Trump presenta un plan para acabar con la guerra de Gaza en 72 horas que Israel acepta
Liberación de rehenes, posible amnistía para miembros de Hamás o un gobierno internacional en la Franja, algunas de las claves

El presidente de EEUU, Donald Trump, junto al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. | Reuters
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha presentado este lunes un plan integral para poner fin inmediato a la guerra entre Israel y Hamás. El acuerdo, que ha sido bautizado como ‘Plan Integral para Poner Fin al Conflicto en Gaza‘, contempla una serie de medidas políticas, humanitarias y de seguridad que buscan no solo detener el conflicto actual, sino establecer las bases para una reconstrucción y gobernanza sostenible en la Franja.
Este proyecto, difundido por la Casa Blanca, nace después de una reunión de más de tres horas en las que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, han celebrado su cuarta reunión en la Casa Blanca desde que el mandatario estadounidense volviese a liderar el poder Ejecutivo en 2024 y en la que Trump ha presentado el plan para poner fin a la guerra, que Netanyahu ha aceptado finalmente.
El texto establece que, si ambas partes lo aceptan, la guerra terminaría de inmediato. Israel se retiraría hasta una zona acordada, se suspenderían todas las operaciones militares y las líneas de combate quedarían congeladas.
Uno de los aspectos centrales del acuerdo es la liberación de rehenes: en un plazo de 72 horas tras la aceptación israelí, se devolverían todos los rehenes —vivos y fallecidos—. A continuación, Israel liberaría a 250 prisioneros condenados a cadena perpetua y a 1,700 gazatíes detenidos desde el 7 de octubre de 2023, incluyendo mujeres y niños. Además, se contempla un intercambio de restos: por cada rehén israelí fallecido, Israel entregaría los restos de 15 gazatíes.
El acuerdo también incluye una amnistía para miembros de Hamas que renuncien a la violencia y se comprometan a abandonar las armas, con garantías de paso seguro al extranjero para quienes deseen abandonar Gaza.
Ayuda a gran escala
En el plano humanitario, el plan prevé la entrada inmediata de ayuda a gran escala en Gaza, esto incluiría reparaciones de infraestructura y la limpieza de escombros. La distribución de la ayuda estaría a cargo de la ONU, la Media Luna Roja y agencias internacionales neutrales, libres de interferencias. El cruce de Rafah -paso entre Gaza y Egipto- será reabierto bajo los términos del acuerdo de enero de 2025.
En cuanto a la gobernanza de Gaza, se establecería un comité palestino tecnocrático y apolítico, acompañado por expertos internacionales y supervisado por una «Junta de Paz». Esta estaría presidida por Donald Trump, junto con líderes como Tony Blair y otros líderes internacionales, encargados de gestionar la administración y la reconstrucción del enclave.
La Autoridad Palestina asumiría eventualmente el control una vez completadas las reformas necesarias para gobernar Gaza de forma segura. Mientras tanto, un panel de expertos regionales desarrollaría un plan económico enfocado en la inversión para la reconstrucción. Gaza obtendría acceso preferencial a comercio y tarifas mediante una zona económica especial.

El acuerdo garantiza la libertad de movimiento de los residentes, sin desplazamientos forzosos, y tratará de fomentar que permanezcan en Gaza para participar en su reconstrucción. Sin embargo, Hamás y sus facciones quedarían excluidos de todo poder político en la franja.
Fuerza internacional armada
También se contempla una desmilitarización total, con el desmantelamiento de toda infraestructura militar y terrorista bajo supervisión internacional independiente. Un programa financiado de recompra de armas facilitaría la desactivación permanente del armamento y la reintegración de excombatientes.
En materia de seguridad, socios árabes ofrecerían garantías para asegurar el cumplimiento de Hamás y prevenir nuevas amenazas. Además, una Fuerza Internacional de Estabilización (ISF), compuesta por EEUU, países árabes y otros actores internacionales, se desplegaría en Gaza para entrenar a la policía palestina y proteger las fronteras con Israel y Egipto.
Por último, el acuerdo abre un horizonte político, con el lanzamiento de un diálogo interreligioso y negociaciones facilitadas por Estados Unidos para avanzar hacia la autodeterminación palestina y la creación de un Estado propio.
Este borrador marca un posible punto de inflexión en el prolongado conflicto, aunque su implementación dependerá de la aceptación total de ambas partes.