La economía venezolana recibirá los nuevos misiles de Donald Trump
El bloqueo petrolero ordenado por el presidente de EEUU agravará una larga crisis social en Venezuela

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump. | Jonathan Ernst (Reuters)
La ya precaria economía de Venezuela se hundirá aún más en las próximas semanas y meses, tras la decisión de Donald Trump de bloquear el tráfico de buques petroleros sancionados que entren o salgan de los puertos del país. Es lo que indica el escenario actual. La nueva medida, la más dura emprendida por Estados Unidos contra otro país americano en décadas, muerde la yugular de una economía que depende casi por completo de las exportaciones de crudo y de las importaciones de naftas para fabricar combustibles, tras años de declive de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA).
Algunos buques petroleros que llegan a Venezuela trasladan además solventes usados por PDVSA y sus socios privados para mejorar la mayor parte del petróleo pesado y extra pesado que es el núcleo de la producción local y de sus exportaciones.
La orden de Trump la anunció en su red social Truth la noche del martes 16 de diciembre. «Hoy ordeno el BLOQUEO TOTAL Y COMPLETO DE TODOS LOS PETROLEROS SANCIONADOS que entren y salgan de Venezuela», escribió el magnate. Dice que su medida es una respuesta «al robo de nuestros activos y muchas otras razones, como el terrorismo, el narcotráfico y la trata de personas», que lo han llevado a designar al régimen chavista que gobierna Venezuela como «una ORGANIZACIÓN TERRORISTA EXTRANJERA».
«Venezuela está completamente rodeada por la mayor Armada jamás reunida en la historia de Suramérica. Solo se hará más grande, y el impacto para ellos será como nada que hayan visto antes, hasta que devuelvan a Estados Unidos todo el Petróleo, Tierra y otros Activos que nos robaron», afirma Trump.
Así, deja claro que el conflicto ya es más bien por petróleo y otras cuentas pendientes que por la supuesta lucha contra el narcotráfico, menos por la democracia. El presidente de Estados Unidos revela que sus intenciones «no son otras que forzar un cambio de régimen en nuestro país, y apoderarse groseramente de su petróleo y demás recursos naturales estratégicos», replica el ministro de Defensa y principal sustento del cuestionado gobierno de Maduro, Vladimir Padrino.
En la historia reciente, Estados Unidos no ha poseído tierra o petróleo en Venezuela, más allá de empresas, contratos o concesiones mineras y petroleras que fueron confiscadas, expropiadas sin pagos de compensaciones en la era del militar nacionalista de retórica socialista Hugo Chávez, fallecido en 2013.
El economista y exdiputado opositor José Guerra señala que las demandas contra Venezuela por parte de empresas de EEUU y Europa por estas expropiaciones equivalen hoy a unos 17.900 millones de euros.
Petróleo venezolano en gotas
Pero no es solamente el régimen de Maduro el que se financia con el petróleo. «Venezuela es más que Chávez y Maduro y el pueblo no tiene por qué pagar por lo que hizo y hace Maduro», dice Guerra, al abogar por buscar una salida política a esta crisis.
Los venezolanos sufren desde hace año una crisis energética crónica, con diarios apagones de electricidad, escasez de gasolina, diésel y gas natural. Además, enfrentan devaluaciones diarias del bolívar, la moneda local, que acumula una depreciación del 82% este año, con un aumento directo en la inflación que cierra por encima de 400%, lo que genera más pobreza.
Sin un cambio de régimen ni una transición pacífica, estos problemas nunca se resolverán, sostiene la oposición. Pero mientras ocurre algo de eso, el petróleo también es la principal fuente que alimenta el presupuesto nacional.
«Si se concreta el bloqueo aéreo y marítimo de los buques tanqueros sancionados que transportan crudos y derivados, el impacto en el país será terrible, la situación actual en la que estamos será una silueta comparada con la que viene», advierte el economista Polo Casanova Olivo. Si el gobierno de Maduro «logra sortear su estancia más allá de un lapso temporal, incluso no muy largo, la situación se tornará terrible para todos los habitantes», porque «no habrá divisas para importar nada, todas las transacciones comerciales se detendrán», añade.
El movimiento de toda la economía venezolana y el ingreso de divisas dependen casi exclusivamente de su industria petrolera y de las exportaciones de crudo a Estados Unidos y a China.
La nueva medida de Trump tuvo un preludio la semana pasada, cuando su Armada se incautó de un supertanquero con más de un millón de barriles de crudo venezolano que enarbolaba una falsa bandera de Guyana e iba a Asia. Según Washington, el tanquero Skipper fue capturado en el Caribe en una espectacular operación militar en alta mar porque estaba sancionado internacionalmente por comercializar petróleo en beneficio de Hezbollah y de la Guardia Revolucionaria de Irán.
«Pienso que es una estrategia de ir subiendo la presión para lograr el cambio de régimen sin tener que llegar a acciones militares de envergadura», comenta el experto petrolero y consultor Juan Szavo. Otras fuentes, citadas por medios especializados, advierten que tras la incautación varios barcos que iban rumbo a Venezuela han dado la media vuelta para alterar su curso, pues Washington advierte que habrá más confiscaciones como la del Skipper.
Mientras, hay varados unos 11 barcos, cargados con 10 millones de barriles, que temen zarpar con ese petróleo venezolano.
Según un reciente informe de la ONG anti corrupción Transparencia Venezuela, en noviembre, de los 98 buques petroleros que atracaron en las terminales de Venezuela, 14 estaban sancionados por la OFAC, la Oficina de Control de Activos Extranjeros, del Departamento del Tesoro de Estados Unidos que administra las sanciones a países, empresas e individuos. Otros nueve fueron buques furtivos y 17 de flotas oscuras.
Datos recabados por la agencia Reuters muestran que Venezuela exportó en noviembre 1,037 millones de barriles por día de crudo en promedio, a través de PDVSA y sus socios extranjeros, incluyendo la estadounidense Chevron, con un aumento del 25% respecto a octubre.
En los últimos meses, la producción y las exportaciones de crudo de Venezuela habían venido subiendo pese a las sanciones que eximen a Chevron. Esto había dado cierto alivio a una economía hundida por años de mala gerencia pública y populismo socialista, por el colapso de la estatal PDVSA a manos de la corrupción y la ineficiencia y, desde 2017, por al aumento gradual de las sanciones de Washington contra el gobierno de Maduro, bajo el alegato de represalias por sus atentados contra la democracia y los derechos humanos.
«Las exportaciones petroleras de diciembre creo que estarán por debajo de 400.000 bpd, eso es una reducción de 50% en ingresos», pronostica Szavo. Esto hará difícil controlar la devaluación, y la inflación va a llegar a niveles de hiperinflación, añade. El petróleo responde por 87 de cada 100 dólares por exportaciones que ingresan a Venezuela y de manera directa por el 15% del PIB (producto interno Bruto, o suma total de riqueza que produce una economía).
Según la OPEP, en 2024 Venezuela obtuvo 18.372 millones de dólares por exportaciones de petróleo, contra $21.117 millones de exportaciones totales. Eso ilustra el papel de esta industria en una economía local que ha liquidado a su sector manufacturero, donde la construcción civil está paralizada, no hay grandes inversiones y que importa casi todo lo que consume.
En 2024 Venezuela respondió por solo 3,6% de las exportaciones de crudos y productos puestos por la OPEP en los mercados, es decir aportó 870.000 bpd de los 24 millones de barriles comercializados por los 12 socios del grupo que controla cerca del 43% de los hidrocarburos que se transan en mercados internacionales.
