Cuatro personas fallecen tras un tiroteo en un hospital en Chicago

Una discusión en el estacionamiento de un hospital de la ciudad estadounidense de Chicago ha desembocado en un tiroteo que ha dejado cuatro personas muertas, entre ellas un agente de policía, han informado las autoridades. «Tenemos cuatro personas fallecidas: un oficial de policía, dos mujeres que trabajaban en el hospital y el atacante», ha informado a los periodistas el encargado policial Eddie Johnson sobre lo ocurrido en el Mercy Hospital.

El agresor mató a la primera víctima -una mujer que tenía una «relación sentimental» con él- durante una discusión en el estacionamiento, luego disparó a la policía cuando esta llegó al hospital y después se adentró en las instalaciones, ha explicado Johnson.

Poco después, llegaron al lugar de los hechos los refuerzos policiales y tras un tiroteo los agentes consiguieron reducir al atacante, que finalmente falleció, aunque se desconoce si por disparos propios o de la policía. Durante la reyerta, el asaltante mató a una segunda mujer que se bajaba de un ascensor, ha añadido Johnson.

El mayor Rahm Emanuel identificó a las víctimas femeninas como una doctora y una «asistente de farmacia».

Según testigos entrevistados por los medios locales, el tiroteo comenzó frente al hospital hacia las 15:15 (19:15 GMT), y continuó al interior del edificio.

El tiroteo ocurre tras varios incidentes de violencia por disparos en un país dividido sobre los límites del porte de armas, un derecho constitucional.

En la noche del 7 al 8 de noviembre, un exsoldado mató a 12 personas en un bar de Thousand Oaks en California. Otro atacante mató igualmente a once personas en una sinagoga en Pittsburgh el 27 de octubre.

«Nunca he estado tan asustada. He escuchado de tiroteos que pasan todos los días en los sitios de trabajo de la gente, pero no donde yo trabajo», ha comentado una empleada del hospital a ABC.

Según los medios locales, los pacientes del hospital fueron evacuados, algunos en sillas de ruedas.

En Chicago, la tercera ciudad más grande de Estados Unidos, se registraron 675 muertes en 2017 -más que en Nueva York y Los Ángeles juntas-, muchas ligadas a la guerra de bandas y el tráfico de drogas.