Trump se lanza a la conquista del Ártico con el primer rompehielos en 25 años
Trump moderniza la flota mientras Rusia, que lleva ventaja, sufre un contratiempo con su último proyecto

El nuevo rompehielos polar estadounidense. | Guardia Costera de EEUU
«Podemos cooperar en el Ártico». Vladimir Putin ejemplificó con esta frase pronunciada tras la reunión con Donald Trump en Alaska las abundantes vías de colaboración entre Estados Unidos y Rusia ahora que sus presidentes han descongelado las negociaciones bilaterales. La conquista del norte del planeta es una prioridad para ambos mandatarios: el deshielo de esta parte del mundo abre la puerta a nuevas rutas comerciales y explotaciones mineras, entre otros intereses.
Es por ello que varios expertos aseguran que reforzar sus posiciones en el Ártico será una de las prioridades militares del Kremlin en caso de cerrarse la guerra de Ucrania, y que también Trump redirigirá su Ejército de Europa y Oriente Medio a zonas que ve más prioritarias, como el Pacífico para contener a China o el círculo polar para compensar la creciente influencia de Moscú y Pekín en la región. El mes pasado, la Armada rusa lanzó la operación Tormenta de Julio, con el despliegue de 15.000 efectivos de tres de sus flotas en el océano Pacífico, el océano Ártico y los mares Báltico y Caspio.
Este simulacro, liderado por el comandante en jefe de la Armada, el almirante Alexander Moiseyev, puso a prueba la preparación de los grupos de fuerza de las flotas y flotillas a la hora de resolver tareas operativas no estándar y el uso de armas de precisión y largo alcance, sistemas no tripulados, armas modernas y equipamiento militar, según recogieron en su día las agencias Tass y Europa Press. Las tripulaciones ensayaron el despliegue en zonas de combate, las operaciones antisubmarino, la defensa de zonas de bases y actividades económicas y la lucha frente a ataques aéreos enemigos, lanchas no tripuladas y drones, así como la seguridad de navegación y golpear objetivos enemigos y grupos navales”. Se movilizaron más de 150 buques de combate y apoyo, 120 aviones, diez sistemas de misiles costeros, 950 unidades de equipamiento militar y especial y más de 15.000 miembros del personal militar” del país euroasiático.
El deseo de Trump de proyectar la influencia estadounidense hacia el norte puede reconocerse en sus polémicas propuestas para federar a Canadá como estado o comprar Groenlandia a Dinamarca. Una fórmula que generó el rechazo frontal de Copenhague. La primera ministra del país escandinavo, Mette Frederiksen, ha manifestado reiteradamente su oposición, a la que se han sumado aliados europeos como el jefe del Elíseo, Emmanuel Macron, quien ha incidido en que Groenlandia no puede ser comprada ni tomada, y descartando la anexión por parte de Washington.

También fue reveladora la conversación que mantuvo Trump con el presidente de Finlandia, Alexander Stubb, el pasado 5 de agosto. En ella abordaron la situación en Ucrania y hubo sintonía en cuanto a la estrategia estadounidense de mediación en las negociaciones. Sin embargo, abordaron además la cuestión de los buques rompehielos, un asunto importante para países como Estados Unidos, Canadá y Finlandia, que han formado un consorcio para la construcción de estos barcos en un intento de contrarrestar la influencia de China y Rusia en la zona del Ártico.
El pasado mes de junio, Trump indicó que Estados Unidos estaba negociando la compra de quince rompehielos a Finlandia, que ha construido el 60 por ciento de todos los buques de este tipo. “Tenemos capacidad para construirlos de forma rápida y fiable”, ha explicado Stubb. Trump sigue insistiendo en la importancia de que Washington se haga con al menos 40 rompehielos para garantizar la “seguridad nacional” en esta zona. Sobre la tregua en Ucrania, ha vuelto a amenazar con imponer sanciones si Rusia no acuerda un alto el fuego para acabar con la guerra, que comenzó hace ahora tres años y medio.
EEUU invertirá 25.000 millones en la seguridad del Ártico
Mientras Rusia ha tenido que cancelar un programa de rompehielos de cerca de 200 millones de euros por las sanciones, la escasez de componentes y los retrasos de construcción, el mandatario neoyorquino tiene en marcha un plan para invertir 25.000 millones de dólares (unos 21.360 millones de euros) en el servicio estadounidense de Guardacostas, especialmente en la región Ártica. De ellos, 8.600 millones de dólares (unos 7.350 millones de euros) irán destinados a ampliar la flota de rompehielos, dos partidas incluidas en lo que la Casa Blanca llamó Gran Decreto Hermoso del Presidente Trump. La primera incorporación ha sido el Storis, el primer rompehielos polar que EEUU pone a navegar en un cuarto de siglo. A la ceremonia de bautizo del USCGC Storis asistió el subsecretario de Seguridad Nacional, Troy Edgar, cuya jefa, la secretaria Kristi Noem, tiene como misión declarada transformar los Guardacostas en una fuerza más ágil y preparada para luchar contra los desafíos del siglo XXI.
Estas nuevas inversiones pretenden modernizar los medios técnicos y se presentó como un símbolo del compromiso de la seguridad, el control territorial, la defensa de la soberanía y la respuesta a «influencias malignas» en Alaska y el entorno polar. El Storis dará cobertura a las misiones de la US Coast Guard en el norte hasta la incorporación de las embarcaciones del programa Cutter, que reemplazarán a los viejos rompehielos actuales. El polo norte y sus extensas e inexploradas inmediaciones son una región cada vez más disputada por su potencial para actividades lucrativas como las explotaciones de gas y petróleo, minerales y tierras raras, rutas de tráfico comercial marítimo, pesca y turismo.
Como tuiteó el gobernador de Alaska antes del encuentro entre Trump y Putin, «este estado es el lugar más estratégico del mundo, situado en la encrucijada de América del Norte y Asia, con el Ártico al norte y el Pacífico al sur. Con tan solo tres kilómetros de separación entre Rusia y Alaska, ningún otro lugar desempeña un papel más vital en nuestra defensa nacional, seguridad energética y liderazgo en el Ártico. Lo que ocurre en el Ártico y el Pacífico impacta a Alaska antes que al resto del país».