Cuando el poder mafioso asesina periodistas (aviso a España)
Daphne Caruana fue asesinada en Malta cuando 47 querellas no consiguieron frenar sus investigaciones

El alta que recuerda a la periodista de investigación Daphne Carano en La Valeta. | Mark Hertzberg (Zuma Press)
He estado pasando unos días en Malta, un país que me encanta desde que viajé por primera vez y convertí sus calles en escenarios para mi último libro Líneas rojas. Cuando viajé hace un par de años, el guía de un free tour me dejó sorprendido por su sinceridad cuando definió al país como «el más corrupto del mundo». Deduje que si Malta carece de agua, luz y comida para autoabastecerse, hace años que a algunos se les debió ocurrir que la corrupción y el blanqueo de dinero eran negocios más enriquecedores.
En mi reciente visita volví a visitar una especie de altar en la calle, rodeado de fotos y ramos de flores, montado espontáneamente por malteses que piden justicia para una periodista de investigación llamada Daphne Caruana. Un homenaje popular relacionado con la corrupción endémica que explica por qué, cuando se cumplen casi ocho años del asesinato, el pueblo maltés no ha olvidado a su periodista.
Daphne tenía 53 años y ejercía el control social del poder que las democracias nos tienen adjudicado a los periodistas, especialmente a los de investigación. Ella obtenía, contrastaba y publicaba información sobre los chanchullos que mantenían políticos influyentes con empresarios necesitados de recibir favores especiales para poder llenar sus bolsillos de dinero sucio, que luego blanqueaban sin problema.
Asesinos a sueldo contra la periodista
Como los corruptos, del lado político y del económico, no podían frenar con amenazas sus informaciones, intentaron enfangar a Daphne en denuncias que mermaran su economía personal, su tiempo y tensaran sus relaciones personales. El día que fue asesinada guardaba en sus alforjas 47 demandas, entre las cuales asomaba una especial, la del ministro de Economía.
El 16 de octubre de 2017, el día D para los conspiradores, Daphne desconocía que en las últimas semanas había tenido a tres asesinos a sueldo pegados como lapas, a 50.000 euros por cabeza si acababan con su vida. Conocían cada uno de sus movimientos, sus hábitos. Habían descartado utilizar un arma de fuego. Te acercas, descerrajas varios tiros, confirmas la muerte… pero la huida es complicada en una isla con cámaras grabando cada rincón de terreno.
Optaron por colocarle una bomba en su coche. Para hacerlo más espectacular y cruel optaron por añadir un bidón de petróleo. Es de imaginar, aunque no está todavía contrastado, que el empresario millonario que los encargó el trabajito, Yorgen Fenech, era partícipe de todos estos detalles tan delicados. Lo que sí se sabe es que el maquinador del asesinato tenía prisa en acabar con Daphne antes de las elecciones a celebrar en 2017 para evitar que publicara una historia que le perjudicaba a él y a sus contactos en el Gobierno.
La impunidad reinaba en las altas esferas
Una investigación encargada por el gobierno maltés llegó a la conclusión de que la cultura de la impunidad reinaba en las más altas esferas del gobierno del presidente Muscat, que tardó más de dos años en presentar su dimisión. Este es uno de los casos más recientes en los que se prueba que el poder político es capaz de cualquier cosa para poner límite a esos periodistas que anteponen la defensa del derecho del pueblo a conocer los temas que les afectan, a las presiones amenazantes para que guarden silencio. Por suerte, hasta ahora en España no se producen abiertamente situaciones similares desde que ETA fue vencida por la acción de los cuerpos de seguridad. Aunque no sabemos lo que podrá ocurrir en el futuro.
Daphne Caruana escribió en 2014 un mensaje a su colega italiano Paolo Barrometti, también amenazado y atacado por mafiosos. Le decía «No dejes de escribir, Paolo, nuestros países necesitan un periodismo de investigación libre». Mientras no se aclare del todo el caso, el altar de Daphne permanecerá en una de las principales calles de La Valeta. Si vais a Malta, id a verlo.