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Internacional

«Querida María Corina, soy Pedro Sánchez: enhorabuena por el Nobel»

La carta que el presidente del Gobierno (no) ha escrito para corregir su mezquindad del pasado mes de octubre

«Querida María Corina, soy Pedro Sánchez: enhorabuena por el Nobel»

La líder opositora Maria Corina Machado.

«Querida María Corina: soy Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España. Enhorabuena por el tan merecido premio Nobel de la Paz que tu hija Ana recibió ayer en Oslo. Ya sé que no pudiste llegar a tiempo para recogerlo personalmente. Llevas año y medio en paradero desconocido, y precisamente esa es la razón de que yo no pudiera enviarte esta felicitación en octubre, cuando se anunció el galardón. ¡No sabía dónde hacerlo! Ahora te la mando a Oslo porque me aseguran que llegas de madrugada a la capital noruega y que hoy mismo hablarás allí en público.

Me hubiera encantado verte, estar contigo. Que me contaras primero lo más reciente: tu salida clandestina de Venezuela a través de la ruta de la isla holandesa de Curazao, como publica The Wall Street Journal. Que me hablaras después de tu vida en los últimos meses, con los sabuesos del régimen intentando dar con tu paradero. Y que tuviéramos oportunidad de reflexionar sobre Venezuela después del fraude electoral perpetrado por Nicolás Maduro contra vuestra victoria del 28 de julio de 2024 y de todo lo que ha hecho mi Gobierno para reparar esa injusticia.

No es que yo no tenga noticias de vez en cuando de tu país, pero me las cuenta José Luis Rodríguez Zapatero, y algunas veces tengo la impresión de que no me dice todo, seguramente para no disgustarme. Ya sabes que él está volcado con todo lo vuestro, que ha mantenido y mantiene una intensísima y generosísima actividad y que nunca le ha fallado la brújula a la hora de elegir entre los autócratas y corruptos del gobierno y los venezolanos que luchan por la democracia y la libertad.

Me hubiera encantado, ya te digo, haberme acercado a Oslo —como hicieron los presidentes de Argentina, Ecuador, Panamá y Paraguay, y el presidente electo de tu país, Edmundo González— y escuchar a tu hija Ana leer tu discurso en el que has contado «la historia de un pueblo y su larga marcha hacia la libertad». Mi ministro de Cultura, Ernest Urtasun, me dice que no ha entendido bien unas palabras de ese discurso: «De España heredamos una lengua, una cultura y una fe que se fusionaron con raíces ancestrales indígenas y africanas». Ya se lo explicaré yo, y le diré que no hace falta que pida perdón a nadie más, ni en Venezuela ni en ninguna parte.

Pero no he podido subirme en el Falcon y estar en Oslo. Tengo últimamente algunos pequeños problemas pendientes que me lo han impedido. No tanto el Gobierno, porque no hay mucho que gobernar si se está en minoría, como yo, ni tampoco el Congreso: hoy mismo, que es el último pleno del año, he decidido que paso de ir. Ya votaré desde la oficina. Mira que les avisé el año pasado de que iba a gobernar «con o sin concurso del poder legislativo». Ni caso. Tú, que has tenido tantas dificultades en estos años, seguro que me entiendes.

Algunos pequeños problemas pendientes, te decía. Nada del otro mundo. La detención por amañar contratos públicos de una mujer que ha hecho mucho por el partido, Leire Díez, y del presidente de las empresas públicas que yo nombré en junio de 2018; el esfuerzo para desacreditar a unos cuantos jueces del Supremo que se han cargado a mi fiscal general; apagar los incendios que me están abrasando de casos de acoso sexual de personas de mi confianza, y eso que he actuado -todo el mundo lo sabe- con mucha responsabilidad y mucha diligencia; y resistir el cerco judicial que incordia a mi mujer y a mi hermano por presunto tráfico de favores y corrupción, una campaña contra mi familia de políticos extremistas, jueces que nos tienen manía y pseudomedios.

Por si fuera poco lo de casa —y eso que he seleccionado un pequeñísimo ramillete de incomodidades para no alargar demasiado esta carta— tengo también un grano fuera, con estas denuncias absurdas del PRI mexicano, que se empeña en decir que hay corrupción y gestión antidemocrática en la Internacional Socialista, que tengo el honor de presidir desde 2022.

Total, que estoy un poco liado. Pero no quería que pasara más tiempo, ahora que te tengo localizada, sin enviarte mi más cariñosa felicitación, como hago siempre que recibe un premio Nobel cualquier persona cercana a España o particularmente empeñada en la lucha por la paz, la democracia y la libertad.

Y mis deseos de que nos encontremos pronto -pronto, de verdad, que todo va muy deprisa por aquí y nunca se sabe- para darte un abrazo y celebrar contigo vuestro viaje a la libertad, para decirte que tienes razón, que Venezuela volverá a respirar, y que alcanzamos la libertad sólo cuando nos negamos a darnos la espalda a nosotros mismos; cuando enfrentamos la verdad directamente, no importa lo dolorosa que sea. Porque solo mediante esa alineación interioresa integridad vitalalcanzamos nuestro destino. Solo entonces nos convertimos en quienes realmente somos, capaces de vivir una vida digna de ser vivida.

Emocionantes palabras tuyas con las que mi persona vibra. Creo que tenemos vidas paralelas. Felicidades de nuevo por el premio y por tu ejemplo. No sabes hasta qué punto ilumina mi vida y es todo un modelo para mí».

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