Las mangostas hembras llevan a sus grupos a conflictos con rivales para poder aparearse con machos de territorios vecinos durante la batalla, mientras que los machos de sus propios grupos se distraen.
En contexto: la mangosta es un animal carnívoro que se encuentra en África, parte de Asia y Europa. Este nombre engloba a 33 especies que componen la familia de los Herpestidae. Siempre está en manada, es de pequeño tamaño, pero sus medidas varían dependiendo de la especie. Se le conoce por ser inmune al veneno que liberan las serpientes, por lo que son expertos en cazarlas.
Michael Cant de la Universidad de Exeter en el Reino Unido ha estudiado grupos de mangostas salvajes en el Parque Nacional Queen Elizabeth en Uganda durante los últimos 25 años. En su investigación ha concluido que las mangostas son muy territoriales y viven en grupos de unos 20 adultos, chocando violentamente con grupos rivales hasta tres veces al mes.
Los investigadores han descubierto que las hembras lideran el grupo en estas peleas para buscar nuevas parejas. «Los grupos de mangostas con bandas son muy cerrados», ha afirmado Cant. «Casi nadie se va, por lo que los niveles de parentesco dentro del grupo aumentan con el tiempo».
Las mangostas hembras del mismo grupo entran en celo sincrónicamente y dan a luz crías el mismo día. Mientras las hembras están en celo, los machos siguen a los miembros del grupo femenino y los protegen de sus compañeros rivales en el mismo grupo.
El equipo ha capturado imágenes de las hembras apareándose con machos en grupos rivales durante los conflictos, en momentos en los que no estaban custodiados por sus propios machos. Y han descubierto que la probabilidad de que ocurriera una pelea aumentaba cuando las hembras estaban en celo. Además los investigadores han afirmado que esto sugiere que las hembras inician y lideran a sus grupos en peleas en lugar de los machos. «La probabilidad de involucrarse en estas peleas aumenta a medida que aumenta la edad del grupo y a medida que aumenta el nivel de endogamia en el grupo», ha dicho Cant.
Los investigadores han comparado la descendencia producida por emparejamientos entre 499 machos y 377 hembras, y han encontrado que participar en más conflictos intergrupales aumentaba la cantidad de crías producidas y su tasa de supervivencia de manera más pronunciada para las hembras que para los machos.