Venezuela celebra sus santos y los chavistas desafían a Estados Unidos
El FMI reconfirma que la economía de este país de crisis encadenadas tendrá la inflación más alta del mundo en 2025

Nicolás Maduro, en la Academia Militar de Venezuela. | EFE
El chavismo, en pie de guerra, moviliza tropas por las regiones estratégicas del país y los católicos se aprestan a presenciar cómo el Vaticano lleva a los altares a los dos primeros santos nacidos en Venezuela. Todo en las mismas horas.
Mientras, nuevos datos del FMI reconfirman que la economía de este país de crisis encadenadas tendrá la inflación más alta del mundo en 2025 y se encamina a un 2026 con el peor desempeño entre todas las naciones del mundo en términos de crecimiento y altos precios. Este cóctel ocupa la realidad en Venezuela en medio de la incertidumbre. Pero hay una certeza: las cosas marchan mucho peor para millones de familias, especialmente para las más pobres.
Este sábado el mandatario Nicolás Maduro anunció que ha completado la movilización de 28 Zonas Operativas de Defensa Integral (ZODI) en las que se divide la presencia táctica de la Fuerza Armada en todo el país. Esto se traduce en una mayor presencia de convoyes militares en las carreteras; más puestos de control y alcabalas en entradas de ciudades y pueblos, patrullaje más ostensible y más control social y político, con nuevas detenciones de disidentes.
En medios de comunicación y en redes sociales, la Fuerza Armada divulga videos con oficiales y soldados gritando consignas, corriendo, tomando las armas, escondiendo aviones y radares detrás de ramas de camuflaje; navíos patrullando aguas territoriales; cazas de combate Sukhoi y viejos F16 surcando el cielo azul.
La movilización es la respuesta a las provocaciones de Washington, donde Donald Trump confirma que ya hay aprobadas hasta operaciones encubiertas de la CIA en territorio venezolano. El magnate republicano está empeñado en aumentar las presiones psicológicas sobre un gobierno venezolano que no es reconocido formalmente por ninguna democracia libre de corte occidental.
Maduro dice que sus acciones militares dentro de la llamada Operación Independencia 200, garantizan «la defensa del derecho a la vida, la alegría y la máxima felicidad del pueblo». El heredero de Hugo Chávez y los principales voceros invierten horas de discursos en señalar que las amenazas contra el chavismo son en realidad contra toda Venezuela y contra América Latina y el Caribe.
Pero en este juego de tensión psicológica en el que se ha convertido el asunto Venezuela, el chavismo a la vez quiere enviar mensajes de control absoluto sobre todo lo que pasa en Venezuela. En verdad, este régimen político cuyos seguidores son una franca minoría –según todas las encuestas de años recientes– domina por completo a la vasta mayoría.
Una economía hostil
Pero la peor guerra que se libra en Venezuela transcurre en el frente de la economía, donde años de decisiones infames, la falta de políticas económicas, la improvisación, el dogmatismo, el estatismo y la arbitrariedad llevaron al colapso. El chavismo, claro, culpa de todos los males a las sanciones que les aplica Estados Unidos y la Unión Europea en castigo a las violaciones los derechos humanos y atentados contra la democracia.
Parece haber llegado a su fin la leve recuperación que se verificó entre los años 2021 y 2024. En ese lapso la economía había descontado parte del derrumbe del 75% sufrido en los primeros siete años de Maduro en el poder. Según estudios clandestinos de economistas que temen ir a la cárcel por contradecir el discurso oficial, el país está otra vez a las puertas de una recesión y en riesgos de volver a la hiperinflación.
Esta semana el FMI emitió en Washington su informe actualizado sobre Perspectivas de la Economía Mundial, donde proyecta una desaceleración y sombrías proyecciones generales en el mundo. Para Venezuela los economistas del FMI estiman que la economía apenas crecerá 0,5% este 2025, para retroceder a -3% en 2026. También prevén una inflación promedio de 269% este año, que trepará hasta 682% en 2026.
Después de Haití, este es el peor crecimiento estimado en toda América y el Caribe e inclusive entre los países de África. Para 2026, los indicadores de inflación y caída de la economía serán definitivamente los peores del mundo, según las proyecciones del FMI a la fecha.
Hay pocas razones para no creer en este escenario: la devaluación de la moneda es de 75% en lo que va de 2025, y del 81% desde hace un año. El precio del dólar oficial ha aumentado un 426% en un año, y su cotización es la principal referencia para la fijación de todos los precios en la economía dolarizada.
Pero Maduro tiene otra versión. «Somos referencia para América Latina y el Caribe, con una economía sana, que está a la vanguardia de un nuevo modelo económico», dijo. «Este año ya tenemos un crecimiento cercano al 9%, que es un récord, el mayor crecimiento económico de toda América Latina y del Caribe», remató.
El Banco Central de Venezuela le sigue el compás, pero desde hace años no muestra datos comparativos actualizados de inflación, exportaciones, importaciones, inversiones, empleo ni pobreza. «Las cifras no son creíbles», señala el economista José Guerra, al observar retrasos y omisiones comparativas en los datos oficiales.
En Venezuela, el Gobierno confiscó las prestaciones sociales de los trabajadores públicos; las pensiones y jubilaciones equivalen a medio dólar libre por mes; y se completan con unos bonos en bolívares que llegan si acaso a 130 dólares mensuales. En el sector privado los sueldos son un poco mejores y un obrero gana en promedio 236 dólares al mes; un profesional recibe 500 y un gerente 1.085, según el gremio de empresarios privados Conindustria. Con estos ingresos es imposible levantar la demanda interna y la producción.
Hay una caída general del consumo, el crédito y la inversión. En centros comerciales y calles de ciudades y pueblos, muchas tiendas y fábricas están cerradas. Los supermercados con pocos clientes revelan más que las declaraciones oficiales.
Así en la paz como en la guerra
En este escenario, el ahora santo José Gregorio Hernández, una figura de fuerte arraigo popular y religioso, llega a los altares este domingo, acompañado de la religiosa Carmen Rendiles.
El chavismo, que en realidad apoya abiertamente a la confesión evangélica protestante que opera en barriadas y cárceles del país, envió su delegación a Roma y Maduro decretó que júbilo nacional. El lunes no será laborable. «A pocas horas de que nuestro José Gregorio Hernández ya reciba su canonización definitiva al lado de la madre Carmen Rendiles. Venezuela es un país de sabios, de patriotas, de guerreros y de santos», dijo.
La líder de la oposición y flamante premio nobel de la Paz, María Corina Machado, también había intentado capitalizar esta fecha, y prometía que este 19 ocurriría algo definitivo en el país. Ella, ferviente católica, lleva años insistiendo en que es parte de una lucha del bien contra el mal y que está acompañada por Dios en esta cruzada espiritual. Pero como están las cosas en Venezuela, la fe no habrá de bastar para mover montañas.