François Bayrou pierde la moción de confianza en Francia y se ve obligado a dimitir
El primer ministro francés ha promovido una política de recortes muy impopular

El primer ministro francés, François Bayrou. | Stefano Lorusso (Zuma Press)
Tal y como estaba previsto, el primer ministro de Francia, François Bayrou, ha perdido la moción de confianza a la que se ha sometido este lunes en el parlamento francés. Tal y como está previsto, Bayrou deberá presentar su dimisión ante el presidente de la república, Emmanuel Macron, en los próximos días. Con la caída de Bayrou, el país galo ha tenido cuatro jefes de Gobierno en menos de dos años.
Bayrou impulsó esta moción con la intención de asegurar respaldos parlamentarios para su gabinete y para unos presupuestos marcados por fuertes recortes, apoyados únicamente por su propio partido. Esta misma tarde, Macron deberá escoger a un nuevo candidato capaz de obtener el respaldo mayoritario de la cámara o, en su defecto, convocar elecciones legislativas con el fin de aportar cierta estabilidad a la política del país.
En las últimas elecciones, celebradas en junio de 2024 tras el triunfo de Le Pen en las europeas, Macron buscó reafirmar su posición y contener el avance de Agrupación Nacional. Ni Bayrou ni su predecesor, Michel Barnier, lograron consolidarse: este último pasó a la historia como el primer ministro de menor duración desde 1958.
Uno de los ajustes más duros en los presupuestos
El plan era directo: Bayrou planteó un recorte cercano a los 44.000 millones de euros con el objetivo de frenar el aumento de la deuda pública, una propuesta que encontró un rechazo frontal en casi todas las fuerzas políticas. Tras consultarlo con Macron, apostó por que la ultraderechista Agrupación Nacional, encabezada por Marine Le Pen y convertida en la principal fuerza opositora en la Asamblea, permitiría la continuidad del Gobierno.
El cálculo no se basaba en afinidades ideológicas, sino en el hecho de que Le Pen sigue inhabilitada para ocupar cargos públicos, lo que le restaría interés en precipitar unas elecciones. Bayrou también barajó la opción de atraer a los socialistas, el sector más moderado del bloque de izquierdas representado por el Nuevo Frente Nacional, vencedor en los comicios de hace poco más de un año. Sin embargo, Macron impidió en aquel momento que presentaran un candidato a primer ministro pese a haber sido la fuerza más votada.
Al mismo tiempo, Bayrou intentaba adelantarse a una previsible moción de censura en otoño que habría resultado mucho más dañina, como la que hundió a Barnier. Ya había sorteado una hace dos meses gracias al apoyo coyuntural de la ultraderecha. Además, buscaba adelantarse a la protesta social programada para el 10 de septiembre, apenas dos días después de la votación, que se prevé masiva.
Sin embargo, la maniobra ha fracasado: los socialdemócratas le impusieron condiciones que rechazó y la extrema derecha anunció sin dudar su voto en contra. Su objetivo es aprovechar esta crisis institucional para forzar la convocatoria de nuevas elecciones parlamentarias y, en la medida de lo posible, presionar para la dimisión de Macron, cuyo mandato concluye en 2027.