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Internacional

Petróleo y guerra entran en la retórica entre EEUU y Venezuela

Marco Rubio afirmó que Maduro es «intolerable» para Estados Unidos

Petróleo y guerra entran en la retórica entre EEUU y Venezuela

Nicolás Maduro en una imagen de archivo. | Reuters

El inefable Donald Trump se ha convertido en una especie de oráculo para todo el que quiera dilucidar el futuro previsible de Venezuela

O lo que es lo mismo, lo que pase por aquí parece depender hoy más que nunca del humor del magnate presidente de los Estados Unidos, cuyo estilo autoritario con esteroides nucleares recuerda hoy a autócratas tropicales vivos o enterrados.

Trump, aficionado a cultivar las medias verdades y mentiras deslavadas en discursos o en intervenciones ante ansiosos periodistas, soltó esta semana dos perlas a que le dan un vuelco al conflicto entre Estados Unidos y Venezuela.

«No lo descarto, no», dijo en una entrevista telefónica con la red NBC News difundida este viernes cuando le preguntan sobre la posibilidad de una guerra con Venezuela.

No quiso precisar si su campaña tiene como objetivo final derrocar a Nicolás Maduro. «Él lo sabe mejor que nadie», respondió.

Esta misma semana Trump ordenó un «bloqueo total y absoluto» a todos los buques petroleros sancionados que se dirijan o salgan de puertos venezolanos, lo que impacta la flota fantasma a la que según expertos y agencias internacionales recurre el gobierno de Nicolás Maduro para comercializar buena parte del crudo venezolano.

«La Armada más grande jamás reunida en la historia de América del sur», como define Trump su movilización bélica, incluye unos 14.000 soldados en 15 poderosos buques patrullando el Caribe cerca de aguas de Venezuela, apoyados por una flota de decenas de aviones de combate, de suministros y espías, que han incursionado puntualmente en el espacio aéreo venezolano, según varios informes que describen la abrumadora capacidad de Estados Unidos frente a las modestas fuerzas venezolanas

El secretario de Estado de Trump, Marco Rubio, afirmó este viernes en una rueda de prensa sobre su balance de gobierno en 2025 que Maduro es «intolerable» para Estados Unidos.

«Pueden interpretarlo como quieran», añadió Rubio, cuando periodistas preguntaron si en efecto el verdadero objetivo del Gobierno de Trump, con este despliegue militar y los frecuentes ataques contra embarcaciones de presuntos narcotraficantes, que han dejado un centenar de muertos, es derrocar a Maduro.

«Lo que simplemente busca nuestro país es la seguridad del hemisferio», dijo el republicano de Florida tras afirmar: «tenemos un régimen ilegítimo que coopera abiertamente con terroristas que amenazan la seguridad de Estados Unidos» y «con entidades dedicadas al narcotráfico».

Según analistas en temas militares, si en efecto llegara a concretarse alguna amenaza como la que ofrece Trump y como la que el chavismo dice estar preparado para combatir, habría pocas posibilidades para el lado de Maduro.

Años de crisis económica también han vulnerado a la Fuerza Armada, cuya dotación es un reflejo de los cambios políticos históricos y de la sucesiva influencia de países contrapuestos, en el suministro de armas y equipos.

Parte de este material está obsoleto, le falta mantenimiento y modernización, según algunas fuentes e informes como el Balance Militar del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS).

Viejos F16 estadounidenses, Tucanos brasileños, cazas Sukhoi y helicópteros rusos, drones iraníes, aviones de entrenamiento chinos y 44 poderosos sistemas antimisiles rusos, cuya tecnología es reencauchada de la era soviética resaltan, en su Fuerza Aérea.

Entre las compras a Rusia por más de 11.000 millones de dólares, cuando estaba vivo Hugo Chávez y Venezuela recibía el mayor ingreso petrolero de su historia, brilla el sistema misilístico S-300 VM (Antey-2500), desplegado hoy en zonas costeras y hasta en Caracas. También resaltan más de 5.000 misiles portátiles Igla-S, exhibidos por líderes chavistas en cada ejercicio militar.

El chavismo también dice contar con hasta 8,5 millones de venezolanos dispuestos a defender el Gobierno con las armas. Sus críticos dudan de esa cifra que casi triplicaría todos los votos atribuidos a Maduro en la elección de 2024.

El IISS calculaba en su informe de 2024 que la Fuerza Armada venezolana está integrada por 123.000 soldados y 220.000 milicianos (una rama de voluntarios civiles y que responde directamente a Maduro), así como por 8.000 reservistas.

Fuentes militares bajo condición de anonimato calculan que en realidad los milicianos efectivamente entrenados para el combate y armados no pasan de 30.000.   

Escenario de alta temperatura en Venezuela

Pero Trump esta semana dijo algo más explosivo, una mentira histórica que complica la posición de los líderes de la oposición. También favorece la retórica chavista y sus esfuerzos por victimizarse y legitimarse tras la dudosa elección de 2024, cuando la oposición denunció un fraude masivo.

Trump acusó a Venezuela de haberle robado a Estados Unidos «su petróleo», tierras y activos. «Los queremos de vuelta», remató.

En Venezuela los recursos naturales del suelo y el subsuelo pertenecen al Estado desde la Colonia.

Nunca hubo petróleo estadounidense por aquí, más allá de las concesiones otorgadas a las trasnacionales que impulsaron desde hace más de 100 años la que fuera una de las industrias petroleras más pujantes del mundo y que hoy apenas lucha por salir de la ruina donde la sumió el propio chavismo.  

Venezuela pagó jugosas compensaciones a esas trasnacionales cuando en 1976 el presidente socialdemócrata Carlos Andrés Pérez decretó la nacionalización del petróleo y creó la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa), la que llegaría a ser una de las cuatro petroleras más poderosas del mundo… hasta la llegada del chavismo.

El país llevaba décadas alcanzando condiciones más justas negociando con las trasnacionales que explotaban los hidrocarburos y habían convertido a este olvidado país rural en uno de los primeros exportadores mundiales de crudo, en la economía más rica de la región y en un pujante polo para migrantes de Europa y América. 

Ya en la era de Chávez, en 2007, el militar populista canceló nuevos contratos operativos con varias petroleras, incluyendo ExxonMobil, que demandó al país pidiendo 14.500 millones de dólares por la expropiación de dos proyectos. Tras un engorroso proceso, la demandante obtuvo en 2018 solo 76 millones de dólares.

Pero las afirmaciones de Trump son usadas como arma arrojadiza por los líderes chavistas para afirmar que el verdadero propósito de la oposición es convertir a Venezuela en una especie de «colonia petrolera» de Estados Unidos a través de un gobierno vasallo. 

De esta manera y gracias a las fake news de Trump, intentan desmerecer más de 20 años de lucha opositora contra el régimen iniciado por el militar Hugo Chávez; intentan hacer olvidar lo que ocurrido en 2024 cuando proclamaron presidente Maduro sin mostrar pruebas ni resultados de votación; e intentan dejar en último plano los reclamos de cambios políticos que, según encuestas, son apoyados por la abrumadora mayoría de una población que sueña con mejores condiciones económicas y sociales y buscan razones para quedarse a vivir en su propio país. 

Los militares, principal fuerza que respalda a Maduro, han redoblado sus llamados a defender la patria. El ministro de la Defensa, Vladimir Padrino, afirma que las palabras de Trump son «un claro acto de agresión que pone en juego no solo a los venezolanos sino a toda la región latinoamericana caribeña y la estabilidad energética mundial».

Las «perversas intenciones» de EEUU, dijo «no son otras que forzar un cambio de régimen en nuestro país y apoderarse groseramente de nuestro petróleo y demás recursos estratégicos», dice.

Venezuela tiene reservas de petróleo reconocidas por la OPEP de 303.000 millones de barriles, suficientes para 830 años al ritmo de producción actual. Pero la mayor parte de ese crudo es pesado y extrapesado y el país requiere ingentes inversiones de empresas extranjeras para ponerlo en el mercado, monetizarlo, y convertir ese inútil recurso en riqueza a favor de los venezolanos. 

Los generales ratifican su disposición a defender el modelo «popular, militar y policial» del que son protagonistas.

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