La Iglesia católica de Filipinas pide el fin de las matanzas en la guerra antidroga
La influyente Iglesia católica de Filipinas ha pedido este domingo que se acabe con la «pérdida de vidas humanas» que está ocasionando la guerra contra la droga del presidente Rodrigo Duterte. Estas declaraciones llegan a final de una semana sangrienta en la que las operaciones policiales han matado a balazos al menos 76 personas, según las autoridades.
La influyente Iglesia católica de Filipinas ha pedido este domingo que se acabe con la «pérdida de vidas humanas» que está ocasionando la guerra contra la droga del presidente Rodrigo Duterte, según recoge Efe. Estas declaraciones llegan después de una sangrienta semana en la que las operaciones policiales han matado a balazos al menos 76 personas, según las autoridades. Grupos defensores de los derechos y legisladores han condenado las operaciones y las han calificado de «matanzas».
Este domingo, la mayor autoridad eclesiástica de Filipinas, país mayoritariamente católico, ha expresado su preocupación por el creciente número de muertes. «Apelamos a la conciencia de quienes matan incluso a los indefensos para que se ponga fin a la pérdida de vidas humanas», ha afirmado el cardenal de Manila, Luis Tagle, en un comunicado leído en las misas en la capital. «El problema de las drogas ilegales no debe ser tratado reduciéndolo a consideraciones políticas o criminales. Es una preocupación humanitaria que nos afecta a todos«, ha añadido.
Duterte, de 72 años, ganó fácilmente las elecciones presidenciales del año pasado tras una campaña basada en temas de seguridad. Se comprometió a erradicar el tráfico de drogas en seis meses gracias a una campaña en la que miles de traficantes y toxicómanos serían liquidados.
En 14 meses, la policía ha confirmado haber abatido a más de 3.500 personas calificadas oficialmente como «personalidades de la droga». Además, otros 2.000 sospechosos han resultado muertos a manos de desconocidos, según la policía. Pero los defensores de los derechos afirman que estos asesinatos han sido cometidos por milicianos o policías que actuaban de forma oficiosa.
La Iglesia declinó inicialmente criticar la guerra contra la droga de Duterte, pero empezó a rechazarla el año pasado cuando las muertes empezaron a afectar a las franjas más pobres de la población. En respuesta, Duterte ha acusado a los sacerdotes y obispos católicos de «hipocresía».