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Internacional

Colombia vuelve a la casilla de salida

Una victoria del oficialismo y la consolidación de su errática agenda acabaría con la credibilidad del país en el exterior

Colombia vuelve a la casilla de salida

La esposa de Miguel Uribe, Claudia Tarazona, abraza a una de sus hijas frente a una fotografía del asesinado. | EFE/ Carlos Ortega

Apenas ha transcurrido una semana desde el fallecimiento del senador Miguel Uribe Turbay, precandidato presidencial del principal partido de la oposición, y ya estamos viendo los primeros efectos en la política colombiana. Dentro del partido del malogrado político se empiezan a barajar nuevas opciones para hacer frente al petrismo en las próximas elecciones presidenciales, las cuales son vistas como una especie de Rubicón. Una victoria del oficialismo y la consolidación de su errática agenda de seguridad, salud y política exterior acabaría con las instituciones estatales y la credibilidad del país en el exterior.

Desde que finalizó su periodo en la Casa de Nariño, la presidencia de Álvaro Uribe se ha mantenido siempre presente dentro de la escena política colombiana, pasando por el Senado y abanderando la oposición al Acuerdo de Paz de Juan Manuel Santos con las FARC. Aunque durante su gobierno Colombia consiguió superar la amenaza del terrorismo, su oposición al proyecto de paz de su sucesor hizo que muchos colombianos vieran sus presupuestos sobre seguridad como belicistas y anticuados. Sin embargo, con el tiempo se ha evidenciado el escaso compromiso de la guerrilla con la paz, dando paso a las conocidas disidencias de las FARC, y han devuelto la Política de Seguridad Democrática uribista a la primera plana del debate político. 

El fracaso de la política de Paz Total de Gustavo Petro, la creciente inseguridad y la consolidación del ELN y la lucha entre cárteles del narcotráfico han hecho retroceder al país varias décadas. De cara a las elecciones del próximo mayo, Miguel Uribe representaba dentro del Centro Democrático un proyecto centrado en los principios del gobierno de Álvaro Uribe, el fortalecimiento del aparato de seguridad y la lucha contra el terrorismo de las guerrillas, paramilitares y narcotraficantes. Hoy, tras la muerte del joven político, esas ideas necesitan de un nuevo abanderado que esté dispuesto a enfrentarse con la inacabable violencia que aqueja al país.

Aun dentro del Centro Democrático, partido uribista por antonomasia, los principios uribistas no recogían los mismos apoyos que antes, y figuras como María Fernanda Cabal o Paola Holguín buscaban actualizar la imagen del partido. Sin embargo, la coyuntura ha devuelto a Álvaro Uribe a la primera plana, quien según un estudio demoscópico de Gallup del junio pasado, cuenta con la favorabilidad del 45% de los colombianos.

El pasado viernes 15 de agosto Álvaro Uribe Vélez publicó una fotografía con el exministro de Defensa Juan Carlos Pinzón acompañada de un mensaje en donde señalaba los puntos de convergencia entre ambos. Aquella publicación vino a avivar los rumores que apuntaban a Pinzón como el elegido para tomar el testigo de las ideas de Uribe Turbay y Uribe Vélez en la carrera por la designación como candidato presidencial del Centro Democrático. La carrera del exministro muestra a un político con una consolidada carrera, habiendo pasado además por la embajada de Colombia ante los Estados Unidos y la representación ante el banco Mundial.

Uno de los momentos más significativos del funeral de Miguel Uribe Turbay fue cuando su padre lanzó un airado discurso en el que aseguró: «La guerra de la que Miguel tanto nos alertó en todos y cada uno de sus discursos, y que no queríamos que regresara, volvió». Siendo Pinzón viceministro de Defensa, el Estado colombiano obtuvo sonados triunfos ante las FARC que debilitaron en buena manera a la guerrilla. Sin embargo, tras años de políticas de seguridad erráticas, hoy, las disidencias de las FARC son las principales sospechosas del asesinato del presidenciable.

Asimismo, mientras se celebraban las exequias de Uribe Turbay, Nicolás Maduro anunció un proyecto para unificar las fuerzas militares de Colombia y Venezuela. Aunque Gustavo Petro intentó rebajar las alarmas indicando que lo que se buscaba era «articular» ambos ejércitos, el hecho de que Colombia colabore con un Estado liderado por el líder de un cártel de la droga no deja de ser preocupante. Juan Carlos Pinzón advirtió en una entrevista sobre el riesgo que representa el acuerdo entre Petro y Maduro justo cuando Donald Trump ha habilitado a las fuerzas militares estadounidenses para perseguir a los cárteles narcotraficantes, como el comandado por Nicolás Maduro.

Después de que Colombia fuera vista como un milagro en términos económicos y de seguridad durante el gobierno de Álvaro Uribe, hoy el país parece regresar a la casilla de salida. Transcurridos 22 años desde el lanzamiento de la Política de Defensa y Seguridad Democrática, los colombianos necesitan a alguien que recupere esos principios que sacaron a Colombia del abismo de la inseguridad y el narcotráfico.

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