Italia impondrá un toque de queda nocturno en dos de sus regiones más pobladas, Lombardía, en el norte, y Campania, en el sur, especialmente golpeadas por una pandemia[contexto id=»460724″] que sigue avanzando y que este martes ha rozado de nuevo los 11.000 contagios y se ha saldado con 89 muertos.
Lo más importante: el primer ministro, Giuseppe Conte, y el resto de autoridades del país no quieren ni oír hablar de un confinamiento general para aplacar una curva que no para de subir desde las últimas semanas y que crece sin freno con más de 10.000 infecciones diarias. No obstante, las regiones ya van decidiendo qué medidas tomar y las de Lombardía y Campania, dos de las tres más grandes de Italia y que suman casi 16 millones de contagios, han optado por pedir al Gobierno central la aplicación de un toque de queda nocturno.
Las últimas cifras sitúan a Campania, cuya capital es Nápoles, como una de las regiones con más contagios -este martes 1.312- aunque con la mitad de pruebas que Lombardía. No obstante, esta tendencia preocupa especialmente debido a las escasas y depauperadas infraestructuras con las que cuenta. Por esa razón su gobernador, Vincenzo De Luca, ha anunciado que pedirá al Gobierno central la imposición de un toque de queda nocturno desde el viernes entre las 23:00 y las 5:00 locales para acotar la vida nocturna y reducir los contagios.
De noche la gente solo podrá abandonar sus casas por motivos de salud, laborales o emergencias, los mismos que se aplicaron durante el confinamiento general de la pasada primavera. De Luca ya había implementado algunas medidas impopulares para frenar la pandemia en su territorio, como el cierre de las escuelas, algo criticado por el Gobierno central, y también impuso un toque de queda para evitar la fiesta de Halloween el 31 de octubre. Para asegurar el cumplimiento del toque de queda ha pedido a Roma un refuerzo de fuerzas de seguridad y ha avanzado que desde el Ministerio del Interior le han prometido el envío de cien militares.
La primera de la lista de contagios es Lombardía, una región bien distinta a Campania por ser la más próspera e industrializada del país, aunque ha sido el epicentro de la pandemia desde el primer momento en que estalló en Italia el pasado 21 de febrero. En las últimas 24 horas ha superado los 2.000 casos mientras que siguen creciendo los hospitalizados (1.268 en planta y 123 en cuidados intensivos), aunque en esta segunda oleada el punto más caliente es su capital, Milán, y no sus provincias.
Esto ha hecho que el Gobierno regional pidiera la pasada noche a Roma la aplicación del toque de queda, una idea que inmediatamente recibió el nihil obstat del ministro de Sanidad, Roberto Speranza. La idea de Lombardía, replicada horas después en Campania, es la de limitar la vida nocturna en su territorio a pesar del daño que pueda infligir a la hostelería. Acabar en un nuevo confinamiento sería peor para todos los sectores sin duda alguna. Unos 50 dueños de restaurantes lombardos han protestado este martes a las puertas del Palacio Marino, sede del gobierno regional, para asegurar que el toque de queda equivale a su «muerte».
La pandemia sigue avanzando en Italia y en el último día se registraron 10.874 nuevos contagios, volviendo a los niveles de días atrás después de una leve reducción durante el fin de semana, cuando se practican muchas menos pruebas diagnósticas. Con este aumento aumenta a 439.449 las personas que contrajeron el virus desde el inicio de la crisis en Italia, a mediados de febrero. Los fallecidos del último día son 89, una cifra que no se veía desde principios del mes de junio y que eleva a 36.705 el balance de víctimas mortales. En esta jornada, cuando se realizaron casi 145.000 pruebas de detección, han seguido aumentando los hospitalizados, que ya son 8.454 en todo el país, y 870 en cuidados intensivos.
Entretanto las ciudades y municipios del país se preparan para adecuarse al último decreto del Gobierno, que pasa la pelota a los alcaldes para que identifiquen las zonas más concurridas en sus noches y las cierren para evitar aglomeraciones. Una indicación que no ha sentado bien en los ayuntamientos, que la ven como una forma de delegar la responsabilidad de la gestión de la pandemia y piden un refuerzo de policías y militares.
La región de Piamonte, en el noroeste, con capital en Turín, ha decidido el cierre de los centros comerciales el fin de semana y se esperan nuevas medidas de otras partes del país, que se sumen a las restricciones ya establecidas por el Gobierno central.
El primer ministro italiano ha considerado que las primeras dosis de la vacuna en la que trabajan la Universidad de Oxford y AstraZeneca podrían llegar ya en diciembre.