La casa natal de Hitler será remodelada y se eliminarán todas las referencias nazis
El Estado austríaco lleva décadas intentado impedir, no siempre con éxito, que el edificio se convierta en un santuario para neonazis
La casa donde nació Adolf Hitler (1889-1945) será transformada en una comisaría y no contendrá ninguna referencia a los crímenes del nazismo.
Con la elección de este proyecto, el Gobierno austríaco pretende evitar que el edificio sea un lugar de peregrinación de seguidores de esa ideología. En 2016, cuando el Gobierno anunció su intención de demoler la casa natal de Hitler y construir un edificio de carácter neutral, algunas voces de la ciudad opinaron que debería darse otro uso al espacio, como un museo dedicado dedicado a la liberación del país.
«La simplicidad de este proyecto nos ha convencido», ha explicado este martes Robert Wimmer, presidente del jurado que ha elegido el futuro diseño entre doce propuestas. La remodelación de la casa, situada en el centro de la ciudad de Braunau am Inn, cerca de la frontera entre Austria y Alemania, estará lista previsiblemente para finales de 2022. Los arquitectos responsables del proyecto son Stefan y Bernhard Marte, del estudio austríaco «Marte. Marte». La remodelación costará al Estado unos 5 millones de euros.
El Estado austríaco lleva décadas intentado impedir, no siempre con éxito, que el edificio se convierta en un santuario para neonazis. Por eso, el pasado noviembre el Gobierno interino, formado entonces por expertos sin afiliación política, decidió instalar allí una comisaría de Policía. Wimmer ha recordado que, tras la anexión de Austria por el Tercer Reich en 1938, el edificio fue adquirido para el partido nazi NSDAP y renovado «con tintes marciales para expresar más poder». Ahora, la intención es que la nueva apariencia neutralice ese pasado. Además, para eliminar cualquier recuerdo ideológico, se ha decidido trasladar a un museo en Viena una piedra procedente del antiguo campo de exterminio de Mauthausen que recuerda a las víctimas del nazismo.
Desde su expropiación por el Estado austríaco en 2016, la casa ha estado vacía mientras duraba la disputa judicial con la anterior propietaria. El Tribunal Supremo rechazó la compensación millonaria exigida por la mujer y fijó una indemnización de unos 800.000 euros, con lo que el Ministerio del Interior austríaco pasó a ser definitivamente dueño del edificio. Tras resolver el tema de la propiedad, el Gobierno austríaco pretende poner punto final al debate sobre el edificio con la nueva comisaría.