Nunca es tarde si la dicha es buena. Y Margaret Thome Bekema está muy dichosa tras recibir a sus 97 años su título de secundaria. La nonagenaria tuvo que abandonar la escuela con 17 años para ayudar a su familia y cuidar a su madre enferma.
Nunca es tarde si la dicha es buena. Y Margaret Thome Bekema está muy dichosa tras recibir a sus 97 años su título de secundaria. La nonagenaria tuvo que abandonar la escuela con 17 años para ayudar a su familia y cuidar a su madre enferma.
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