Si Trump saca a la CIA de Ucrania, Putin hará de Hitler
La alerta de Tim Weiner, el mayor experto estadounidense en la CIA, en su libro ‘La misión’

Ilustración satírica de Vladímir Putin en una protesta pro-ucraniana. | Michal Burza (Zuma Press)
El 12 de enero de 2022, William Burns, director de la CIA, viajó a Kiev en persona para transmitir información con urgencia: Putin planeaba acabar con Ucrania, matar a Zelenski y hacerlo con un ataque relámpago a través de la frontera bielorrusa y tomar con rapidez la capital, Kiev. Desde ese momento, la CIA compartió información y los preparó para defenderse. Así lo relata Tim Weiner, periodista del The New York Times, con un premio Pulitzer en su haber por su trabajo sobre los programas secretos de seguridad de Estados Unidos, y el máximo especialista estadounidense en la CIA. Lo constató hace años en su libro Legado de cenizas: la historia de la CIA y ahora en La misión: La CIA en el siglo XXI, ambos en Debate.
Aunque en su investigación habla de las operaciones de la CIA durante el siglo XXI, en diversos momentos el tema es Ucrania y me gustaría destacar algunos datos sorprendentes. Ya antes de ese citado viaje relámpago a un mes de la invasión, en concreto 8 años antes, la CIA había establecido una relación muy especial con el Servicio de Seguridad de Ucrania, el SBU. Fue a raíz de la revolución popular que acabó con el presidente prorruso.
La realidad era que no podían montar un país al margen de la influencia de Putin, sin hacer una limpieza profunda de su servicio de inteligencia, lleno de simpatizantes prorrusos entregados a una causa que no era la independencia del país. Tras esa expulsión de agentes, seleccionaron gente confianza, una labor en la que participó activamente la CIA. De hecho, con miras al futuro, los ayudaron a crear una unidad de sabotajes que actuó en Rusia desde 2017.
Coincido en la visión informativa de Tim Weiner cuando aporta datos sobre el funcionamiento del espionaje que no requieren explicación. Los servicios de inteligencia no dan nada gratis, su norma es yo te ayudo, tú me ayudas. Así que la CIA los entrenó para enfrentarse al enemigo ruso, les asistieron e impulsaron para captar agentes dobles y, a cambio, debían compartir la documentación robada e, incluso, buscar la que le interesaba a los estadounidenses. Entre esa información, destaca Weiner, estaba la de un agente del GRU captado por el SBU, que les facilitó datos sobre los hackers que habían conspirado para ayudar a que Trump fuera elegido en 2016 presidente de Estados Unidos.
El día que Trump castigó a Ucrania sin los ojos de la CIA
Cuando el 24 de febrero de 2022, Rusia invade Ucrania, la delegación de la CIA se quedó y proporcionó datos de inteligencia trascendental a sus colegas ucranianos sobre dónde iban a atacar los rusos y los tipos de armas que iban a utilizar. Sin esa información y sin la que consiguieron con inteligencia humana, Ucrania no habría resistido.
Hay un enorme cambio con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. En la CIA se produce una purga ideológica ejecutada por John Ratcliffe, el nuevo director. No puede haber ni un alto cargo que no votara por Trump, que no pensara que le habían robado las elecciones de 2020 y que no estuviera de acuerdo en la insurrección del 6 de enero.
En el tema de Ucrania, la muestra de esta nueva política tuvo lugar el pasado 5 de marzo, cuando Trump se cabreó con ellos y les interrumpió el apoyo de la inteligencia estadounidense: clausurado el grupo de trabajo CIA-SBU, cortaron el flujo de inteligencia por señales, frenaron la entrega de material militar y los bloquearon el acceso a las imágenes de satélites comerciales. Ucrania perdió terreno y casi se desmorona ante los misiles rusos. Por suerte, Trump levantó el castigo una semana después.
Weiner cita a Ed Bogan, antiguo jefe de estación de la CIA en Kiev: «Si nos vamos, creo que Ucrania perderá el territorio que Rusia ha conquistado hasta la fecha. La fe en nuestros valores, en los valores que hemos declarado como estadounidenses, se verá radicalmente socavada. Quizá, para siempre».
También cita a Paula Doye, que fue subdirectora adjunta de Operaciones de la CIA: «El guion de Putin es inquietantemente similar al utilizado por Hitler entre 1938 y 1940». Y concluye: «¿Qué impediría a Trump hacer un trato con Putin que recordara el pacto Hitler-Stalin de agosto de 1939, cuyos protocolos secretos permitían a Alemania y Rusia repartirse Europa?».
