Los barcos de Trump buscan forzar la salida de Maduro
La vida cotidiana en Venezuela se mueve por estas horas entre una tensión creciente

Un barco militar estadounidense atracado en Puerto Rico este sábado. | Reuters
La ostensible movilización de barcos y aviones de Estados Unidos en aguas del Caribe con el pretexto de luchar contra el narcotráfico en realidad busca propiciar un cambio de régimen político en Venezuela, reconoce el propio Nicolás Maduro y sopesan analistas en Washington y en Caracas.
La vida cotidiana en Venezuela se mueve por estas horas entre grandes lagunas de desinformación y una masiva propaganda oficial que intenta convertir en épica patriótica la respuesta oficial a las amenazas de Estados Unidos contra Maduro y el chavismo.
Según reportes de medios internacionales, entre ellos CNN, en el Caribe sur en torno a Venezuela están operando tres destructores de la clase Arleigh Burke, el USS Gravely, el USS Jason Dunham y el USS Sampson. Además, hay dos transportes anfibios clase San Antonio: el USS Fort Lauderdale y le USS San Antonio, un crucero clase Ticonderoga, el USS Lake Erie, un buque de combate litoral, el USS Minneapolis-Saint Paul, y un submarino de propulsión nuclear. Además, 10 cazas furtivos F-35 fueron enviados a Puerto Rico el viernes para reforzar esas operaciones navales.
Hasta ahora el balance de tamaña movilización es el hundimiento con un misil de un pequeño bote que supuestamente llevaba 11 narcotraficantes, asesinados. El barquito habría salido del pueblo costero de San Juan de Unare, en el empobrecido estado venezolano de Sucre, un conocido polo de exportación de narcóticos en el oriente del país, con conexiones con las Antillas menores y de ahí a Europa.
Según Washington, dos aviones caza venezolanos F16 sobrevolaron después la zona donde navegan los barcos de la Armada estadunidense. El propio Trump amenazó con derribar aviones que supongan un peligro para su flota.
La respuesta de Maduro a las tensiones hasta ahora se ha limitado a llamar a Trump al diálogo e invocar la paz, a la vez que convoca a las filas a milicianos voluntarios civiles.
«Por eso le digo al presidente Donald Trump que el intento que algunos de sus funcionarios están haciendo por un cambio de régimen en Venezuela otra vez es un error», dijo al tratar de exculpar al magnate y descargar toda responsabilidad en el secretario de Eestado, Marco Rubio.
Pero no hay ninguna movilización militar ostensible en Venezuela y el supuesto ejercicio de miles de milicianos no aparece por ninguna parte.
Hay una especie de disonancia entre el discurso oficial del chavismo, las amenazas directas de Estados Unidos y la vida diaria de millones de venezolanos más bien ocupados en sobrevivir a una dura crisis económica con devaluaciones diarias y una inflación que se proyecta por encima de 250% este año.
Maduro afirma que dispone de 4,5 millones de milicianos activos. Pero la cifra luce exagerada, porque equivale a la cuarta parte de la población del país. La verdad, en la calle no se ve gente dispuesta a defender la llamada revolución bolivariana, el impopular proyecto político impulsado por el difunto militar Hugo Chávez.
Este proyecto ha perdido relevancia e influencia porque la quiebra de las finanzas del Estado limita los favores de un modelo populista clientelar, que se financió con miles de millones de petrodólares, hoy ausentes por el derrumbe de la compañía estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA).
El chavismo anunció en varios actos públicos desde centros militares que activó 5.336 “Unidades Comunales de Combate”, en igual número de vecindarios de todo el país “en medio de la agresión imperialista que busca un cambio de gobierno con sus amenazas”.
Maduro y el debilitado chavismo han querido convertir esta movilización en un referendo de apoyo, en un esfuerzo para elevar su menguada popularidad.
Motocicletas contra una flota naval
Casi a la misma hora en que Trump amenazaba con derribar aviones venezolanos y cuando fuentes del Pentágono filtraban a CNN la supuesta determinación del Gobierno de Estados Unidos de atacar objetivos en tierra firme venezolana, la única respuesta ostensible del chavismo fue una bulliciosa caravana de civiles, abordo de motocicletas que recorrieron las autopistas de Caracas.
En realidad, según centros especializados en estudios militares como el IISS (Instituto Internacional de Estudios Estratégicos), solo 220.000 personas están en las milicias, que se suman a los 123.000 efectivos regulares de la Fuerza Armada (Ejército, Aviación Militar, Armada y Guardia Nacional).
Pero otras fuentes vinculadas al mundo militar señalan que en realidad solo unos 30.000 de estos milicianos están armados y entrenados para el combate. Es una fuerza de alto adoctrinamiento político e ideológico, que depende directamente de Maduro.
El gobernante no ha sacado a la calle ni activado a las fuerzas regulares, aunque denuncia las supuestas intenciones de Washington de buscar un cambio violento de régimen en el poder en Venezuela.
Según coinciden analistas políticos, un ataque directo en territorio venezolano, aunque sea a supuestas instalaciones de narcotraficantes en la remota frontera con Colombia, abriría las puertas a un conflicto de imprevisibles consecuencias. También le enviaría un mensaje directo a Maduro acerca de las verdaderas intenciones y capacidad de esta fuerza estadounidense desplegada en el Caribe.
Para muchos observadores, está claro que efecto ya hay algo gordo ocurriendo en torno a Venezuela, y en las próximas semanas podrían aumentar las presiones de Washington con la intención de forzar a Maduro a negociar el poder, antes de que la cosa escale a mayores.
La respuesta del heredero de Hugo Chávez ha sido llamar a Tump al diálogo.
«Ninguna de las diferencias que tenemos y hemos tenido puede llevar a un conflicto militar. No tiene justificación», dijo este viernes cuando pidió que “alguien” le explique a Trump que Venezuela no es un país relevante en el narcotráfico internacional.
«Venezuela siempre ha estado en la disposición de conversar, de dialogar, pero exigimos respeto para nuestro país y nuestro pueblo y seguiremos defendiendo la verdad de Venezuela cueste lo que cueste», dijo al advertir que, si hay una agresión, el país pasaría a una etapa de lucha armada.
El propio Maduro y analistas independientes en Washington y en Caracas tienen claro que esa operación antidrogas de Estados Unidos en realidad es un camuflaje de presión política. Lo que se busca que busca forzarlo a negociar una salida y sacarlo del poder.
El heredero de Chávez no es reconocido como presidente por ninguna democracia de corte occidental, incluyendo la Unión Europea. Es que en julio de 2024 fue proclamado por el oficialista Consejo Nacional Electoral como presidente reelecto sin mostrar los resultados de la elección del 28 de julio por estados, municipios y mesas de votación.
Mientras, la oposición encabezada por María Corina Machado exhibía las actas con los resultados del 80% de las mesas donde se demostraba que el verdadero ganador era Edmundo González, el candidato de la Plataforma Unitaria, exiliado en España desde hace un año.
Pero, como señala un analista político, para el gobierno de Trump es más potable y directo emitir el mensaje ante la opinión pública de la supuesta lucha contra el narcotráfico que consume a la juventud estadounidense, en vez de que defender la más etérea lucha a favor de la instauración de la democracia en un país extranjero.