El chavismo llama a la paz y se prepara para una guerra larga en Venezuela
Maduro ha bajado en todo en los últimos días, invocando la paz y el entendimiento con Trump

Nicolás Maduro, este viernes en una marcha del PSUV en Caracas. | Reuters
Cuando el agosto pasado Estados Unidos comenzó una movilización militar en el Caribe, cerca de aguas territoriales de Venezuela, saltaron las conjeturas sobre cuál sería el verdadero propósito de Donald Trump con esta maniobra supuestamente orientada a combatir el narcotráfico.
Ahora este despliegue ha escalado hasta sumar —según medios de Estados Unidos— unos 15.000 marinos y una docena de naves, incluyendo un submarino de propulsión nuclear y el portaviones más poderoso del mundo, el Gerald Ford. También hay bombarderos, cazas y misiles. Por eso ya pocos dudan de que en efecto Trump se trae algo gordo entre manos, y que ese algo tiene que ver con Venezuela y el régimen que encabeza Nicolás Maduro.
En las últimas horas crecen las expectativas. Ya el propio magnate dijo que decidió que es lo que va a hacer, aunque todavía no lo dice, y su secretario de Defensa, Pete Hegseth, afirma que la operación «Lanza del Sur» ha comenzado.
La misión, dijo el halcón de Trump, va a «expulsar a los narcotraficantes de nuestro hemisferio». Está en manos del Comando Sur e incluye vigilancia aérea, patrullajes y operaciones sofisticadas de inteligencia.
Según Washington, el gobierno de Nicolás Maduro —por quien ofrece una recompensa de 50 millones de dólares— es en realidad una supuesta organización narcoterrorista que ha usurpado el poder en Venezuela.
Aparentemente, la operación militar de Trump en torno a Venezuela y el chavismo habría entrado en una fase decisiva, por lo que muchas personas, especialmente desde la oposición que lidera la premio Nobel 2025 María Corina Machado, están esperando un desenlace en cuestión de días y de horas.
Pero, ¿cómo se ven las cosas desde el lado del chavismo, al menos públicamente?
Los principales voceros del acosado régimen parecen creer firmemente que Estados Unidos prepara una invasión, o al menos un ataque para desalojar a Maduro del poder. Y están actuando en consecuencia desde hace dos meses cuando comenzaron ejercicios y despliegues militares en unos 280 puntos estratégicos del país, con más de 200.000 soldados en pie de guerra. Hasta en una base aérea de Caracas son visibles baterías antiaéreas de fabricación rusa.
Mientras, el oficialista Partido Socialista Unido casi a diario organiza marchas de sus escasos militantes, con la intención de encender el fervor patriótico. En los medios de comunicación y redes sociales hay una incesante campaña nacionalista que intenta despertar una cruzada nacional a favor de un gobierno que antes de las elecciones de 20024 tenía más de 80% de rechazo popular.
Hanoi en Caracas
Maduro parece tomar en serio la presión de Washington y se dice dispuesto a permanecer en el poder a toda costa.
«Estamos estudiando las tácticas de guerra de Vietnam para preparar a Venezuela ante un posible ataque estadounidense», advirtió.
Esto hace vaticinar un largo período de inestabilidad y violencia en caso de que el despliegue naval de Trump llegue más allá de donde está ahora.
«Sí. Yo te podría decir que puede pasar, porque ellos tienen desplegado aquí un potencial bélico suficiente para hacernos daño, para agredirnos», dijo el general Orlando Romero al medio chavista Últimas Noticias, cuando le preguntaron qué tan cerca están de una confrontación bélica con Estados Unidos.
Romero es el jefe de las Milicias, un cuerpo de civiles asimilado a la Fuerza Armada que según Maduro tiene a 8,5 millones de personas en armas.
Esa cifra equivaldría a la tercera parte de los venezolanos que siguen viviendo dentro de su propio país, por lo que es vista como exagerada por analistas independientes. Fuentes especializadas estiman que las Milicias en realidad tienen a unos 230.000 inscritos, y de ellos solo unos 30.000 tiene sólido entrenamiento militar de combate.
Las Milicias son importantes en este contexto porque es la rama militar que tiene más contacto permanente con la población civil. Aunque el chavismo vende la idea de que está formada por personas mayores, en realidad también incluye cuerpos bien armados y violentos que solían ser lanzados a la primera línea en tiempos de represión masiva en las calles.
Romero señala que la fuerza Estados Unidos desplegada cerca de Venezuela incluye cuatro destructores con capacidades completas, «un paquete completo de desembarco», fuerzas especiales apostadas en la isla de Trinidad (a escasos kilómetros de la costa venezolana) y aviones F35, así como bombarderos que ya han sobrevolado las cosas venezolanas.
Aparte de la respuesta militar con ejercicios y llamados a defender la patria, el chavismo teje una red institucional y legal para asegurarse el apoyo obligatorio de todos los venezolanos ante una posible agresión externa.
Así, esta semana promulgó una nueva ley de control social e ideológico que recuerda a los Comités de Defensa de la Revolución, de Cuba.
Se trata del «Comando para la Defensa Integral de la Nación», que subordina a entidades del Poder Público, inclusive civiles como gobiernos de estados, alcaldías de municipios y organizaciones populares, a la Fuerza Armada para «planificar, coordinar y ejecutar acciones» en respuesta a la amenaza o a la agresión que ponga en riesgo la independencia, la soberanía y la tranquilidad de la República».
La Ley, entregada a los generales por la Asamblea Nacional (Congreso) marca un hito «en la fusión popular-militar-policial para fortalecer el poder nacional de cara a los nuevos desafíos», dijo el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino, al invocar un principio de la Constitución donde se establece que la seguridad y defensa de la nación se apoya en el Estado y la sociedad civil.
Esto significa que en caso de un conflicto todos los venezolanos serán obligados a defender a Maduro y a su gobierno.
«Se activa la orden para que los Comandos de Defensa Integral se instituyan, estructuren y preparen por si nos tocara, como República y como Pueblo, ir a la lucha armada», proclamó Maduro al momento de promulgar la ley.
Pero aunque el chavismo dice estar preparado para una guerra larga y sostenida contra Estados Unidos y recuerda la historia de Vietnam y de Libia, Afganistán e Irak, Maduro ha bajado en todo en los últimos días, invocando la paz y el entendimiento con Trump.
No hay señales claras confirmadas de que haya en marcha algún tipo conversación entre ambos gobiernos para negociar acuerdos antes de que la sangre llegue al río.
«Es al pueblo de Estados Unidos a quien me dirijo en este momento —dijo Maduro en un reciente acto con 100 juristas simpatizantes del chavismo, llevados desde 34 países en unas jornadas de defensa de su gobierno— […] para decirle paren la mano enloquecida de quien ordena bombardear, matar y llevar una guerra a Suramérica, al Caribe. Detengan la guerra, no a la guerra».
Maduro no es reconocido como presidente por ninguna democracia de corte occidental desde en que el 29 de julio de 2024 fue proclamado presidente sin que el oficialista Consejo Nacional Electoral mostrara nunca las actas consolidadas con los resultados de las votaciones. Por eso aprovecha la confrontación con Washington para victimizarse y buscar aliados más allá de sus fieles amigos Rusia, Cuba, China e Irán, señalan analistas políticos.
«Nosotros estamos en la lucha por la paz y la soberanía de Venezuela y nuestra ley. Tenemos la razón legal, jurídica, nacional e internacional, tenemos la razón moral, espiritual», dijo en otro encuentro con religiosos protestantes.
