petróleo como motor geopolítico
En toda esta historia hay un personaje de peso: el petróleo, encontrado en aguas del Atlántico frente a Guyana desde 2015, como fruto de unas concesiones exploratorias entregadas por Georgetown, sin que entonces el chavismo hiciera mayor escándalo para frenarlas a tiempo.
Las petroleras trasnacionales, encabezadas por ExxonMobil, han localizado solamente en uno de los bloques, llamado Stabroek, 11.000 millones de barriles de petróleo y lo están sacando a un ritmo frenético para los estándares de la industria. En tan solo cinco años, Guyana ya es uno de los principales productores de petróleo de América del Sur y, según la Agencia Internacional de Energía (AIE), es hoy junto a Estados Unidos, Canadá y Brasil uno de los líderes en el aumento de la oferta mundial.
Esta semana, y bajo la mirada de protesta del gobierno de Maduro, ExxonMóbil y sus socios Chevron y la china CNOOP anunciaron el inicio de operaciones de un nuevo buque plataforma de extracción y almacenamiento de petróleo (FPSO), la OneGuyana, con capacidad para extraer 250.000 barriles por día (bpd). Así, Guyana ya tiene una capacidad instalada para producir pronto 900.000 bpd y una producción de 786.000 bpd en el último trimestre de 2025. Para 2030, ExxonMobil prevé alcanzar los 1,7 millones de bpd en ocho desarrollos.
Es, según los entendidos, el crecimiento más vertiginoso en la industria petrolera mundial en los últimos años. Es la cuarta unidad de este tipo, y se suma las FPSO Liza Destiny, Liza Unity y Payara Prosperity. El OneGuyana explotará los yacimientos Yellowtail y Redtail, descubiertos en 2019 y 2020, respectivamente en el extremo sureste dela concesión Stabroek, que en su prolongación noroccidental llega hasta frente a las cosas del estado venezolano de Delta Amacuro.
Los detalles de ubicación importan mucho. En una protesta formal, el gobierno de Maduro denuncia que las operaciones ExxonMobil están «en un área marítima pendiente de delimitación entre ambos Estados, lo que las convierte en ilegales según el Derecho Internacional».
Guyana no hizo mayor caso de la protesta, y en otras ocasiones ha alegado que estas operaciones se hacen en aguas indudablemente guyanesas. Los yacimientos ya en producción operados por ExxonMobil y sus socios parecen estar al sur de la desembocadura del río Esequibo, el cuerpo de agua reclamado por Venezuela como su frontera real con Guyana.
El auge petrolero de Guyana ha ido desde 100.000 bpd en 2021 hasta los esperados 900.000 bpd ya a finales de 2025. Las reservas actuales indican que alcanzan para 33 años al ritmo de producción actual. En contraste, Venezuela ha mantenido estable su producción entre 900.000 y un millón de bpd, según la fuente. De este modo sus reservas, calculadas en 303.000 millones de barriles, según la tesis oficial, alcanzarían para 810 años al ritmo de producción actual, mucho más que cualquier escenario de consumo de las energías fósiles, lo que significa que están condenadas a quedarse en el subsuelo, en su mayor parte.
«Prácticamente de la noche a la mañana —al menos para los estándares de nuestra industria— el hallazgo en Guyana y la posterior producción de petróleo para su venta en los mercados mundiales han logrado lo que parecía imposible: han convertido a Guyana en una de las historias de éxito económico y geopolítico más increíbles que el mundo haya visto», decía en mayo pasado Hunter Farris, vicepresidente de operaciones en aguas profundas de ExxonMobil. Compara esto con «un auto de carreras que pasa de cero a 60 en apenas unos segundos». Hasta la fecha, se han descubierto más de 50 yacimientos petrolíferos en aguas reivindicadas por Guyana, 46 de ellos solo en el bloque Stabroek. Y ExxonMobil no es la única petrolera con intereses en esas aguas.