Suecia propone para liderar Acnur al directivo que digitalizó Ikea
Curtido en Asia, Jesper Brodin es la apuesta para iniciar una nueva etapa en el organismo, que se enfrenta a recortes

Jesper Brodin, consejero delegado saliente de Ikea y candidato a dirigir Acnur, en una imagen de 2022. | EP
El Gobierno de Suecia ha presentado formalmente la candidatura de Jesper Brodin para asumir el cargo de alto comisionado para los Refugiados de las Naciones Unidas (Acnur), en sustitución de Filippo Grandi, cuyo mandato concluye al finalizar 2025. La propuesta sueca destaca no solo la amplia trayectoria internacional de Brodin, sino también su perfil empresarial como el tipo de liderazgo que Acnur necesitaría para afrontar los desafíos financieros, estructurales y políticos que enfrenta en la actualidad.
Nacido en 1968 en Gotemburgo, Brodin es ingeniero industrial de formación, con estudios avanzados en la universidad técnica Chalmers y en la Universidad de Gotemburgo. Comenzó su carrera en Ikea en 1995; trabajó en Pakistán como responsable de compras, luego en el sudeste asiático, y más tarde en China, acumulando experiencia en logística, cadenas de suministros y desarrollo de producto. En 2017 fue nombrado CEO de Ingka Group, la entidad que opera la mayoría de las tiendas del gigante del hogar, posición que ocupará hasta noviembre de 2025, cuando dejará el cargo. Se caracterizó por liderar una transición profunda hacia la sostenibilidad, la inclusión social y la eficiencia operativa, así como por impulsar con fuerza la transformación digital de la empresa.
Bajo su dirección, Ikea apostó por el canal online y mejoró sus plataformas digitales para atender directamente al cliente y adaptarse a las exigencias del comercio moderno. Asimismo, fue responsable de proyectos de reutilización y economía circular, como Ikea Pre‑owned, un mercado de muebles de segunda mano que comenzó con pilotos en ciudades como Madrid y Oslo, con vistas a expandirse. También se involucró en programas humanitarios, colaborando con Acnur para la integración laboral de refugiados en Europa y en Jordania, así como en las crisis derivadas de la invasión rusa a Ucrania. Además, ha ejercido roles globales en organismos como el UN Global Compact y la Alliance of CEO Climate Leaders del Foro Económico Mundial, experiencias que han reforzado su perfil internacional y su compromiso con asuntos sociales y medioambientales.
El ejecutivo escandinavo se va de la multinacional presumiendo de gestos hacia el cliente como bajar precios cuando las ventas han evolucionado positivamente. «En el último año, hemos gestionado los desafíos y liderado con oportunidades, siempre guiados por nuestra visión de crear un día a día mejor para muchas personas. Hemos vendido más a más clientes, principalmente por haber bajado los precios el año pasado», señaló Brodin en un comunicado emitido por Ikea el pasado jueves, posiblemente uno de los últimos en los que participe el directivo saliente. «Nos hemos comprometido a alinearnos siempre con la mayoría y apoyar el cumplimiento de sueños y necesidades de la vida en el hogar. Me enorgullezco de cómo la comunidad Ikea ha navegado este último año y vemos un buen impulso en el actual».
Uno de los puntos fuertes de la nominación sueca recae en la convicción de que Acnur requiere un liderazgo diferente para enfrentar tanto la crisis de refugiados –cada vez mayor– como una drástica disminución de los fondos provenientes de donantes tradicionales. En el último año, la agencia ha tenido que proyectar recortes presupuestarios del orden del 20% para 2026, debido a que Estados Unidos y algunos países europeos están reduciendo sus aportaciones. Sus partidarios argumentarán que alguien acostumbrado a gestionar grandes organizaciones, optimizar costes y buscar nuevas fuentes de financiación –incluidas alianzas privadas– puede aportar la disciplina financiera, la innovación operativa y la credibilidad que hoy son tan necesarias. Brodin ya conoce al actual alto comisionado de Acnur, con quien ha coincidido a partir de los esfuerzos de Ingka e Ikea por establecer tanto colaboraciones filantrópicas como el apoyo a la integración laboral de miles de refugiados.
Respecto al procedimiento, varios países ya han presentado candidatos para suceder a Grandi, entre ellos un exministro de Relaciones Exteriores de Finlandia, el embajador ante la ONU de Turquía, y anteriores ministros de migración de Bélgica y Suiza. La elección la hace la Asamblea General de la ONU después de que el secretario general presente una terna o recomendaciones basadas en consultas con grupos regionales. Se espera que el nuevo alto comisionado sea elegido antes de que concluya el año, para que asuma el cargo poco después del 31 de diciembre de 2025, fecha en que termina el mandato actual.
Comparado con los secretarios generales anteriores de Acnur, Brodin presenta un perfil poco habitual. Sus predecesores han sido fundamentalmente diplomáticos, expertos en cooperación internacional o con carrera humanitaria extensa, con experiencia directa en escenarios de emergencia, protección de derechos y desplazamientos forzados. Brodin aporta menor experiencia en esos terrenos específicos, pero una sólida trayectoria empresarial internacional, eficiencia operativa, ejecución de transformación digital, sostenibilidad y alianzas público‑privadas, lo que podría marcar un cambio de paradigma en la dirección de Acnur.
De llevarse a cabo su elección, la nueva etapa encabezada por Brodin podría implicar una reorganización interna orientada a reducir burocracia, mejorar la logística humanitaria, digitalizar procesos de ayuda, reforzar la transparencia financiera y diversificar fuentes de financiación, incluso con mayor participación del sector privado. Un perfil empresarial eficaz podría reforzar la rendición de cuentas y la neutralidad percibida, aunque también enfrentará demandas de credibilidad, conocimiento humanitario de campo y sensibilidad diplomática que no se adquieren solo con gestión corporativa.