Las potencias acuerdan el alto el fuego en Libia y prometen respetar el embargo de armas
El conflicto ha continuado internacionalizándose en los últimos meses, y amenaza con transformar el país en una «nueva Siria»
Alto el fuego y embargo de armas. Estos son los pilares del acuerdo al que han llegado este domingo los aliados internacionales que apoyan al Gobierno libio respaldado por la ONU y a las fuerzas rebeldes.
Sin embargo es incierto el alcance de esos acuerdos dado que los dos rivales directos, Fayez al-Sarraj –el jefe del Gobierno de Unidad Nacional (GNA) reconocido por la comunidad internaciona– y su rival Jalifa Haftar se negaron a reunirse en la conferencia en Berlín, en la que participaron Rusia, Turquía, Francia, Alemania, Reino Unido y Naciones Unidas, entre otros.
El jefe de la diplomacia rusa, Sergei Lavrov, admitió que si bien la conferencia fue «muy útil», todavía persiste la brecha entre los bandos en pugna. «Está claro que aún no hemos logrado iniciar un diálogo serio y estable entre ellos», ha dicho Lavrov a la prensa.
Tanto Lavrov como la canciller alemana, Angela Merkel, anfitriona de la conferencia, hablaron de un «pequeño paso adelante», al tiempo que reconocieron que quedaba mucho por hacer para lograr la paz.
Principal avance de la reunión de Berlín fue que los líderes de once países, comenzando con Rusia y Turquía que juegan un papel clave en Libia, coincidieron en una declaración conjunta «que no hay una solución militar para el conflicto», ha declarado el secretario general de la ONU, Antonio Guterres. «No puedo enfatizar cuán importante es este compromiso» viniendo incluso de países «que están más involucrados que otros» en Libia, ha enfatizado.
El conflicto ha continuado internacionalizándose en los últimos meses, y amenaza con transformar el país en una «nueva Siria». «Todos los participantes se han comprometido a renunciar a la injerencia en el conflicto armado o en los asuntos internos de Libia», ha dicho Guterres.
Turquía apoya militarmente al GNA y Rusia es sospechosa de apoyar al mariscal Haftar, junto con Egipto, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos.
Los participantes también prometieron respetar el embargo a las entregas de armas a Libia, decretado por la ONU en 2011, pero que en gran medida ha sido letra muerta desde entonces.
Desde la reanudación de los enfrentamientos entre bandos rivales en abril de 2019, más de 280 civiles y 2.000 combatientes han sido asesinados y, según la ONU, más de 170.000 habitantes han sido desplazados.
En general, el país está sumido en el caos y socavado por la violencia y las luchas de poder desde la caída del régimen de Muamar Gadafi en 2011.
El jefe de Estado francés Emmanuel Macron, de quien sus aliados europeos sospechan que apoya al mariscal Haftar, ha pedido que se detenga el envío de milicianos sirios proturcos y de soldados turcos para apoyar del GNA. «Debo hablarles de la profunda preocupación que inspira la llegada de combatientes sirios y extranjeros a la ciudad de Trípoli, lo que debe detenerse», ha dicho Macron.
La ONU espera sobre todo que esta conferencia fortalezca la tregua que entró en vigor por iniciativa de Rusia y Turquía el 12 de enero. De igual forma, una reunión entre representantes militares de los dos campos debería poder celebrarse pronto, con la esperanza de transformar esta calma en un alto el fuego «permanente», como lo solicitaron los participantes en la cumbre de Berlín. Hasta ahora, la tregua ha sido más o menos respetada entre los dos campos rivales a las puertas de la capital.