¿Con qué sueña Trump cuando se duerme en la reunión de Gabinete?
Ucrania y Venezuela, quizá presentes en las cabezadas del presidente que insultó a su antecesor por dormirse en público

Trump dormido en una reunión de Gabinete. | @DemocraticWins (X)
«Creo que no sabe que está vivo». Estábamos a mediados de enero de 2024. Donald Trump dedicó esta simpática frase —y muchas de este estilo, una y otra vez, machaconamente— al presidente Joe Biden. «Joe el somnoliento» era una de sus favoritas, antes de pasar a «Joe el corrupto». Los republicanos acusaban a los asesores de Biden de cometer «maltrato con personas mayores» por dejarle responder las preguntas de los periodistas.
Este martes, el presidente se durmió en varias ocasiones en la reunión de Gabinete. Un cuarto de hora después de asegurar que estaba en una forma física excelente, Trump dio cabezadas y cerró los ojos mientras el secretario de Comercio, Howard Lutnick, dedicaba grandes elogios a las guerras comerciales y celebraba «el mejor gabinete de la historia para el mejor presidente de la historia».
Los panegíricos del resto de los ministros fueron también recibidos con un presidente medio traspuesto. Las cámaras de televisión —las reuniones son puro show en directo— lo captaban de vez en cuando, pero cuando intervino el secretario de Estado, Marco Rubio, sentado a la derecha de Trump, las tomas fueron explícitas, tanto como las cabezadas del presidente durmiente. Rubio bromea, y Trump ni siquiera abre los ojos hasta que Rubio se dirige a él y le saca del sopor.
El pasado 6 de noviembre ya había ocurrido algo similar. Trump pasó 20 minutos medio dormido, y las imágenes —más evidentes que las de esta semana— se hicieron virales. Fue inevitable recordar una de sus muchas bravuconadas: «Nunca me verás durmiendo delante de la cámara», le dijo a su entrevistador, Andrew Schulz.
Pasemos por alto las burlas que dedicó a Biden; pasemos por alto que el que a hierro mata, a hierro muere.
¿Con qué sueña el presidente en sus pequeñas siestas mientras sus ministros hablan? ¿Quizá con la reunión que estaban manteniendo en ese mismo momento en el Kremlin su enviado especial, Steve Witkoff, ese gran amigo de Putin, y su yerno, Jared Kushner, ese gran promotor inmobiliario? ¿Quizá con las amenazas de guerra lanzadas por Vladímir Putin contra Europa esta misma semana?
El Kremlin lo tiene claro: le pide a la Casa Blanca que Ucrania entregue a los invasores la región del Donbás, al este de Ucrania, que el país renuncie a integrarse en la OTAN y en la UE y que recorte sus fuerzas armadas. No es tan complicado, pensará Putin. Como en la mesa no hay ni ucranianos ni europeos, cualquier cosa puede ocurrir. El acuerdo no ha salido aún, pero puede salir en cualquier momento. Casi cuatro años de invasión rusa y de guerra cruel contra hospitales, guarderías y zonas residenciales de Ucrania, y así están las cosas.
¿Con qué sueña el presidente mientras sus ministros le dedican palmas y elogios? ¿Quizá con sus conversaciones con el autócrata venezolano Nicolás Maduro, al que intentó convencer para que tire la toalla después de tres meses de hundir narcolanchas y de desplegar buques de guerra? «Vamos a echar a esos hijos de perra», dijo esta semana.
Su conversación telefónica del pasado 21 de noviembre no fue tan cruda. Según medios estadounidenses, entre ellos la agencia Reuters, Trump le dijo a Maduro que tenía que irse; Maduro le habría pedido una amnistía total para él y su familia, el levantamiento de sanciones para un centenar de altos cargos del chavismo, que EEUU vete su eventual procesamiento en el Tribunal Penal Internacional y que la vicepresidenta Delcy Rodríguez —esa buena amiga del Gobierno español— encabece un gobierno de transición que convoque elecciones. Las mismas fuentes aseguran que Trump se negó a todo excepto a la primera solicitud, y que le dio un ultimátum que ya ha expirado.
¿El sueño de Trump es que Maduro se vaya a Moscú, y que a cambio del favor que le permita presentarse como el salvador de la democracia venezolana, haga él a Putin el favor de dejarle las manos libres en Ucrania? Europa podría poner el grito en el cielo, pero se quedaría en eso, en un grito.
Y con Oriente Próximo fuera de las pantallas, Ucrania ante el trágala de un plan de rendición y Venezuela liberada del sátrapa de Maduro y su gobierno dictatorial, ¿quién va a impedir a Donald Trump que sueñe con el próximo Nobel de la Paz?
